Juan  12 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 50 versitos |
1

Unción de Jesús en Betania

(Mt 26:6-13; Mc 14:3-9)

Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania º, donde vivía Lázaro, el mismo a quien había resucitado de entre los muertos.
2 Ofrecieron allí una cena en honor de Jesús. Marta servía la mesa y Lázaro era uno de los comensales. º
3 María tomó un frasco de perfume muy caro —casi medio litro * de nardo puro º— y lo derramó sobre los pies de Jesús; después los secó con sus cabellos. La casa entera se llenó de la fragancia de aquel perfume. º
4 Entonces Judas Iscariote º, el discípulo que iba a traicionar a Jesús, se quejó diciendo: º
5 — Ese perfume ha debido costar el equivalente al jornal de todo un año º. ¿Por qué no se ha vendido y se ha repartido el importe entre los pobres? º
6 En realidad, a él los pobres lo traían sin cuidado; dijo esto porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que depositaban en ella.
7 Jesús le dijo: — ¡Déjala en paz! Esto lo tenía guardado con miras a mi sepultura. º
8 Además, a los pobres los tendrán siempre con ustedes; a mí en cambio, no siempre me tendrán º. º
9

También Lázaro debe morir

Un gran número de judíos se enteró de que Jesús estaba en Betania, y fueron allá, no sólo atraídos por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. º
10 Los jefes de los sacerdotes tomaron entonces la decisión de eliminar también a Lázaro,
11 pues, por su causa, muchos judíos se alejaban de ellos y creían en Jesús. º
12

Entrada triunfal en Jerusalén

(Mt 21:1-11; Mc 11:1-11; Lc 19:28-40)

Al día siguiente, muchos de los que habían acudido a la fiesta º, al enterarse de que Jesús se acercaba a Jerusalén,
13 cortaron ramos de palmera y salieron a su encuentro gritando: — ¡Viva º! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el rey de Israel! º
14 Jesús encontró a mano un asno y montó sobre él. Así lo había predicho la Escritura:
15 No temas, Jerusalén t; mira, tu rey viene a ti montado sobre un asno. º
16 Sus discípulos no entendieron entonces el significado de este gesto; solamente después, cuando Jesús fue glorificado, recordaron que aquello que habían hecho con Jesús ya estaba escrito de antemano sobre él. º
17 Y la gente que estaba con él cuando resucitó a Lázaro y mandó que saliera del sepulcro, contaba también lo que había visto.
18 Así que una multitud, impresionada por el relato del milagro º, salió en masa al encuentro de Jesús.
19 En vista de ello, los fariseos comentaban entre sí: — Ya ven que no conseguimos nada; todo el mundo lo sigue.
20

Unos griegos quieren ver a Jesús

Entre los que habían llegado a Jerusalén para dar culto a Dios con ocasión de la fiesta, se encontraban algunos griegos º.
21 Estos se acercaron a Felipe, el de Betsaida º de Galilea, y le dijeron: — Señor, quisiéramos ver a Jesús.
22 Felipe se lo dijo a Andrés, y los dos juntos se lo notificaron a Jesús.
23 Jesús les dijo: — Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre º va a ser glorificado. º
24 Les aseguro que si un grano de trigo no cae en tierra y muere, seguirá siendo un único grano. Pero si muere, producirá fruto abundante. º
25 Quien vive preocupado solamente por su vida, terminará por perderla; en cambio, quien no se apegue a ella en este mundo, la conservará para la vida eterna. º
26 Si alguien quiere servirme, que me siga. Correrá la misma suerte que yo. Y todo el que me sirva será honrado por mi Padre. º
27

Jesús habla de su muerte

Me encuentro ahora profundamente turbado *; pero ¿acaso pediré al Padre que me libre de este trance º? ¡Si precisamente he venido para vivir esta hora!
28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces se oyó una voz venida del cielo: — Ya lo he glorificado y volveré a glorificarlo. º
29 De la multitud que estaba allí presente y que oyó la voz, unos pensaban que había sido un trueno, y otros, que le había hablado un ángel. º
30 Jesús aclaró: — Esa voz no hablaba para mí, sino para que la oyeran ustedes.
31 Es ahora cuando este mundo va a ser condenado º; es ahora cuando el que tiraniza a este mundo va a ser vencido. º
32 Y cuando yo haya sido elevado sobre la tierra *, atraeré a todos º hacia mí. º
33 Con esta afirmación, Jesús quiso dar a entender la forma de muerte que le esperaba.
34 La gente replicó: — Nuestra ley º nos enseña que el Mesías no morirá nunca. ¿Cómo dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser elevado sobre la tierra? ¿Quién es ese Hijo del hombre? º
35 Jesús les respondió: — Todavía está la luz entre ustedes, pero no por mucho tiempo. Mientras tienen luz, caminen para que no los sorprendan las tinieblas. Porque el que camina en la oscuridad no sabe a dónde se dirige. º
36 Mientras tengan luz, crean en ella para que la luz oriente su vida º. Después de decir esto, Jesús se retiró, escondiéndose de ellos.
37

Jesús, signo de contradicción

A pesar de haber visto con sus propios ojos los grandes milagros º que Jesús había hecho, no creían en él.
38 Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha sido manifestado el poder º del Señor? º
39 El mismo Isaías había indicado la razón de su falta de fe:
40 Dios ha oscurecido sus ojos y endurecido su corazón, de tal manera que sus ojos no ven y su inteligencia no comprende; así que no se vuelven a mí para que yo los cure t. º
41 Isaías dijo esto porque había visto la gloria de Jesús, y por eso hablaba de él.
42 A pesar de todo, fueron muchos, incluso entre los jefes judíos, los que creyeron en Jesús. Pero no se atrevían a manifestarlo públicamente, porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga º. º
43 Apreciaban más tener una buena reputación ante la gente, que tenerla ante Dios.
44

Juzgados por el mensaje de Jesús

Jesús, entonces, proclamó: — El que cree en mí, no solamente cree en mí, sino también en el que me ha enviado; º
45 y al verme a mí, ve también al que me ha enviado. º
46 Yo soy luz y he venido al mundo para que todo el que cree en mí no siga en las tinieblas. º
47 No seré yo quien condene º al que escuche mis palabras y no haga caso de ellas, porque yo no he venido para condenar al mundo, sino para salvarlo. º
48 Quien me rechaza y no acepta mis palabras tiene ya quien lo juzgue: mi propio mensaje lo condenará en el último día.
49 Porque yo no hablo por mi cuenta; el Padre, que me ha enviado, es quien me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. º
50 Yo sé que sus mandamientos contienen vida eterna. Por eso, yo enseño lo que me ha dicho el Padre.

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Introducción a Juan 

INTRODUCCIÓN


1. Un evangelio singular


Digamos antes de nada que, con independencia de quién sea su autor concreto y preciso — cuestión que será tratada más adelante — , seguiremos denominando Evangelio de Juan (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Jn) a este cuarto evangelio canónico de acuerdo con la venerable y multisecular tradición cristiana. En este punto, la unanimidad es absoluta entre las diversas iglesias cristianas.


Lo primero que sorprende, y hasta cierto punto desconcierta, al abordar la lectura de Jn, es su notable divergencia con los otros tres evangelios, los llamados evangelios sinópticos: Mt, Mc y Lc. Diferencias que no serán detalladas aquí en todos sus pormenores, pero que son relativamente profundas y afectan a la geografía, a la cronología, al estilo, al lenguaje y al contenido. Dato este tanto más significativo cuanto, por otra parte, nadie discute que este singular escrito pertenece al género literario “evangelio”. Se trata, en efecto, como en el caso de los sinópticos, del anuncio de la buena noticia de Jesús y sobre Jesús, que comienza con la predicación-testimonio de Juan el Bautista (Jua 1:19-34) y culmina con el relato de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, el protagonista indiscutible de los acontecimientos (Jua 18:1Jua 21:25). En medio, una amplia información, que ha sido cuidadosamente seleccionada y formulada, sobre la actividad de Jesús, tanto taumatúrgica como docente (Jua 2:1Jua 11:50). Cabría incluso decir que si atendemos a la intención básica del autor, a saber, presentar a Jesús como el supremo revelador del Padre para provocar así en los oyentes y lectores la fe en el propio Jesús como Hijo unigénito del Padre (Jua 20:21), el evangelio de Jn es el más puro y radical de los cuatro.


Junto a estas coincidencias fundamentales de contenido y finalidad con los otros tres, el cuarto evangelio presenta rasgos y peculiaridades únicos. Estos hacen de él un escrito singular dentro de su género y un punto de referencia obligado para comprender la complejidad del cristianismo primitivo. Porque, aunque en última instancia se remonte a una tradición primitiva común, el evangelio de Jn está construido sobre la base de una tradición cristiana independiente de la tradición en que se inspiran los sinópticos. No se escribió para completar lo que faltaba a aquellos, ni para ofrecer una interpretación correcta de ellos, ni mucho menos para suplantarlos y retirarlos de la circulación por la causa que fuera. Se escribió para suscitar y alimentar la fe de unas comunidades singulares que nacieron y se desarrollaron en torno a un personaje también singular — el “discípulo amado” — . A esas comunidades les tocó vivir una historia tormentosa al lado de los otros grupos, tanto cristianos (comunidades paulinas, petrinas, judeocristianas, sectores escindidos de la propia comunidad joánica), como no cristianos (los judíos, el mundo pagano, los discípulos de Juan el Bautista). De todo esto se deduce que la singularidad del cuarto evangelio tiene algo que ver con la personalidad de su autor (o autores), pero tiene mucho más que ver con la vida y las circunstancias de la comunidad o comunidades en cuyo seno se gestó su composición. Por eso, conocer las características de esa comunidad es, en la exégesis actual del cuarto evangelio, objeto de una búsqueda cada vez más apasionada.


2. Dimensión literaria y proceso de composición


Un estilo propio y unos peculiares rasgos literarios presentes en todo el evangelio de Jn hacen pensar en una unidad de composición bastante más fuerte que en el caso de los sinópticos. El entramado literario-ideológico del cuarto evangelio es más intenso y coherente que en los otros tres. Las formas literarias múltiples y variopintas de los sinópticos, los relatos numerosos pero breves, las frases sueltas intercaladas aquí y allá en el curso de la redacción, han sido substituidas en Jn por unas pocas composiciones literarias mucho más amplias y complejas en general y tan elaboradas que hacen muy difícil distinguir entre tradición y redacción. En más de una ocasión no se sabe si quien habla es Jesús o es el evangelista.


¿Quiere esto decir que, a diferencia de los sinópticos, Juan no ha utilizado fuentes para redactar su evangelio? ¿O que si las ha utilizado, han sido tan profundamente elaboradas por él que apenas quedan huellas de tales fuentes? Esto segundo parece lo más probable.


Otro tema relacionado con las posibles fuentes del cuarto evangelio es el de su lengua original. Que abundan en Jn los arameísmos es manifiesto. ¿Habría sido, entonces, escrito originalmente en arameo y más tarde traducido al griego? Así lo han sugerido algunos autores. Una hipótesis, sin embargo, que no es ni necesaria ni probable. El evangelio de Jn ha sido redactado originalmente en griego. No es, evidentemente, el griego de Platón. Ni siquiera es el griego de otros libros del NT tales como el de la obra lucana o el del escrito a los Hebreos. Es un griego más bien popular y poco brillante, pero correcto. Tiene, como contrapartida, una profunda intensidad a la que hay que añadir el encanto del objeto — en este caso la persona de Jesús — largamente contemplado y amado.


Esta profunda unidad literaria y coherencia interna del cuarto evangelio no es, sin embargo, obstáculo para que también en él podamos hablar de una historia más o menos compleja en su proceso de composición y redacción. Hay indicios sobrados para ello. Por ejemplo, un vocabulario no siempre uniforme; la especial belleza y calidad poética de algunas partes (en concreto, el prólogo: Jua 1:1-18); los saltos bruscos en algunas secuencias geográfico-cronológicas (en concreto, Jua 3:22-30 interrumpiría una secuencia natural entre Jua 3:1-21 y Jua 3:31-36; el capítulo Jua 6:1-71 debería estar colocado antes del Jua 5:1-47; lo que se dice en Jua 14:31 enlazaría mejor con Jua 18:1 que con los cps. Jua 15:1-27; Jua 16:1-33 y Jua 17:1-26); a todo esto hay que añadir ciertas repeticiones, adiciones (de manera especial el capítulo Jua 21:1-25) e incoherencias difícilmente explicables en una única redacción.


Los autores suelen hablar de tres momentos en el proceso de composición: a) un primer escrito, muy parecido a los sinópticos, que habría seleccionado una serie de hechos y dichos relacionados con Jesús; b) una profunda remodelación de este primer escrito, llevada a cabo por el autor principal de Jn, autor que sería sobre todo el responsable de los grandes discursos y controversias y probablemente del prólogo; c) una redacción final que habría matizado determinadas afirmaciones conflictivas sobre Jesús y habría añadido el capítulo Jua 21:1-25.


3. Transfondo religioso-cultural


¿Dónde se ha inspirado el autor principal del cuarto evangelio o qué raíces religioso-culturales están en la base de una obra tan singular como la suya? ¿Se trata de un escrito realmente original o es más bien un amasijo de elementos ajenos tomados en préstamo? Se ha hablado de:


— influencias judías: Notable presencia del AT, particularmente de temas de la literatura sapiencial (el agua, el alimento celestial — es decir, el maná — , la viña, el pastor, la palabra, el camino). No abundan las citas explícitas, pero las reminiscencias son muy numerosas.


— influencias helenísticas: El interés por los conceptos de verdad y conocimiento, el uso de la alegoría, la presencia del término “logos” tan característico de Filón de Alejandría.


— influencias del movimiento gnóstico: Esta corriente filosófico-religiosa nos es conocida por documentos más bien posteriores al siglo I. Pero tal vez algunas tradiciones gnósticas se remontan a épocas anteriores y pudieron ser conocidas y utilizadas por el autor del cuarto evangelio; esto vale en particular para temas como el del ser humano divinizado o el de Dios como ser misterioso, fuente de vida y de luz.


— influencias de la literatura qumrámica: Se han subrayado sobre todo los aspectos dualistas tan característicos del evangelio de Jn y de los escritos de Qumrán (luz-tinieblas, verdad-mentira, vida-muerte).


— influencias de los escritos y del pensamiento paulino: Parecen innegables ciertos puntos de contacto entre Jn y las cartas a los Filipenses, a los Colosenses y a los Efesios.


¿Qué decir de todo esto? Es difícil no reconocer preocupaciones y formulaciones comunes entre el cuarto evangelio y todas estas corrientes de pensamiento, especialmente el judaísmo y el helenismo. Cabría decir que Juan ha vivido en la confluencia de las grandes corrientes filosófico-religiosas de su tiempo. Pero no hay que dejarse seducir por contactos más o menos superficiales. La originalidad de fondo del cuarto evangelio es indiscutible y nadie ha podido probar convincentemente su dependencia de otras fuentes que, si han existido, han sido tratadas con total libertad e independencia por parte de Juan.


4. Dimensión teológica y claves de lectura


El evangelio de Jn es básicamente una respuesta a la situación en que vive la comunidad a la que pertenece su autor. Una comunidad que tiene que vivir la fe en Jesús en confrontación, tanto con el judaísmo ortodoxo nacido de la asamblea de Yamnia (finales del siglo I), como con otros grupos cristianos que profesan una fe deficiente o incorrecta con respecto a Jesús. La polémica sobre la divinidad y la humanidad de Cristo está en el centro de todo. En este sentido podría decirse que el evangelio de Jn sigue las huellas del de Mc y trata de encontrar el auténtico rostro de Jesús. No busquemos, pues, un sistema teológico meticulosamente desarrollado, ni un principio teológico fundamental en torno al cual se organicen todos los demás. La atención se concentra en la persona de Cristo teniendo en cuenta que, si bien el esquema preexistencia-encarnación no es exclusivo del cuarto evangelio (ver Col 1:15; Flp 2:6-10; Heb 1:1-6), sí lo es que Jn lo desarrolla de manera original.


Para el autor del cuarto evangelio, Cristo es ante todo el enviado y el revelador de Dios Padre con quien mantiene una doble y misteriosa relación: relación de igualdad (Jua 1:1; Jua 1:14; Jua 5:17-18; Jua 10:30; Jua 17:11) y de dependencia-sumisión (Jua 4:34; Jua 5:30; Jua 6:38). Cristo nos revela también la existencia del Espíritu y su actuación, a la vez confortadora e iluminadora, con respecto a la comunidad cristiana (Jua 14:16-17; Jua 14:26; Jua 16:7-15). Cristo, en fin, se constituye en punto de referencia obligado para todo creyente porque sólo él es agua viva (Jua 4:14), luz que no se apaga (Jua 8:12; Jua 9:5), espíritu vivificante (Jua 3:5-8), pan bajado del cielo (Jua 6:35), puerta hacia el Padre (Jua 10:7; Jua 14:6 b), pastor bueno (Jua 10:11; Jua 10:14-16), camino seguro (Jua 14:6), verdad que nos libera (Jua 8:32), vid que nos trasvasa su savia (Jua 15:1; Jua 15:4-5), promesa imprescriptible de resurrección y de vida eterna (Jua 11:25-26), amor que se entrega sin reservas ni limitaciones (Jua 13:1; Jua 13:34; Jua 15:9; Jua 15:12-13).


Así pues, es preciso leer el evangelio de Jn como lo que verdaderamente es, a saber, como una profunda reflexión-contemplación sobre el misterio de Jesús que los protagonistas de entonces (Nicodemo, la Samaritana, el paralítico de la piscina, el ciego de nacimiento, el grupo de los discípulos) y los de ahora van descubriendo de forma progresiva. En ese proceso de descubrimiento, unos creen y otros no creen, unos se colocan a favor de Jesús y otros en contra, unos son de la luz y otros de las tinieblas, unos pertenecen a Dios y otros al “mundo” (en el sentido joánico peyorativo de oposición a Dios), unos poseen la vida y otros caminan hacia la muerte.


También es preciso conocer las tendencias y preocupaciones que embargaban tal vez al evangelista en el momento de escribir. Cabría señalar: una tendencia antijudía (los dirigentes judíos han decidido romper definitivamente con el cristianismo y establecer una oposición radical entre Iglesia y Sinagoga); una tendencia antibautista (Juan el Bautista es precursor y testigo de Jesús, pero nada más; no hay que sobrevalorar su figura); una tendencia antignóstica (el Hijo de Dios se ha hecho verdaderamente hombre en Jesucristo y, por tanto, su dimensión humana es incuestionable); y finalmente, una tendencia antieclesiástica (autoridad en la Iglesia sí, pero partiendo de que todos los discípulos de Jesús son radicalmente iguales dentro de la comunidad).


5. Historicidad del cuarto evangelio


Si el evangelio de Jn es ante todo una reflexión-contemplación creyente sobre Jesucristo, si su intención primordial no es la narración, sino la enseñanza doctrinal, alguien podría concluir que el valor histórico de su contenido es más bien escaso, por no decir prácticamente nulo. De hecho se le ha denominado evangelio “espiritual” y ya desde antiguo, pero particularmente desde el siglo XIX, se ha subrayado su dimensión teológico-simbólica.


¿Es, pues, menos fiable, históricamente hablando, el evangelio de Jn que los sinópticos? A primera vista podría parecerlo. Pero es preciso señalar que la historicidad de un evangelio no debe medirse por la cantidad de información histórica que pueda contener. No es más histórico el evangelio que ofrezca más información de este tipo, sino aquel en que la historia — aunque los datos consignados sean menos — tiene para el autor un valor y una significación más importante. En este sentido, el evangelio de Jn no es una reflexión construida sobre el aire; la historia, aunque sea una historia “cualitativa”, una historia elevada a la categoría de símbolo, tiene en él una importancia capital. Así lo demuestra el interés por ofrecer datos geográficos, cronológicos y sociológicos lo más precisos y exactos posibles. El evangelista conoce y quiere reconstruir las condiciones reales de la historia de Jesús tal como se vivían en el primer tercio del siglo I. En la misma línea está el carácter testimonial del cuarto evangelio y la utilización masiva de términos relacionados con la experiencia física (ver, escuchar, tocar), que marcan el objetivo del testimonio que el evangelista quiere dar. Es como si el autor quisiera decir a sus lectores, de entonces (cristianos de la segunda generación) y de hoy, que el acercamiento a Jesús por vía sensible fue esencial durante la vida física de Jesús y, salvadas las distancias, sigue siéndolo en la actualidad.


Pero la peculiaridad del evangelio de Jn impide entender sin más este interés histórico como un interés por las anécdotas o los detalles. No se trata de reconstruir los acontecimientos en todos sus detalles; no es necesario contar toda la historia de Jesús. Basta con presentar los rasgos más significativos de la misma y presentarlos de tal manera que nos conduzcan a conocer en profundidad la personalidad de Jesús y el auténtico contenido de su mensaje.


6. Autor y fecha de composición


Si tenemos en cuenta lo dicho más arriba sobre el proceso de composición del cuarto evangelio, habría que hablar no de autor, sino de autores. Parece, en efecto, que la obra, tal como ha llegado hasta nosotros, es fruto de una colaboración. Pero la pregunta que nos hacemos no versa sobre posibles retoques — más o menos importantes — de la obra, sino sobre su autor principal.


A partir de Ireneo (finales del siglo II) y hasta el siglo XIX, la tradición cristiana ha sido unánime en atribuir el cuarto evangelio canónico a Juan el apóstol, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago. Es verdad que con anterioridad a Ireneo, un escrito de Papías, obispo de Hierápolis, parece distinguir, al hablar de los discípulos de Jesús, entre el apóstol Juan y el presbítero (anciano) Juan, atribuyendo a este último la transmisión de ciertas cosas en relación con Jesús. Pero no se dice que se trate de escritos; más bien parece referirse a tradiciones orales.


Esta tradición, prácticamente unánime (que identificaba también al apóstol Juan con “el discípulo amado”) se ha roto en los últimos siglos y en la actualidad son aplastante mayoría los que piensan que no es posible atribuir el cuarto evangelio al apóstol Juan. Dentro de esta mayoría, los matices son variadísimos: desde posturas abiertamente radicales (ningún contacto con testigos oculares, ningún valor histórico, simple elaboración teológica llevada a cabo bien entrado el siglo II, especie de síntesis interesada de las corrientes petrina y paulina), hasta considerar que el autor es un discípulo del apóstol Juan que no dudó en poner su obra a la sombra del maestro con quien estaba plenamente compenetrado.


Como casi única razón para negarle a Juan Zebedeo la paternidad directa del cuarto evangelio se aduce el hecho de que su preparación literaria y teológica — ¡un pescador del lago de Tiberíades! — estaría a siglos luz de lo que exigen las características de este singular evangelio. Suele añadirse que la forma de expresarse (tanto cuando narra el propio evangelista, como cuando hace hablar a Jesús) no es propia de un testigo ocular; y que además, no encontramos en la obra misma ninguna indicación en el sentido de que Juan apóstol pueda ser el autor. Sin embargo, el apóstol Juan es el único entre los principales componentes del grupo de los Doce que sorprendentemente nunca se menciona por su nombre en el cuarto evangelio. Y dígase lo que se quiera, sigue siendo el que más probabilidades tiene de identificarse con “el discípulo a quien Jesús tanto quería”, si atendemos a los datos objetivos que nos proporciona este evangelio (Jua 13:23-26; Jua 19:26; Jua 20:2; Jua 21:7; Jua 21:20); otros nombres propuestos, el de Lázaro por ejemplo (Jua 11:3; Jua 21:23), no ofrecerían menor dificultad. Por otra parte, en lo que se refiere a la preparación literaria y sobre todo teológica de Juan Zebedeo, no hay que pasar por alto la profunda transformación de los discípulos de Jesús a raíz de la experiencia pascual y la venida del Espíritu Santo.


7. Estructura y plan de composición


Partiendo del supuesto de que el propósito del autor del cuarto evangelio no fue redactar una simple crónica biográfica, sino más bien crear una atmósfera de reflexión-contemplación en torno al misterio de Jesús, existe hoy un consenso casi general en distinguir en este evangelio, tal como ha llegado hasta nosotros, dos grandes bloques narrativo-discursivos acompañados de un prólogo y un epílogo. Como es habitual, el acuerdo es menor a la hora de establecer divisiones más precisas y pormenorizadas. Con las reservas del caso, proponemos como itinerario de lectura el siguiente plan de composición:


— Introducción (Jua 1:1-51)


- Prólogo teológico (Jua 1:1-18)


- Testimonio del Bautista (Jua 1:19-34)


- Testimonio de los primeros discípulos (Jua 1:35-51)


I. — EL LIBRO DE LOS SIGNOS (Jua 2:1-25Jua 12:1-50)


- Primer signo: el agua convertida en vino. Jesús, el Mesías que viene de Dios (Jua 2:1Jua 4:42)


- Segundo signo: curación del hijo de un funcionario real. Jesús, palabra que sana y vivifica (Jua 4:43-54)


- Tercer signo: curación de un paralítico. Jesús, el Hijo autorizado por el Padre (Jua 5:1-47)


- Cuarto y quinto signos: Jesús da de comer a una multitud y camina sobre las aguas. Jesús, pan de vida y agua viva del Espíritu (Jua 6:1-71Jua 8:1-59)


- Sexto signo: curación de un ciego de nacimiento. Jesús, luz del mundo y pastor que se desvive por el rebaño (Jua 9:1-41Jua 10:1-42)


- Séptimo signo: resurrección de Lázaro. Jesús, vida que triunfa de la muerte (Jua 11:1-57Jua 12:1-50)


II. — LIBRO DE LA PASIÓN Y DE LA GLORIA (Jua 13:1Jua 20:29)


- Cena con los discípulos (Jua 13:1-38)


- Discursos de despedida (Jua 14:1-31Jua 17:1-26)


- Pasión y muerte de Jesús (Jua 18:1-40Jua 19:1-42)


- Resurrección de Jesús (Jua 20:1-29)


- Primera conclusión del evangelio (Jua 20:30-31)


— Conclusión (Jua 20:30Jua 21:25)


- Primera conclusión (Jua 20:30-31)


- Aparición junto al lago (Jua 21:1-14)


- Jesús, Pedro y el discípulo amado (Jua 21:15-23)


- Segunda conclusión del evangelio (Jua 21:24-25)


Fuente:

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Notas

Juan  12,1— Betania: Ver notas a Jua 1:28 y Mat 21:17.


Juan  12,2Luc 10:40.
Juan  12,3Luc 3:37-38.
Juan  12,3— casi medio litro: Lit. una libra. La libra romana equivalía a unos 325 grs.

— nardo puro: Por lo que se refiere a nardo, ver nota a Mar 14:3. En cuanto al vocablo griego que se ha traducido por puro, es más bien raro y de sentido discutido.
Juan  12,4Jua 6:71; Mat 10:4; Mar 3:19; Luc 6:16.
Juan  12,4— Judas Iscariote: Numerosos mss., alguno de valor, dicen: Judas, hijo de Simón Iscariote (ver Jua 6:71).
Juan  12,5— el jornal de un año: Lit. trescientos denarios. Ver nota a Jua 6:6.
Juan  12,5Mat 19:21 y par.
Juan  12,7Jua 19:40.
Juan  12,8Deu 15:11.
Juan  12,8— no siempre me tendrán: Algunos mss. omiten total o parcialmente el v. Jua 12:8.
Juan  12,9Jua 11:43-44.
Juan  12,11Jua 7:30.
Juan  12,12— a la fiesta: Con artículo y sin más especificación se refiere, sin duda, a la fiesta de la Pascua (ver Jua 11:55 y nota a Jua 2:13).
Juan  12,13— ¡Viva!: La transcripción literal es: ¡Hosanna!, vocablo arameo que significa “sálvame”, “concédeme la salvación” (ver 2Sa 14:4; 2Re 6:26; Sal 118:25). Se utiliza como aclamación o grito de júbilo.
Juan  12,13Jua 1:49; (ver Jua 18:33; Jua 19:19-20); 1Ma 13:51; 2Ma 10:7; Sal 118:26; (ver Mar 15:36).
Juan  12,15Zac 9:9.
Juan  12,15— Jerusalén: Lit. Hija de Sión. La cita está tomada de Zac 9:9 donde la expresión semita “hija de Sión” equivale a Jerusalén, como se desprende claramente del segundo estico del verso, en patente paralelismo con el primero.
Juan  12,16Jua 2:22; Jua 7:39 (ver Jua 16:12-15); Mar 6:52; Luc 18:34.
Juan  12,18— milagro: Lit. signo, señal. Ver nota a Jua 2:11.
Juan  12,20— algunos griegos: Se trata probablemente de personas que, sin ser de raza judía, simpatizaban con el judaísmo y participaban en la peregrinación pascual. Se daba también el caso de paganos convertidos a la fe judía con todas las consecuencias; estos últimos recibían el nombre de prosélitos (ver nota a Hch 2:11).
Juan  12,21— Betsaida: Ver notas a Jua 1:44 y Mat 11:21.
Juan  12,23Jua 2:4; Jua 7:6; Jua 8:30; Jua 8:20; Jua 13:1; Jua 17:1; Mat 26:45; Mar 14:41; Luc 22:53.
Juan  12,23— Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Juan  12,241Co 15:36.
Juan  12,25Mat 10:39; Mar 8:35; Luc 9:24.
Juan  12,26Jua 14:3; Jua 17:24; Mat 4:19; Mat 8:19; Mat 9:9; Mat 16:24; Mar 8:34; Luc 14:26-27.
Juan  12,27— profundamente turbado: Este pasaje evoca y anticipa la escena de Getsemaní en la noche de la pasión que se describe en los sinópticos (Mat 26:36-46 y par.) pero no en el evangelio de Juan.

— este trance: Lit. esta hora.
Juan  12,28Jua 13:31-32; Jua 17:1; Mat 3:17 y par.; Mat 6:9; Luc 11:2 (ver Mat 17:5 y par.).
Juan  12,29Hch 23:9.
Juan  12,31Jua 9:39; Jua 14:30; Jua 16:11.
Juan  12,31— condenado: Ver nota a Jua 3:17-19.
Juan  12,32Jua 18:32; Jua 21:19.
Juan  12,32— elevado sobre la tierra: Se trata de una expresión polivalente, cosa no rara en Juan (ver nota a Jua 3:3). En el presente pasaje alude tanto a la elevación de Jesús sobre la cruz, como a su elevación a la gloria (ver Jua 3:14-15; Jua 8:28; Jua 12:33).

— a todos: Bastantes mss. dicen: todo lo atraeré hacia mí.
Juan  12,34Isa 9:7; Dan 7:14; Sal 89:4; Sal 89:36; Sal 110:4.
Juan  12,34— nuestra ley: El término ley comprende aquí, como en otros casos, todas las Escrituras Sagradas del AT. Ver nota a Jua 10:34.
Juan  12,35Jua 1:4-5; Jua 7:33; Jua 8:12; Jua 9:4; Jua 11:10; Jua 12:46; Efe 5:8; 1Ts 5:5; 1Jn 2:11.
Juan  12,36— oriente su vida: Lit. para que sean hijos de la luz.
Juan  12,37— milagros: Lit. señales. Ver nota a Jua 2:11.
Juan  12,38— el poder: Lit. el brazo.
Juan  12,38Isa 53:1; (ver Rom 10:16).
Juan  12,40Isa 6:9-10.
Juan  12,40— para que yo los cure: Este pasaje de Isa 6:9-10 se cita también (aunque en diferente contexto) en Mat 13:15; Mar 4:12; Luc 8:10 y Hch 28:26-27). Ver notas a Mar 4:12 y Hch 28:26-27.
Juan  12,42— de la sinagoga: Ver nota a Jua 9:22.
Juan  12,42Jua 7:31; Jua 9:22; Jua 16:1-4.
Juan  12,44Jua 13:20; Mat 10:40.
Juan  12,45Jua 14:9 (ver Jua 1:18; Jua 5:19 ss).
Juan  12,46Jua 8:12; Jua 9:5.
Juan  12,47-48— condene... condenar... condenará: Ver nota a Jua 3:17-19.
Juan  12,47Jua 3:17; Mat 7:26; Luc 6:49.
Juan  12,49Jua 7:16-17; Jua 8:26; Jua 8:28; Jua 14:10; Jua 14:24.