I Pedro 3 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 22 versitos |
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Los esposos cristianos

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2 También ustedes, mujeres, sean respetuosas º con sus maridos, para que esa conducta intachable y recatada, basada en hechos y no en palabras, conquiste incluso a los más reacios al mensaje de salvación. º
3 No se preocupen tanto por el adorno exterior —peinados llamativos, joyas valiosas, vestidos lujosos— º
4 cuanto por el interior, el del corazón: el adorno incorruptible de un espíritu apacible y sereno, que es la auténtica belleza a los ojos de Dios.
5 Así se engalanaban antaño aquellas santas mujeres que habían puesto su esperanza en Dios: mostrándose respetuosas con sus maridos.
6 Buen ejemplo el de Sara, que obedecía a Abrahán llamándole “señor”; ustedes serán hijas suyas, si hacen el bien sin dejarse intimidar por nada. º
7 Igualmente ustedes, maridos, convivan con ellas sabiendo que la mujer es un ser más delicado que merece un honor especial y que ustedes han de heredar junto con ellas el don de la vida. De esta manera tendrán asegurado el éxito de sus oraciones. º
8

Hacer el bien sin miedo al sufrimiento

En fin, tengan todos un mismo pensar, compartan penas y alegrías, pórtense fraternalmente, sean misericordiosos y sencillos.
9 No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendigan, pues han sido llamados a heredar una bendición. º
10 En efecto: Quien desee amar la vida y conocer días felices, debe guardar su lengua del mal, y sus labios de la falsedad. º
11 Debe apartarse del mal y practicar el bien, debe buscar la paz y correr tras ella.
12 Pues los ojos del Señor se fijan en los buenos, y sus oídos atienden a sus ruegos. Rechaza, en cambio, el Señor a quienes practican el mal.
13 Y ¿quién podrá hacerles daño, si se entregan con ardor a la práctica del bien?
14 Pero, aun cuando tengan que sufrir por comportarse rectamente º, ¡dichosos ustedes! No les tengán miedo ni se acobarden. º
15 Glorifiquen * en sus corazones a Cristo º, el Señor, estando dispuestos en todo momento a dar razón de su esperanza a cualquiera que les pida explicaciones. Pero, eso sí, háganlo con dulzura y respeto,
16 como quien tiene limpia la conciencia, para que quienes critican su buena conducta cristiana, queden avergonzados de sus calumnias.
17 Porque más vale sufrir, si así lo quiere Dios, por hacer el bien, que por hacer el mal.
18

El bautismo que salva

También Cristo murió por los pecados *, una vez por todas, el inocente por los culpables, para conducirlos a ustedes º a Dios. Como mortal, sufrió la muerte; como espiritual fue devuelto a la vida. º
19 Fue entonces también cuando proclamó su mensaje a los espíritus que se hallaban en prisión º, º
20 es decir, a los desobedientes del tiempo de Noé, cuando Dios esperaba pacientemente mientras se construía el arca, en la que unos pocos —ocho personas— se salvaron a través del agua º. º
21 Aquello fue una imagen del bautismo que ahora los salva *. Bautismo que no consiste en quitar una suciedad corporal, sino en comprometerse ante Dios a llevar º una conducta limpia. º Y los salva en virtud de la resurrección de Jesucristo,
22 que, ascendido al cielo, comparte el poder soberano * de Dios y tiene bajo su autoridad a todas las potencias celestiales º.

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Introducción a I Pedro

INTRODUCCIÓN


1. Características generales


Este escrito, unánime y constantemente atribuido hasta el siglo XIX al apóstol Pedro, presenta de entrada todas las características de una carta, y de una carta cristiana. Comienza con la mención del remitente y de los destinatarios y con los habituales deseos de gracia y paz (1Pe 1:1-2); en el cuerpo del escrito se incluyen varias indicaciones personales referidas tanto al remitente (1Pe 1:8; 1Pe 2:23-25; 1Pe 5:1-2) como a los destinatarios (1Pe 2:12; 1Pe 2:18; 1Pe 2:25; 1Pe 3:1-5; 1Pe 3:13-17; 1Pe 4:1-6; 1Pe 4:12-17); y el final es también inequívocamente epistolar (1Pe 5:12-14).


Es una carta escrita, como confiesa el propio autor, para animar y asegurar (1Pe 5:12), para exhortar y confirmar en la fe a los destinatarios que parecen estar pasando por momentos de prueba y dificultad. Tiene todas las apariencias de ser una carta circular que ha de ser leída públicamente en las asambleas litúrgicas; así lo sugieren las varias doxologías intercaladas en el curso de la carta (1Pe 1:3-12; 1Pe 4:11; 1Pe 5:10-11). Escrita en un griego de buena calidad (las citas del AT están tomadas de la Biblia griega de los LXX), transmite una sensación tal de seguridad, de entusiasmo y de alegría, que el lector queda cautivado desde el primer momento. Es como un grito de esperanza para tiempos de inclemencia. Alguien ha escrito que es la carta que cabía esperar de aquel a quien Jesús había encomendado la misión de ayudar a los hermanos a permanecer firmes en la fe (Luc 22:32).


2. Marco histórico


Siguen siendo numerosos los biblistas que piensan en el apóstol Pedro como autor responsable personal de la carta. La habría redactado con la ayuda de Silvano (Silas) y tal vez de Marcos (1Pe 5:12-13) poco antes el año 64 d. C., probablemente en Roma, a la que designaría con el nombre simbólico de Babilonia (1Pe 5:13). Los argumentos en contra de tal atribución (la buena calidad del griego, los contactos con la teología paulina, un pretendido desconocimiento de la figura histórica de Jesús, una cristología bastante desarrollada y el ambiente de persecución generalizada contra el cristianismo que se reflejaría en la carta y que no habría tenido lugar hasta los tiempos del emperador Domiciano en la década de los 80) no parecen decisivos, aunque tampoco son desdeñables. En la hipótesis de la no autenticidad petrina, habría que pensar en alguien perteneciente a la “escuela” de Pedro que no muchos años después de la muerte de su maestro se dirige a una serie de iglesias cristianas con problemas; unas iglesias a las que intenta confortar manteniendo vivo el recuerdo y la tradición del apóstol Pedro. La cuestión está aún sin resolver.


En cualquier caso, se trataría de comunidades establecidas en zonas más bien rurales, no muy comunicadas entre sí, compuestas de gente sobre todo humilde — campesinos y pastores (1Pe 2:18-25) — y oriunda en su mayor parte del paganismo (1Pe 1:14; 1Pe 1:18; 1Pe 4:3). Comunidades, sin embargo, que ya han adquirido una cierta familiaridad con la Escritura del AT y que, al menos en parte, podrían situarse en la órbita paulina. La mención del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia como regiones donde están asentadas las iglesias destinatarias de la carta (1Pe 1:1), puede entenderse en sentido estricto, pero también como representación de un amplio círculo de cristianos que, dispersos en un ambiente hostil, viven una situación de inseguridad y de amenaza constante (1Pe 2:11-12; 1Pe 3:13-17; 1Pe 4:1-6).


3. Contenido


A primera vista puede parecer que la primera carta de Pedro (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura 1 Pe) no aporta nada verdaderamente importante a la teología del NT. Si acaso, la consideración de los cristianos como sacerdocio consagrado, sacerdocio real (1Pe 2:5; 1Pe 2:9) y el dato de la predicación de Jesucristo a los espíritus encarcelados (1Pe 3:19). Pero si bien se mira, 1 Pe constituye una magnífica síntesis de la fe cristiana y de la conducta vinculada a dicha fe. De ahí el interés que actualmente despierta entre los comentaristas del NT.


En líneas generales puede decirse que el tema de la pasión-resurrección de Cristo constituye la clave doctrinal de la carta. Tanto literaria como teológicamente, este tema ocupa el centro de la exposición (1Pe 3:181Pe 4:11) e inspira el resto de las enseñanzas y exhortaciones del autor. Destacan particularmente dos textos cristológicos (1Pe 2:21-25 y 1Pe 3:18-22), que son como dos primitivos credos cristianos. Sobre ellos se hace gravitar la esperanza y casi la seguridad de poder superar cualquier clase de dificultades (1Pe 3:13-17; 1Pe 4:19-19) y de alcanzar la salvación definitiva (1Pe 1:3-12; 1Pe 5:10-11) mediante una vida libremente entregada al servicio de Dios (1Pe 2:16) y de la comunidad humana (1Pe 4:8-11). Este servicio, concretado en una vida santa (1Pe 1:15-16), debe ejercerse en el seno de la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios constituido en raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada (1Pe 2:9), y compromete absolutamente a todos los cristianos cualquiera sea su condición o situación social (1Pe 1:13-16; 1Pe 2:18; 1Pe 3:1-8; 1Pe 5:1-3; 1Pe 5:5-7).


Y junto al tema de la pasión-resurrección de Cristo, destaca también el de la esperanza. Una esperanza que tiene su origen en Dios (1Pe 1:3), que aspira a una herencia incorruptible e imperecedera en los cielos (1Pe 1:4-5), que es fuente de una vida activa y comprometida (1Pe 1:13) y que está en la raíz del optimismo y confianza que rezuma la carta (1Pe 1:6-9; 1Pe 3:14-15).


4. Estructura


Alternan en la carta breves exposiciones con exhortaciones más extensas, indicativos con imperativos; se repiten términos claves y se observa una cierta disposición simétrica del material. Aun reconociendo la dificultad para establecer una estructura concreta y bien definida, pueden señalarse los siguientes momentos principales de la carta:


— Saludo (1Pe 1:1-2)


I. — UNA HERENCIA RESERVADA EN LOS CIELOS (1Pe 1:3-12)


II. — UN NUEVO ESTILO DE VIDA (1Pe 1:131Pe 2:18)


III. — TRAS LAS HUELLAS DE CRISTO RESUCITADO (1Pe 2:191Pe 4:19)


IV. — CONSEJOS DIVERSOS (1Pe 5:1-14)


Fuente:

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Notas

I Pedro 3,1— respetuosas: Lit. sumisas. Ver nota a Efe 5:21.


I Pedro 3,2Efe 5:22; Col 3:18; Tit 2:5.
I Pedro 3,31Ti 2:9.
I Pedro 3,6Gén 18:12 (según la versión griega de los LXX).
I Pedro 3,7Efe 5:25; Col 3:19.
I Pedro 3,91Pe 2:23; Mat 5:44; 1Ts 5:15.
I Pedro 3,10Sal 34:12, Sal 34:16.
I Pedro 3,141Pe 2:20; 1Pe 4:14; Mat 5:11-12; (ver Isa 8:12-13).
I Pedro 3,14— comportarse rectamente: Ver notas a 1Pe 2:24 y Stg 1:20.
I Pedro 3,15— glorifiquen: Lit. santifiquen, es decir, reconozcan lo que Cristo (o Dios) es verdaderamente (su grandeza, su sublimidad) y consiguientemente, tribútenle la correspondiente alabanza. Este es el sentido bíblico primario que tienen los conceptos de santo, santidad, santificar, en cuanto referidos a Dios. Ver nota a Rom 1:7.

— a Cristo: Bastantes mss., aunque no los mejores ni más antiguos, dicen: a Dios.
I Pedro 3,18Rom 6:10; Heb 9:26; Heb 9:28; Heb 10:10.
I Pedro 3,18— por los pecados: La tradición manuscrita ofrece en este punto numerosas variantes; unos dicen: por los pecados en favor de ustedes; otros: por los pecados en nuestro favor.

— conducirlos a ustedes: bastantes mss., entre ellos alguno de valor, dicen: conducirnos.
I Pedro 3,191Pe 4:6.
I Pedro 3,19— en prisión: Es este un pasaje de muy difícil interpretación. Algunos piensan que el autor alude al descenso de Cristo al lugar donde se encontraban los espíritus de los muertos, hecho que habría acaecido entre su muerte y su resurrección (ver Rom 10:7; Efe 4:9). Resulta también muy difícil determinar quiénes sean los espíritus aludidos en este pasaje: unos hablan de los ángeles caídos; otros, de los difuntos en general que estarían representados por los del tiempo del diluvio.
I Pedro 3,20— a través del agua: Podría traducirse también: por medio del agua. En el texto griego se advierte una cierta ambigüedad, que tal vez sea intencionada, con el fin de permitir, en el verso siguiente, la aplicación al bautismo.
I Pedro 3,20Gén 6:1-7; Gén 6:13-22.
I Pedro 3,211Pe 1:3.
I Pedro 3,21— los salva: Este pasaje es gramaticalmente poco claro. Ajustándonos más a la letra, podría traducirse: a través del agua que ahora los salva en cuanto bautismo antitipo, es decir, un bautismo del que el diluvio fue una imagen, una figura, un “tipo”. Ver nota a 1Co 10:6.

— comprometerse ante Dios a llevar: Otros traducen: pedir a Dios.
I Pedro 3,22— comparte el poder soberano: Lit. a la derecha de. Ver notas a Heb 1:3 y Heb 10:12.

— potencias celestiales: El texto griego nombra lit. de forma explícita a ángeles, potestades y virtudes. Son algunos de los distintos grupos -nueve en total- en los que la tradición judeocristiana clasificaba a la totalidad de los seres espirituales, colaboradores de Dios en el gobierno del universo. Ver notas a Efe 1:21 y Col 1:16.