II Pedro  1 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 21 versitos |
1

Saludo

Simón * Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo, a los que, en virtud de la fuerza salvadora * de nuestro Dios y Salvador º Jesucristo, les ha sido otorgada, lo mismo que a nosotros, una fe de tan alto valor.
2 Que la gracia y la paz abunden cada vez más en ustedes por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor. º
3

Vida de auténticos creyentes

Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo necesario para una vida plenamente piadosa mediante el conocimiento de quien nos llamó con su propia gloria y potencia º
4 a través de preciosos y sublimes dones prometidos. De este modo podrán ustedes participar de la misma condición divina, habiendo huido de la corrupción que las pasiones han introducido en el mundo.
5 Por lo mismo, esfuércense al máximo en añadir a la fe, la honradez; a la honradez, el recto criterio;
6 al recto criterio, el dominio de sí mismo; al dominio de sí mismo, la constancia; a la constancia, la piedad sincera; º
7 a la piedad sincera, el afecto fraterno, y al afecto fraterno, el amor º.
8 Porque si abundan en ustedes esas cualidades, no quedarán inactivos y sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo se refiere.
9 En cambio, a quien le faltan, es un ciego que camina a tientas, olvidando que ha sido liberado de sus pecados de antaño.
10 Por tanto, hermanos, redoblen su empeño º en consolidar su llamamiento y su elección. Haciéndolo así, jamás fracasarán.
11 Es más, se les facilitará una puerta espaciosa para entrar en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
12

Solicitud por los creyentes

Por eso tengo el propósito de insistir siempre en estas cosas, por más que ya ustedes las sepan y se mantengan firmes en la verdad que poseen. º
13 Mientras viva en este mundo, creo que estoy en el deber de mantener despierta la atención de ustedes con mis consejos. º
14 Sé que muy pronto, según me lo ha dado a conocer nuestro Señor Jesucristo, habré de abandonar este cuerpo mortal º.
15 Y precisamente por ello, trabajaré sin descanso para que, después de mi partida, puedan ustedes recordar estas enseñanzas en todo momento.
16

Cristo y la palabra profética

Cuando les anunciamos la venida gloriosa y plena de poder de nuestro Señor Jesucristo, no lo hicimos como si se tratara de leyendas º fantásticas, sino como testigos oculares de su grandiosidad.
17 Él recibió, en efecto, honor y gloria cuando la sublime voz de Dios Padre resonó sobre él diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.” º
18 Y nosotros escuchamos esta voz venida del cielo mientras estábamos con el Señor en el monte santo.
19 Tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la que ustedes harán bien en atender como a lámpara que alumbra en la oscuridad hasta que despunte el día y el astro matinal amanezca en sus corazones. º
20 Sobre este punto, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia,
21 ya que ninguna profecía ha tenido su origen en la sola voluntad humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, hubo quienes hablaron de parte de Dios º. º

Patrocinio

 
 

Introducción a II Pedro 

INTRODUCCIÓN


1. Características generales


Aunque este escrito ha sido considerado tradicionalmente como carta y ha sido atribuido al apóstol Pedro, en realidad habría que asignarlo más bien al género literario “testamento”. Un género bastante cultivado en la literatura extrabíblica (apócrifo/pseudoepigráfico-apocalíptica) de los dos últimos siglos del AT, pero con cierta presencia también en los libros canónicos de la Biblia (Gén 49:1-28; Deu 31:1-30Deu 33:1-29; Jua 13:1-38Jua 17:1-26; Hch 20:17-38; 2 Tm). En este tipo de literatura, un personaje importante al que se describe cercano a la muerte, instruye y conforta a los suyos dándoles las últimas recomendaciones y poniéndolos en guardia contra los peligros que puedan amenazarlos. En nuestro caso, el personaje en cuestión se presenta como Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo (1Pe 1:1), aunque, dadas las características del escrito, difícilmente puede pensarse en el apóstol Pedro como autor directo de ese texto.


En primer lugar, se trata de un escrito cuidadosamente elaborado, con un griego de bastante calidad y con un contenido teológico y un estilo que lo distancia notablemente de 1 Pe. Contiene, además, una serie de datos que lo sitúan como mínimo en el último cuarto del siglo I: los fundadores del cristianismo — nuestros mayores — ya han muerto (2Pe 3:4); de los apóstoles se dice que anunciaron el evangelio en otro tiempo (2Pe 3:2); es ya conocida una colección de cartas de Pablo que han dado lugar a erróneas interpretaciones y que, para más abundamiento, son ya consideradas como Escritura santa en paridad con el resto de los libros del AT (2Pe 3:15-16). Añádase el desencanto de muchos cristianos ante el retraso de la venida gloriosa del Señor — la parusía — (2Pe 3:1-10) que contrasta con la cercanía de la misma claramente afirmada en 1Pe 3:7. Finalmente, es evidente la relación con la carta de Judas en la que se inspira tanto literaria como temáticamente; así se advierte sobre todo en 2Pe 2:1-22, aunque con la peculiaridad de 2 Pe, por una parte elimina ciertos elementos difíciles de entender, y por otra, amplía y reelabora los materiales tomados en préstamo. Tiene también en común con la carta de Judas el haber encontrado bastantes dificultades para entrar en la lista de libros sagrados: aunque la iglesia de Alejandría la aceptó relativamente pronto, la de Siria sólo en el siglo VI acabó por incluirla en el canon.


2. Contenido


La preocupación fundamental de esta “carta testamento” es, sin duda, fortalecer la fe y la esperanza de los cristianos a quienes se dirige (2Pe 1:1-5). Para ello los invita, en primer lugar, a crecer y profundizar en el conocimiento de Jesucristo a través de la palabra profética y del testimonio apostólico (2Pe 1:3; 2Pe 1:8-11; 2Pe 1:16-21; 2Pe 3:18). En segundo lugar, denuncia apasionadamente la presencia de falsos maestros en el seno de la comunidad y pone en guardia contra sus doctrinas destructoras (2Pe 2:1-22). Y en tercer lugar, sale al paso de quienes estaban creando una situación de desconcierto y desencanto al afirmar que la esperanza en la venida gloriosa del Señor no era más que una ilusión irrealizable (2Pe 3:3-13). Frente a los falsos maestros y las falsas doctrinas no cabe otra actitud que una conducta intachable y una permanente vigilancia (2Pe 3:14-18).


3. Posible marco histórico


De lo dicho hasta aquí se desprende que difícilmente puede situarse este escrito en la década de los 60 para poder considerar al apóstol Pedro como su autor. Más bien debemos pensar en comunidades cristianas de finales del siglo I, o incluso de principios del II, cuya ortodoxia y fidelidad al evangelio están siendo seriamente amenazadas por la presencia de unos falsos maestros a los que no es posible identificar con precisión, pero que son descritos con rasgos de una dureza inusitada. Comunidades que se mueven en la órbita de la tradición petrina, que están familiarizadas con la Sagrada Escritura y también con las tradiciones apocalípticas judías; comunidades que se muestran, no obstante, más abiertas a la cultura helenística que las destinatarias de la carta de Judas, y en las que el retraso del retorno glorioso del Señor estaba creando un notable desconcierto. A estas comunidades se dirige un buen conocedor de la vida y la enseñanza del apóstol Pedro, utilizando el conocido recurso de la pseudoepigrafía para dar autoridad y facilitar la acogida y la difusión de su escrito (2Pe 1:1; 2Pe 3:1). Numerosos autores de nuestro tiempo piensan que hay suficientes razones para considerar 2 Pe como el escrito más tardío del NT.


4. Estructura


Cabe descubrir en la carta una cierta disposición concéntrica tendente a poner de relieve la polémica contra los falsos maestros, punto central del escrito. Alternan en la exposición, exhortación y controversia, recuerdos del pasado y referencias al futuro, tonos apasionados con otros más sosegados. Todo ello nos permite avanzar la siguiente disposición del contenido:


- Saludo (2Pe 1:1-2)


- Vida de auténticos creyentes (2Pe 1:3-11)


- Solicitud por los creyentes (2Pe 1:12-15)


- Cristo y la palabra profética (2Pe 1:16-21)


- Los falsos maestros (2Pe 2:1-22)


- El Señor cumplirá la promesa de su venida (2Pe 3:1-13)


- Invitación al esfuerzo y a la vigilancia (2Pe 3:14-16)


- Conclusión (2Pe 3:17-18)


Fuente:

Patrocinio

Notas

II Pedro  1,1— Simón: Numerosos mss., entre ellos varios de los más antiguos y mejores, dicen: Simeón, que es una forma arcaica del mismo nombre; (ver también Hch 15:14).

— fuerza salvadora: El texto griego emplea el término dikaiosine, de significado rico y complejo. Ver notas a Rom 1:17 y Stg 1:20.

— nuestro Dios y Salvador: La disposición del texto griego admitiría también traducir: de nuestro Dios y de Jesucristo, el Salvador.


II Pedro  1,2Rom 1:7; Gál 1:3; Flp 1:2; 1Pe 1:2; Jud 1:2.
II Pedro  1,31Ti 4:7; 1Pe 2:9.
II Pedro  1,6Rom 5:2-5; Gál 5:22-23.
II Pedro  1,7— el amor: Esta lista encadenada de virtudes es un recurso literario utilizado con frecuencia en la cultura helenística. Habitualmente, la primera y la última (en el presente caso la fe y el amor) se consideran las más importantes.
II Pedro  1,10— su empeño: Bastantes mss., aunque no los más antiguos y mejores, añaden: para que por medio de buenas obras.
II Pedro  1,12Jud 1:5.
II Pedro  1,132Co 5:1-5.
II Pedro  1,13-14— este mundo... este cuerpo mortal: Lit. en esta tienda de campaña. El texto griego emplea, pues, una imagen muy familiar a los nómadas. Con ella se quiere indicar que, mientras la tienda está en pie, la vida continúa; cuando la tienda se desmonta, es el momento de partir de este mundo, el momento de la muerte.
II Pedro  1,16— leyendas: El autor parece aludir aquí, como ya antes en el v. 2Pe 1:9, al arbitrario proceder de los gnósticos que, a falta de pruebas, inventan mitos para sostener sus doctrinas.
II Pedro  1,17Mat 17:1-8; (ver Isa 42:1; Isa 49:3).
II Pedro  1,191Pe 1:10-11.
II Pedro  1,212Ti 3:16.
II Pedro  1,21— de parte de Dios: Bastantes mss., alguno de valor, dicen: hablaron hombres santos de Dios.