Sabiduría 1 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 16 versitos |
1

I.— LA VIDA HUMANA EN LOS PLANES DE DIOS (1—5)

El amor a la justicia

Gobernantes de la tierra, amen la justicia º, piensen con rectitud acerca del Señor y búsquenlo con sencillez de corazón. º
2 Pues se deja encontrar por quienes no le exigen pruebas, se revela a quienes no desconfían de él. º
3 Los pensamientos torcidos apartan de Dios, y el poder divino, cuando es desafiado, confunde a los insensatos.
4 La sabiduría * no entra en un alma * perversa ni habita en un cuerpo º sometido al pecado. º
5 Pues el santo espíritu educador se aleja de lo falso, se separa del pensamiento insensato y se retira cuando la injusticia se hace presente.
6 La sabiduría, espíritu amigo del ser humano, no dejará sin castigo los labios blasfemos; porque Dios, que es testigo de los sentimientos º, examina conforme a la verdad el corazón y escucha cuanto dice la lengua. º
7 El espíritu del Señor llena la tierra, da consistencia º a todas las cosas y conoce cuanto se dice. º
8 No podrá ocultarse quien hable perversamente, ni podrá escapar a la justicia acusadora. º
9 Los pensamientos del impío serán investigados: hasta el Señor llegará el eco de sus palabras y la prueba de sus malas acciones.
10 Hay un oído celoso º que todo lo escucha, º ni el más leve cuchicheo se le escapa.
11 Por tanto, eviten murmuraciones inútiles y guarden su lengua de toda maledicencia, pues ni aun la palabra más secreta se dice en vano y la boca que calumnia hace morir al alma º. º
12 No busquen la muerte con una vida descarriada, ni se acarreen la ruina con sus acciones; º
13 porque no fue Dios quien hizo la muerte, ni se alegra destruyendo a los vivientes. º
14 Él creó todas las cosas para que subsistan, todos los seres del universo son saludables *. No hay en ellos veneno mortal, ni el reino de la muerte º domina la tierra.
15 Porque la justicia es inmortal.
16

El pensamiento de los impíos

Con gestos y a gritos llaman los impíos a la muerte. Teniéndola por amiga, la buscan con empeño; han hecho con ella un pacto y compartirán su suerte. º

Patrocinio

 
 

Introducción a Sabiduría

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


Con independencia de su inclusión o no, según los distintos criterios, en la lista bíblica de libros sagrados, el libro de la Sabiduría es un magnífico ejemplo de diálogo entre dos mundos culturales: el judío y el griego de los últimos años del AT. La verdad es que en el momento actual de la investigación no existe certeza absoluta sobre una serie de cuestiones relativas a su ambientación histórica-literaria: autor, destinatarios, tiempo exacto y lugar concreto de composición, género literario preciso, unidad o diversidad de composición y de estructura. Pero sí disponemos de datos suficientemente probables cuya convergencia arroja la luz indispensable para situar el libro en el marco histórico literario e ideológico correcto.


El título, que como es habitual en la literatura bíblica no pertenece al texto original, varía según las distintas tradiciones manuscritas. En los manuscritos griegos es constante el de Sabiduría de Salomón; en los latinos prevalece el de Sabiduría sin más añadidos. La atribución del libro a Salomón es, sin duda, ficticia. Se debe a la costumbre, muy extendida en la antigüedad y de la que participa ampliamente la Biblia, de colocar a la sombra y bajo la autoridad de un personaje famoso — en este caso Salomón — un libro o escrito que se quiere divulgar. Salomón, prototipo del rey culto e ilustrado según la tradición judía, nunca es nombrado expresamente en Sabiduría; pero no admite dudas que el autor se identifica ficticiamente con él en diversos pasajes del libro (ver sobre todo Sab 7:4-8; Sab 8:2; Sab 9:15; Sab 9:7Sab 8:12). En realidad, el autor real es un judío orgulloso de su raza y enamorado de su religión, pero al mismo tiempo profundo conocedor e incluso admirador de la cultura y del pensamiento helenista de su tiempo.


En algún momento se ha propuesto la posibilidad de varios autores para el libro de la Sabiduría; actualmente, sin embargo, es prácticamente unánime la opinión de un solo autor. Un autor que pertenecería a la numerosa comunidad judía de Alejandría (Egipto) y que compuso su obra probablemente en la segunda mitad del siglo I a. C. La situación histórica global reflejada en Sb favorece como fecha más concreta de composición los primeros años del reinado de Octavio Augusto (30 a. C.-14 d. C.).


¿En quiénes estaba pensando el autor de Sabiduría cuando escribe su obra? Tampoco aquí las opiniones son del todo coincidentes. Desde luego no son única ni principalmente los gobernantes de la tierra de Sab 1:1, dedicatoria que es también evidentemente ficticia y destinada a dar mayor impacto y autoridad a sus palabras. Los destinatarios de Sabiduría son prioritariamente los judíos que viven en Egipto, que están pasando por dificultades (aunque no lleguen al grado de persecución abierta) y que necesitan ser animados, revitalizados y consolidados en su fe. Pero también el mundo cultural no judío, si bien secundariamente, está en el punto de mira del autor de Sabiduría que en modo alguno es ajeno a un cierto proselitismo y afán de propaganda a favor de la sabiduría de Israel.


2. Características literarias


El libro de la Sabiduría constituye, desde el punto de vista literario, una de las obras más logradas de la Biblia griega. En algún momento se pensó que, al menos en parte (sobre todo los capítulos Sab 1:1-16Sab 5:1-23), podía ser traducción de un original hebreo. Hoy es una opinión descartada. En efecto, el vocabulario, el estilo, determinados recursos retóricos, una serie de fórmulas redaccionales extrañas a la estructura de la lengua hebrea, abogan claramente a favor de una composición original en griego helenístico. Lo cual no impide la presencia casi masiva de elementos característicos de la poesía hebrea, tales como el paralelismo. En realidad, en Sabiduría confluyen armónicamente elementos estilísticos semitas con múltiples recursos retóricos griegos; estos últimos acaban imponiéndose y configurando la fisonomía definitiva de la obra. Sorprende la riqueza de vocabulario y la cantidad de términos, por una parte ajenos a la literatura bíblica y, por otra, estrechamente emparentados con el pensamiento y el discurso propios de la filosofía del tiempo, que era principalmente la platónica.


¿Es el libro de la Sabiduría un poema didáctico o un ensayo filosófico-teológico redactado en un singular tipo de prosa? La disposición material del contenido invita ciertamente a pensar que el autor ha querido componer una obra poética, pero no está claro que en todo momento lo consiga. En cualquier caso, adopta desde el comienzo la forma de los versos hebreos esforzándose en imitar y al mismo tiempo helenizar la poesía bíblica. Cabría decir que en bastantes momentos nos encontramos ante una especie de brillante prosa rítmico-poética.


En cuanto al género literario del libro, ¿es una invitación/exhortación a conseguir la sabiduría? ¿Es un elogio/alabanza de la sabiduría? ¿O es una reflexión/contemplación al estilo rabínico del tiempo — tipo, por tanto, midrash — sobre la presencia y la acción de la sabiduría (providencia) divina en la historia de Israel? Todas estas propuestas se han hecho y todas podrían considerarse correctas según qué parte del libro se tenga principalmente en cuenta. Reducir todo el libro a un solo género literario — que en todo caso sería el de elogio/alabanza con unas características muy peculiares — , parece un tanto problemático. Es preferible pensar en la confluencia de varios géneros literarios. Los enumerados más arriba, por supuesto, pero también otros de menor cuantía que, más que géneros literarios propiamente tales, son más bien recursos retóricos o métodos exegéticos. Podríamos enumerar: el discurso escatológico-apocalíptico, la diatriba de inspiración socrático-estoica, el comentario rabínico de textos bíblicos, la comparación en forma de contraste, etc.


3. Fuentes de inspiración


Sin menoscabo de la fuerte personalidad del autor de Sb y de la incuestionable originalidad de su obra, hay que constatar sus profundas raíces bíblicas y su enorme aprecio por los valores culturales paganos de su tiempo. No deja de sorprender, pero es así, que un judío fervoroso tomara en serio la cultura helenística para presentar de manera actualizada su fe. Es clave para leer e interpretar correctamente el libro de la Sabiduría partir de esta manifiesta intención de su autor de hacer entrar en amistoso y fecundo diálogo la cultura semita y el mundo helenista, la teología judía y la filosofía griega.


a) Es evidente que el autor de Sabiduría está muy familiarizado con la Sagrada Escritura a la que conoce sobre todo a través de la versión griega de los LXX. Rara vez cita literalmente, pero las alusiones son continuas. Especialmente se inspira en el Génesis, Éxodo, Isaías, Salmos y Proverbios; conoce también la traducción griega del Eclesiástico y alude a él con cierta frecuencia. Y si es cierto que el libro de la Sabiduría está escrito originalmente en griego, no cabe duda de que su autor dominaba el hebreo, al que más de una vez recurre directa o indirectamente. Hay que añadir, además, que el autor de Sabiduría estaba también familiarizado con el modo y los métodos de exponer la Escritura en la sinagoga. Esto hace que trate sus fuentes con una gran libertad y que se haga eco de tradiciones extrabíblicas que amplifican y embellecen los relatos, a veces con rasgos muy cercanos a la leyenda. Todo ello lo da por bueno nuestro autor con tal de apuntalar la amenazada fe de los judíos alejandrinos, consolidar su confianza en el insuperable valor de la sabiduría israelita y de sus tradiciones sagradas, y también de hacer partícipes a los paganos del conocimiento de la auténtica sabiduría, es decir, del verdadero Dios que no es otro sino el Dios de Israel.


b) Y junto a las raíces bíblicas de Sabiduría, es preciso valorar en su justa medida el influjo de la cultura, el pensamiento y la literatura helenística en el conjunto de su obra. Que este influjo ha sido considerable, incluso profundo, es opinión prácticamente unánime. El autor hace gala permanentemente de sus amplios conocimientos literarios, culturales y filosóficos. No puede decirse que sea especialmente tributario de una escuela filosófica concreta (platonismo, estoicismo) o que abunden las referencias expresas a tal o cual autor, pero las reminiscencias y alusiones al mundo cultural helenístico son abundantísimas. Lo que ya resulta más difícil precisar es si se trata de un convencimiento personal profundo sobre los valores de dicha cultura, o más bien de una simple actitud estratégica con el fin de tender un puente entre la fe bíblica y la concreta situación de sus lectores. Tal vez lo más sensato sea evitar planteamientos radicales: ni convertir al autor de Sabiduría en un casi adorador de la cultura helenística fascinado por sus encantos y valores, ni pensar que sólo se sirve de esa cultura, bien a su pesar, como mero instrumento para captar la benevolencia de posibles lectores paganos. Siente, sin duda, un sincero aprecio por dicha cultura y la utiliza inteligentemente para profundizar en su fe judía, para iluminar misterios hasta ahora impenetrables, para encontrar respuestas a difíciles problemas. Eso sí, sin dudar por un momento en rechazar abiertamente todo lo que considera negativo en su confrontación con la fe israelita, a saber, el culto a los ídolos, el materialismo ambiental, los ritos mágicos de las religiones mistéricas, etc.


4. Estructura y contenido doctrinal


Partiendo del hecho, apenas discutido a pesar de la variedad de temas y de recursos estilísticos, de la unidad de autor y de composición, el libro de la Sabiduría suele dividirse en tres grandes bloques. Existen algunas diferencias de criterio a la hora de señalar los límites precisos de cada parte, pero en líneas generales esta sería la estructura:


I. — Cps. Sab 1:1-16Sab 5:1-23 : El tema central de esta sección gira en torno al destino de la vida humana en los planes de Dios. Un tema que el autor desarrolla en una serie de discursos sobre la justicia-sabiduría divina y sobre la distinta suerte de los buenos (inmortalidad feliz) y los impíos (castigo y perdición).


II. — Cps. Sab 6:1-25Sab 9:1-18 : Contiene un apasionado elogio de la Sabiduría. Un elogio puesto en boca del rey Salomón (a quien, sin embargo, no se nombra expresamente) y que describe a la Sabiduría como una realidad personificada estrechamente vinculada a la divinidad. El autor habla del origen, de la naturaleza, de las propiedades y del modo de adquirir esa sabiduría. Evocando el ejemplo de Salomón, que la solicitó humilde y fervientemente de Dios (Sab 7:1-30; Sab 7:1-30), pero al mismo tiempo la buscó con ardor (Sab 8:2), implícitamente está invitando a sus lectores a que procedan de igual modo. La inspiración de esta parte del libro en textos e imágenes de Pr y Eclo parece incuestionable (ver Pro 1:1-33Pro 9:1-18; Sir 1:1-20; Sir 4:11-19; Sir 6:18-37; Sir 14:20Sir 15:10).


III. — Cps. Sab 10:1-21Sab 19:1-22 : Es una actualizada meditación sapiencial sobre la providencia divina, teniendo como punto de referencia los acontecimientos del Éxodo. Se trata de una sección que está articulada sobre la base de siete comparaciones en forma de contraste; en ellas se pone de manifiesto la misteriosa acción de la sabiduría divina que, por una parte, libera y colma de bienes (la justicia salvífica) al pueblo israelita — los fieles del Señor — y, por otra, castiga a los egipcios opresores con una serie de terribles plagas. La descripción de los contrastes se interrumpe con algunas digresiones entre las que destaca una amplia y muy encendida polémica contra la idolatría (Sab 13:1Sab 15:19). También esta tercera parte ha podido tener presente, aunque desde otra perspectiva, la contemplación histórico-sapiencial de Sir 42:1Sir 50:21.


Resumiendo, el hilo teológico conductor del libro de la Sabiduría puede ser el tema de la justicia-sabiduría divina en su triple aspecto de justicia/retribución, justicia/rectitud y justicia/fuerza salvadora. La originalidad y el énfasis con que se plasman en este singular libro ideas sobre el destino inmortal de los seres humanos, sobre la naturaleza y propiedades de la Sabiduría como realidad divina personificada, sobre el espíritu de Dios que llena la tierra y da consistencia a todas las cosas (Sab 1:7), sobre la inutilidad absoluta de los ídolos, y todo ello utilizando el marco de una cultura nueva y brillante como era la helenista, hacen de Sabiduría un libro realmente revolucionario en relación con la literatura bíblica tradicional.


Fuente:

Patrocinio

Notas

Sabiduría 1,1— amen la justicia: El tema de la justicia, fundamental en el libro de la Sabiduría (ver Introducción), se hace presente ya en la primera afirmación. Nótese, además, que el pasaje comienza y termina con la explícita evocación de la justicia (Sab 1:1; Sab 1:15).


Sabiduría 1,11Cr 27:19; 2Cr 15:2; Sal 11:7; Sal 33:5; Sal 37:28; Sal 40:16; Sal 45:7; Sal 70:4; Sal 105:3; Isa 56:6; Isa 61:8; Mat 6:33.
Sabiduría 1,2Isa 65:1; Pro 8:17; (ver Sal 78:18).
Sabiduría 1,4— la sabiduría: Primera aparición en el libro de este vocablo clave en la literatura sapiencial. Su utilización en estrecha cercanía con los conceptos de Dios, poder, espíritu, etc., evoca en realidad diversos aspectos de la actividad divina.

— alma... cuerpo: La terminología está evidentemente inspirada por la filosofía helenística del tiempo; pero no hay que pensar en un dualismo radical como si el cuerpo fuera algo malo en sí mismo, ni tampoco en que este y otros pasajes parecidos definan la estructura profunda del ser humano.
Sabiduría 1,4Rom 7:14; Rom 7:24.
Sabiduría 1,6— sentimientos: Lit. riñones, que en la cultura semita se consideraban lugar donde radicaban las pasiones. En la Biblia corazón y riñones aparecen asociados con frecuencia (ver Jer 11:20; Jer 17:10; Jer 20:12; Sal 7:9; Sal 26:2; Apo 2:23).
Sabiduría 1,6Sab 7:23; (ver Pro 8:31; Tit 3:4); 1Re 8:39; Jer 11:20; Sal 44:21; Pro 15:11; Hch 1:24.
Sabiduría 1,7— da consistencia: El término griego utilizado pertenece al ámbito de la filosofía estoica.
Sabiduría 1,7Jer 23:24; Sal 139:7-12.
Sabiduría 1,8Pro 22:12; Sir 39:19.
Sabiduría 1,10— oído celoso: En el sentido de que Dios de ninguna manera está dispuesto a renunciar a sus derechos absolutos de creador y dueño de todo el universo.
Sabiduría 1,10Éxo 20:5; Deu 29:20.
Sabiduría 1,11— hace morir el alma: Introduce aquí el autor el tema de la muerte, tanto la físico-biológica, como sobre todo la espiritual; es esta última a la que realmente hay que temer por cuanto comporta la separación temporal o definitiva de Dios que es la fuente de toda vida.
Sabiduría 1,11ver Éxo 15:24; Núm 13:32; Sal 78:19; 1Co 10:10.
Sabiduría 1,12Pro 8:36.
Sabiduría 1,13Sab 2:23-24; (ver Sab 1:13-16; Sab 2:1-24; Sab 3:1-19; Sab 4:1-20; Sab 5:1-23; Sab 6:1-25; Sab 7:1-30; Sab 8:1-21; Sab 9:1-18; Sab 10:1-21; Sab 11:1-26; Sab 12:1); Eze 18:23-32; Eze 33:11.
Sabiduría 1,14— saludables: Nueva formulación del repetido y vio Dios que era bueno de la primera página de la Biblia (Gén 1:4; Gén 1:10; Gén 1:12; Gén 1:18; Gén 1:21; Gén 1:25; Gén 1:31).

— reino de la muerte: El término griego utilizado hace referencia al Hades de la mitología griega y también puede traducirse por abismo. Ver este vocablo en VOCABULARIO BÍBLICO.
Sabiduría 1,16Isa 28:15; Pro 8:36.