Sabiduría 14 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 31 versitos |
1

La idolatría de los navegantes

Igualmente hay quien se hace a la mar y, al tener que surcar las enfurecidas olas, invoca a un trozo de madera más frágil que la nave que lo lleva º.
2 El ansia de lucro concibió la nave, y la sabiduría del armador la construyó.
3 Pero es tu providencia *, Padre, la que dirige el navío; porque tú abriste camino en el mismo mar y trazaste una senda segura en medio de las olas º. º
4 Tú has mostrado que puedes salvar de todo peligro, para que hasta los inexpertos se arriesguen a embarcar.
5 Pero no quieres que sean inútiles las obras de tu sabiduría. Por eso los navegantes no temen confiar su vida a una endeble embarcación de madera º, surcan las olas a bordo de una balsa y arriban a puerto sanos y salvos. º
6 Cuando, al principio, perecieron aquellos orgullosos gigantes *, la esperanza del mundo se refugió en una balsa que, pilotada por ti, entregó a la posteridad la semilla de una humanidad nueva º.
7 ¡Bendita, pues, la madera que tiene un uso recto!
8 Pero maldito sea tanto el ídolo, que es obra humana *, como su artífice: el uno porque lo fabricó, y el otro, porque siendo algo inconsistente º, le otorgaron el título de dios. º
9 Dios detesta por igual al impío y su impiedad,
10 obra y autor serán igualmente castigados.
11 Por eso serán destruidos los ídolos paganos, porque entre las criaturas de Dios se han convertido en algo detestable, en ocasión de pecado para los seres humanos y en trampa para los pies de los necios. º
12

Cómo se originó el culto a los ídolos

La invención de los ídolos originó la infidelidad º, con su descubrimiento se corrompió la existencia; º
13 ni existían al principio, ni existirán para siempre.
14 Entraron en el mundo por la necedad humana y por eso está decretado su inminente final. º
15 Desconsolado por la muerte prematura de su hijo un padre encarga que le hagan una imagen de quien le ha sido repentinamente arrebatado; y el que ayer no era otra cosa que un cadáver, hoy lo venera como si fuera un dios encargando secretas ceremonias a los suyos º.
16 Más tarde, con el paso del tiempo, esta impía costumbre se consolida como ley.
17 Del mismo modo, por orden de los soberanos, comienzan a recibir culto las estatuas º, pues, como a causa de la distancia no se los podía honrar personalmente, se reproduce en figura a la persona lejana; de esta manera adulaban con entusiasmo al ausente como si estuviera presente.
18 La propia ambición del artista hizo que se extendiera este culto, incluso entre aquellos que no lo conocían;
19 y es que en su afán por complacer al soberano, mejoró con su arte la hermosura de la imagen.
20 Así que la gente, seducida por la belleza de la obra, convirtió en objeto de adoración a quien antes consideraba un simple mortal.
21 Lo cual derivó en trampa para los vivientes, porque los humanos, bien a causa de sus desventuras, bien forzados por un poder tiránico, otorgaron a piedras y a maderas el nombre incomunicable º.
22

Nefastas consecuencias de la idolatría

Pero no les bastó errar en el conocimiento de Dios, sino que por la gran confusión que causa la ignorancia, saludan como “paz” lo que sólo son males ingentes. º
23 Con sus ritos infanticidas, sus misterios ocultos y sus frenéticas orgías de ritos extravagantes, º
24 ni la vida ni el matrimonio mantienen impolutos, sino que unos a otros se matan a traición y se ofenden cometiendo adulterios.
25 Todo es una mezcla caótica de sangre, asesinatos, robos y fraudes, de corrupción, infidelidad, agitación y perjurio;
26 se confunden los valores º, se olvida la gratitud, las almas se contaminan, la perversión sexual impera y los matrimonios se destruyen; reinan el adulterio y el libertinaje.
27 Porque el culto a esos ídolos sin valor º es el origen, la causa y el desenlace de todo mal,
28 ya que, o se divierten frenéticamente a base de mentiras, o viven en la injusticia y se dan con ligereza al perjurio.
29 Como han confiado en ídolos que no tienen vida, no temen ningún mal por haber jurado en falso;
30 sin embargo un doble castigo los golpeará: porque adorando a los ídolos han menospreciado a Dios * y porque, al jurar en falso, han ultrajado su santidad º.
31 Y no es que puedan algo los ídolos por los que se jura, sino que es la justicia que merecen los pecadores, la que se abatirá inexorable sobre el crimen de los impíos.

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Introducción a Sabiduría

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


Con independencia de su inclusión o no, según los distintos criterios, en la lista bíblica de libros sagrados, el libro de la Sabiduría es un magnífico ejemplo de diálogo entre dos mundos culturales: el judío y el griego de los últimos años del AT. La verdad es que en el momento actual de la investigación no existe certeza absoluta sobre una serie de cuestiones relativas a su ambientación histórica-literaria: autor, destinatarios, tiempo exacto y lugar concreto de composición, género literario preciso, unidad o diversidad de composición y de estructura. Pero sí disponemos de datos suficientemente probables cuya convergencia arroja la luz indispensable para situar el libro en el marco histórico literario e ideológico correcto.


El título, que como es habitual en la literatura bíblica no pertenece al texto original, varía según las distintas tradiciones manuscritas. En los manuscritos griegos es constante el de Sabiduría de Salomón; en los latinos prevalece el de Sabiduría sin más añadidos. La atribución del libro a Salomón es, sin duda, ficticia. Se debe a la costumbre, muy extendida en la antigüedad y de la que participa ampliamente la Biblia, de colocar a la sombra y bajo la autoridad de un personaje famoso — en este caso Salomón — un libro o escrito que se quiere divulgar. Salomón, prototipo del rey culto e ilustrado según la tradición judía, nunca es nombrado expresamente en Sabiduría; pero no admite dudas que el autor se identifica ficticiamente con él en diversos pasajes del libro (ver sobre todo Sab 7:4-8; Sab 8:2; Sab 9:15; Sab 9:7Sab 8:12). En realidad, el autor real es un judío orgulloso de su raza y enamorado de su religión, pero al mismo tiempo profundo conocedor e incluso admirador de la cultura y del pensamiento helenista de su tiempo.


En algún momento se ha propuesto la posibilidad de varios autores para el libro de la Sabiduría; actualmente, sin embargo, es prácticamente unánime la opinión de un solo autor. Un autor que pertenecería a la numerosa comunidad judía de Alejandría (Egipto) y que compuso su obra probablemente en la segunda mitad del siglo I a. C. La situación histórica global reflejada en Sb favorece como fecha más concreta de composición los primeros años del reinado de Octavio Augusto (30 a. C.-14 d. C.).


¿En quiénes estaba pensando el autor de Sabiduría cuando escribe su obra? Tampoco aquí las opiniones son del todo coincidentes. Desde luego no son única ni principalmente los gobernantes de la tierra de Sab 1:1, dedicatoria que es también evidentemente ficticia y destinada a dar mayor impacto y autoridad a sus palabras. Los destinatarios de Sabiduría son prioritariamente los judíos que viven en Egipto, que están pasando por dificultades (aunque no lleguen al grado de persecución abierta) y que necesitan ser animados, revitalizados y consolidados en su fe. Pero también el mundo cultural no judío, si bien secundariamente, está en el punto de mira del autor de Sabiduría que en modo alguno es ajeno a un cierto proselitismo y afán de propaganda a favor de la sabiduría de Israel.


2. Características literarias


El libro de la Sabiduría constituye, desde el punto de vista literario, una de las obras más logradas de la Biblia griega. En algún momento se pensó que, al menos en parte (sobre todo los capítulos Sab 1:1-16Sab 5:1-23), podía ser traducción de un original hebreo. Hoy es una opinión descartada. En efecto, el vocabulario, el estilo, determinados recursos retóricos, una serie de fórmulas redaccionales extrañas a la estructura de la lengua hebrea, abogan claramente a favor de una composición original en griego helenístico. Lo cual no impide la presencia casi masiva de elementos característicos de la poesía hebrea, tales como el paralelismo. En realidad, en Sabiduría confluyen armónicamente elementos estilísticos semitas con múltiples recursos retóricos griegos; estos últimos acaban imponiéndose y configurando la fisonomía definitiva de la obra. Sorprende la riqueza de vocabulario y la cantidad de términos, por una parte ajenos a la literatura bíblica y, por otra, estrechamente emparentados con el pensamiento y el discurso propios de la filosofía del tiempo, que era principalmente la platónica.


¿Es el libro de la Sabiduría un poema didáctico o un ensayo filosófico-teológico redactado en un singular tipo de prosa? La disposición material del contenido invita ciertamente a pensar que el autor ha querido componer una obra poética, pero no está claro que en todo momento lo consiga. En cualquier caso, adopta desde el comienzo la forma de los versos hebreos esforzándose en imitar y al mismo tiempo helenizar la poesía bíblica. Cabría decir que en bastantes momentos nos encontramos ante una especie de brillante prosa rítmico-poética.


En cuanto al género literario del libro, ¿es una invitación/exhortación a conseguir la sabiduría? ¿Es un elogio/alabanza de la sabiduría? ¿O es una reflexión/contemplación al estilo rabínico del tiempo — tipo, por tanto, midrash — sobre la presencia y la acción de la sabiduría (providencia) divina en la historia de Israel? Todas estas propuestas se han hecho y todas podrían considerarse correctas según qué parte del libro se tenga principalmente en cuenta. Reducir todo el libro a un solo género literario — que en todo caso sería el de elogio/alabanza con unas características muy peculiares — , parece un tanto problemático. Es preferible pensar en la confluencia de varios géneros literarios. Los enumerados más arriba, por supuesto, pero también otros de menor cuantía que, más que géneros literarios propiamente tales, son más bien recursos retóricos o métodos exegéticos. Podríamos enumerar: el discurso escatológico-apocalíptico, la diatriba de inspiración socrático-estoica, el comentario rabínico de textos bíblicos, la comparación en forma de contraste, etc.


3. Fuentes de inspiración


Sin menoscabo de la fuerte personalidad del autor de Sb y de la incuestionable originalidad de su obra, hay que constatar sus profundas raíces bíblicas y su enorme aprecio por los valores culturales paganos de su tiempo. No deja de sorprender, pero es así, que un judío fervoroso tomara en serio la cultura helenística para presentar de manera actualizada su fe. Es clave para leer e interpretar correctamente el libro de la Sabiduría partir de esta manifiesta intención de su autor de hacer entrar en amistoso y fecundo diálogo la cultura semita y el mundo helenista, la teología judía y la filosofía griega.


a) Es evidente que el autor de Sabiduría está muy familiarizado con la Sagrada Escritura a la que conoce sobre todo a través de la versión griega de los LXX. Rara vez cita literalmente, pero las alusiones son continuas. Especialmente se inspira en el Génesis, Éxodo, Isaías, Salmos y Proverbios; conoce también la traducción griega del Eclesiástico y alude a él con cierta frecuencia. Y si es cierto que el libro de la Sabiduría está escrito originalmente en griego, no cabe duda de que su autor dominaba el hebreo, al que más de una vez recurre directa o indirectamente. Hay que añadir, además, que el autor de Sabiduría estaba también familiarizado con el modo y los métodos de exponer la Escritura en la sinagoga. Esto hace que trate sus fuentes con una gran libertad y que se haga eco de tradiciones extrabíblicas que amplifican y embellecen los relatos, a veces con rasgos muy cercanos a la leyenda. Todo ello lo da por bueno nuestro autor con tal de apuntalar la amenazada fe de los judíos alejandrinos, consolidar su confianza en el insuperable valor de la sabiduría israelita y de sus tradiciones sagradas, y también de hacer partícipes a los paganos del conocimiento de la auténtica sabiduría, es decir, del verdadero Dios que no es otro sino el Dios de Israel.


b) Y junto a las raíces bíblicas de Sabiduría, es preciso valorar en su justa medida el influjo de la cultura, el pensamiento y la literatura helenística en el conjunto de su obra. Que este influjo ha sido considerable, incluso profundo, es opinión prácticamente unánime. El autor hace gala permanentemente de sus amplios conocimientos literarios, culturales y filosóficos. No puede decirse que sea especialmente tributario de una escuela filosófica concreta (platonismo, estoicismo) o que abunden las referencias expresas a tal o cual autor, pero las reminiscencias y alusiones al mundo cultural helenístico son abundantísimas. Lo que ya resulta más difícil precisar es si se trata de un convencimiento personal profundo sobre los valores de dicha cultura, o más bien de una simple actitud estratégica con el fin de tender un puente entre la fe bíblica y la concreta situación de sus lectores. Tal vez lo más sensato sea evitar planteamientos radicales: ni convertir al autor de Sabiduría en un casi adorador de la cultura helenística fascinado por sus encantos y valores, ni pensar que sólo se sirve de esa cultura, bien a su pesar, como mero instrumento para captar la benevolencia de posibles lectores paganos. Siente, sin duda, un sincero aprecio por dicha cultura y la utiliza inteligentemente para profundizar en su fe judía, para iluminar misterios hasta ahora impenetrables, para encontrar respuestas a difíciles problemas. Eso sí, sin dudar por un momento en rechazar abiertamente todo lo que considera negativo en su confrontación con la fe israelita, a saber, el culto a los ídolos, el materialismo ambiental, los ritos mágicos de las religiones mistéricas, etc.


4. Estructura y contenido doctrinal


Partiendo del hecho, apenas discutido a pesar de la variedad de temas y de recursos estilísticos, de la unidad de autor y de composición, el libro de la Sabiduría suele dividirse en tres grandes bloques. Existen algunas diferencias de criterio a la hora de señalar los límites precisos de cada parte, pero en líneas generales esta sería la estructura:


I. — Cps. Sab 1:1-16Sab 5:1-23 : El tema central de esta sección gira en torno al destino de la vida humana en los planes de Dios. Un tema que el autor desarrolla en una serie de discursos sobre la justicia-sabiduría divina y sobre la distinta suerte de los buenos (inmortalidad feliz) y los impíos (castigo y perdición).


II. — Cps. Sab 6:1-25Sab 9:1-18 : Contiene un apasionado elogio de la Sabiduría. Un elogio puesto en boca del rey Salomón (a quien, sin embargo, no se nombra expresamente) y que describe a la Sabiduría como una realidad personificada estrechamente vinculada a la divinidad. El autor habla del origen, de la naturaleza, de las propiedades y del modo de adquirir esa sabiduría. Evocando el ejemplo de Salomón, que la solicitó humilde y fervientemente de Dios (Sab 7:1-30; Sab 7:1-30), pero al mismo tiempo la buscó con ardor (Sab 8:2), implícitamente está invitando a sus lectores a que procedan de igual modo. La inspiración de esta parte del libro en textos e imágenes de Pr y Eclo parece incuestionable (ver Pro 1:1-33Pro 9:1-18; Sir 1:1-20; Sir 4:11-19; Sir 6:18-37; Sir 14:20Sir 15:10).


III. — Cps. Sab 10:1-21Sab 19:1-22 : Es una actualizada meditación sapiencial sobre la providencia divina, teniendo como punto de referencia los acontecimientos del Éxodo. Se trata de una sección que está articulada sobre la base de siete comparaciones en forma de contraste; en ellas se pone de manifiesto la misteriosa acción de la sabiduría divina que, por una parte, libera y colma de bienes (la justicia salvífica) al pueblo israelita — los fieles del Señor — y, por otra, castiga a los egipcios opresores con una serie de terribles plagas. La descripción de los contrastes se interrumpe con algunas digresiones entre las que destaca una amplia y muy encendida polémica contra la idolatría (Sab 13:1Sab 15:19). También esta tercera parte ha podido tener presente, aunque desde otra perspectiva, la contemplación histórico-sapiencial de Sir 42:1Sir 50:21.


Resumiendo, el hilo teológico conductor del libro de la Sabiduría puede ser el tema de la justicia-sabiduría divina en su triple aspecto de justicia/retribución, justicia/rectitud y justicia/fuerza salvadora. La originalidad y el énfasis con que se plasman en este singular libro ideas sobre el destino inmortal de los seres humanos, sobre la naturaleza y propiedades de la Sabiduría como realidad divina personificada, sobre el espíritu de Dios que llena la tierra y da consistencia a todas las cosas (Sab 1:7), sobre la inutilidad absoluta de los ídolos, y todo ello utilizando el marco de una cultura nueva y brillante como era la helenista, hacen de Sabiduría un libro realmente revolucionario en relación con la literatura bíblica tradicional.


Fuente:

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Notas

Sabiduría 14,1— la nave que lo lleva: Las naves antiguas solían llevar, bien a proa bien a popa, la imagen grabada o esculpida de la respectiva divinidad protectora (ver Hch 28:11).


Sabiduría 14,3— providencia: El término griego así traducido aparece únicamente aquí y en Sab 17:2 en toda la Biblia griega. Está inspirado en el pensamiento helenista (sobre todo en la filosofía estoica), pero su contenido no es ajeno a la Biblia (ver Isa 49:15-16; Sal 107:23-30; Sal 145:15-16; Job 10:11-12).

— abriste... en medio de las olas: Cita casi literal de Isa 43:16 y Sal 77:19. Es evidente la alusión al paso del mar Rojo.
Sabiduría 14,3Isa 43:16; Sal 77:19.
Sabiduría 14,4Sal 107:23-30.
Sabiduría 14,5— embarcación de madera: Lit. trozo de madera.
Sabiduría 14,6— gigantes: Son los personajes mencionados en Gén 6:4 que aparecen también en Sir 16:7 y Bar 3:26-28.

— balsa... humanidad nueva: Clara referencia al “arca de Noé” (ya mencionada en Sab 10:4) y a la familia de Noé considerada por la Escritura como un nuevo punto de partida en la historia de la humanidad (ver Gén 7:23; Sir 44:17); no obstante, el apelativo de semilla dado a Noé es único en toda la Biblia griega.
Sabiduría 14,8— el ídolo que es obra humana: El texto griego emplea un único vocablo que se traduciría lit. lo manufacturado; es un término que la Biblia hebrea emplea con frecuencia para designar a los ídolos.

— inconsistente: Lit. corruptible.
Sabiduría 14,8Deu 27:15.
Sabiduría 14,11Isa 2:18-20; Jer 10:11; Jer 10:15; Zac 13:2.
Sabiduría 14,12— infidelidad: Lit. prostitución, fornicación, adulterio. La identificación entre la infidelidad matrimonial y la idolatría como suprema infidelidad a Dios, es clásica en la Biblia (ver Eze 23:1-49; Ose 1:1-11; Ose 1:10-21).
Sabiduría 14,12Éxo 34:16; Deu 31:16.
Sabiduría 14,14Sab 14:11; Sof 2:11.
Sabiduría 14,15— secretas ceremonias a los suyos: Lit. misterios y ritos de iniciación entre sus subordinados. Probable alusión a la costumbre grecorromana de elevar a los hijos difuntos al rango de semidioses o héroes protectores.
Sabiduría 14,17— ... las estatuas: En absoluto, cabe una puntuación distinta que modificaría la traducción de la siguiente manera: Más tarde, con el paso del tiempo, se estableció como ley la impía costumbre de rendir culto a las estatuas por orden de los soberanos.
Sabiduría 14,21— el nombre incomunicable: Se trata del Señor (Yahvé), el nombre divino por excelencia que según Éxo 3:14 fue revelado a Moisés.
Sabiduría 14,22Rom 1:24-32.
Sabiduría 14,23Sab 12:5.
Sabiduría 14,26— se confunden los valores: Otra posible traducción: se desconciertan los buenos; o bien: los buenos son confundidos (acosados).
Sabiduría 14,27— ídolos sin valor: Lit. ídolos sin nombre. Es sabido que en la cultura semita, carecer de nombre es como carecer de ser, como no valer absolutamente nada.
Sabiduría 14,30— han menospreciado a Dios: Otra posible traducción: se han hecho una falsa idea de Dios.

— su santidad: O bien: la santidad, como atributo con el que se designa de otra forma al verdadero Dios.