Sabiduría 7 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 30 versitos |
1

El autor del libro y la sabiduría

Yo también º, igual que todos, soy un hombre mortal, descendiente de aquel primero formado de la tierra. En el seno de mi madre fue modelada mi carne; º
2 en su sangre tomé consistencia durante diez meses º gracias a la simiente del varón y al placer que acompaña al sueño.
3 Al nacer, respiré también el aire común; al llegar a esta tierra, donde todos sufren por igual, mi primera voz fue, como la de todos, el llanto.
4 Me criaron entre pañales con el mayor cuidado,
5 pues ningún rey comenzó su vida de otro modo.
6 Todos entran en la vida de la misma manera y todos salen de ella de idéntica forma.
7 Por eso oré a Dios y me concedió prudencia; le rogué y me dio el espíritu de la sabiduría º.
8 La preferí a los cetros y a los tronos y en nada tuve a la riqueza al compararla con ella. º
9 Ni aun la más preciosa joya puede igualarla; todo el oro a su lado es un puñado de arena, junto a ella la plata es como el barro. º
10 La amé más que a la salud y la belleza, la escogí para tenerla como luz º, porque su resplandor no se pierde en el ocaso.
11 Todos los bienes me vinieron con ella y en sus manos había riquezas incontables. º
12 De todo ello disfruté al saber que estaba dirigido por la sabiduría, si bien yo ignoraba que ella era su fuente.
13 La aprendí sin engaño, la comparto sin envidia, a nadie trato de ocultar sus riquezas.
14 Es para los mortales un tesoro inagotable: quienes la adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los beneficios de la instrucción los recomiendan.
15

La sabiduría, origen de todo conocimiento

Que Dios me conceda expresarme con clarividencia y albergar pensamientos dignos de sus dones, porque él es quien guía la sabiduría y quien dirige a los que se precian de sabios.
16 De él dependemos nosotros y nuestras palabras, así como toda prudencia y destreza para obrar. º
17 Él me concedió conocer sin error lo que existe, me hizo penetrar en la constitución del mundo y en la estructura de sus elementos: º
18 conocer el comienzo, el fin y el centro de los tiempos, los períodos solares y el cambio de las estaciones,
19 los ciclos del año y la posición de los astros,
20 la naturaleza de los animales y el instinto de las fieras, la fuerza de los espíritus º y los razonamientos humanos, la variedad de las plantas y la potencia de sus raíces.
21 Llegué a conocer cuanto existe, oculto o manifiesto, pues la sabiduría, artífice del universo, me lo enseñó.
22

Descripción de la sabiduría

La sabiduría º, en efecto, posee un espíritu inteligente, santo, único, multiforme, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, plenamente diáfano, inalterable, amante del bien y penetrante; º
23 libre, benéfico, amigo de la humanidad, firme, seguro y sereno; un espíritu que todo lo puede y observa y que penetra en todos los espíritus, sean inteligentes, puros o sutiles. º
24 La sabiduría es más ágil que el propio movimiento y, en virtud de su pureza, todo lo atraviesa y lo penetra.
25 Es efluvio º del poder de Dios, emanación de la gloria del Omnipotente; por eso, con nada se contamina.
26 Es un reflejo de la luz eterna, espejo sin mancha de la actividad de Dios e imagen de su bondad. º
27 Siendo única, todo lo puede; siendo inmutable, todo lo renueva. Guía en cada época las vidas virtuosas º y hace amigos de Dios y profetas. º
28 Y es que Dios tan sólo ama al que convive con la sabiduría,
29 pues ella es más hermosa que el sol, más brillante que cualquier constelación, incomparablemente más radiante que luz.
30 Porque a la luz del día sigue la noche, pero el mal no prevalece contra la sabiduría.

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Introducción a Sabiduría

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


Con independencia de su inclusión o no, según los distintos criterios, en la lista bíblica de libros sagrados, el libro de la Sabiduría es un magnífico ejemplo de diálogo entre dos mundos culturales: el judío y el griego de los últimos años del AT. La verdad es que en el momento actual de la investigación no existe certeza absoluta sobre una serie de cuestiones relativas a su ambientación histórica-literaria: autor, destinatarios, tiempo exacto y lugar concreto de composición, género literario preciso, unidad o diversidad de composición y de estructura. Pero sí disponemos de datos suficientemente probables cuya convergencia arroja la luz indispensable para situar el libro en el marco histórico literario e ideológico correcto.


El título, que como es habitual en la literatura bíblica no pertenece al texto original, varía según las distintas tradiciones manuscritas. En los manuscritos griegos es constante el de Sabiduría de Salomón; en los latinos prevalece el de Sabiduría sin más añadidos. La atribución del libro a Salomón es, sin duda, ficticia. Se debe a la costumbre, muy extendida en la antigüedad y de la que participa ampliamente la Biblia, de colocar a la sombra y bajo la autoridad de un personaje famoso — en este caso Salomón — un libro o escrito que se quiere divulgar. Salomón, prototipo del rey culto e ilustrado según la tradición judía, nunca es nombrado expresamente en Sabiduría; pero no admite dudas que el autor se identifica ficticiamente con él en diversos pasajes del libro (ver sobre todo Sab 7:4-8; Sab 8:2; Sab 9:15; Sab 9:7Sab 8:12). En realidad, el autor real es un judío orgulloso de su raza y enamorado de su religión, pero al mismo tiempo profundo conocedor e incluso admirador de la cultura y del pensamiento helenista de su tiempo.


En algún momento se ha propuesto la posibilidad de varios autores para el libro de la Sabiduría; actualmente, sin embargo, es prácticamente unánime la opinión de un solo autor. Un autor que pertenecería a la numerosa comunidad judía de Alejandría (Egipto) y que compuso su obra probablemente en la segunda mitad del siglo I a. C. La situación histórica global reflejada en Sb favorece como fecha más concreta de composición los primeros años del reinado de Octavio Augusto (30 a. C.-14 d. C.).


¿En quiénes estaba pensando el autor de Sabiduría cuando escribe su obra? Tampoco aquí las opiniones son del todo coincidentes. Desde luego no son única ni principalmente los gobernantes de la tierra de Sab 1:1, dedicatoria que es también evidentemente ficticia y destinada a dar mayor impacto y autoridad a sus palabras. Los destinatarios de Sabiduría son prioritariamente los judíos que viven en Egipto, que están pasando por dificultades (aunque no lleguen al grado de persecución abierta) y que necesitan ser animados, revitalizados y consolidados en su fe. Pero también el mundo cultural no judío, si bien secundariamente, está en el punto de mira del autor de Sabiduría que en modo alguno es ajeno a un cierto proselitismo y afán de propaganda a favor de la sabiduría de Israel.


2. Características literarias


El libro de la Sabiduría constituye, desde el punto de vista literario, una de las obras más logradas de la Biblia griega. En algún momento se pensó que, al menos en parte (sobre todo los capítulos Sab 1:1-16Sab 5:1-23), podía ser traducción de un original hebreo. Hoy es una opinión descartada. En efecto, el vocabulario, el estilo, determinados recursos retóricos, una serie de fórmulas redaccionales extrañas a la estructura de la lengua hebrea, abogan claramente a favor de una composición original en griego helenístico. Lo cual no impide la presencia casi masiva de elementos característicos de la poesía hebrea, tales como el paralelismo. En realidad, en Sabiduría confluyen armónicamente elementos estilísticos semitas con múltiples recursos retóricos griegos; estos últimos acaban imponiéndose y configurando la fisonomía definitiva de la obra. Sorprende la riqueza de vocabulario y la cantidad de términos, por una parte ajenos a la literatura bíblica y, por otra, estrechamente emparentados con el pensamiento y el discurso propios de la filosofía del tiempo, que era principalmente la platónica.


¿Es el libro de la Sabiduría un poema didáctico o un ensayo filosófico-teológico redactado en un singular tipo de prosa? La disposición material del contenido invita ciertamente a pensar que el autor ha querido componer una obra poética, pero no está claro que en todo momento lo consiga. En cualquier caso, adopta desde el comienzo la forma de los versos hebreos esforzándose en imitar y al mismo tiempo helenizar la poesía bíblica. Cabría decir que en bastantes momentos nos encontramos ante una especie de brillante prosa rítmico-poética.


En cuanto al género literario del libro, ¿es una invitación/exhortación a conseguir la sabiduría? ¿Es un elogio/alabanza de la sabiduría? ¿O es una reflexión/contemplación al estilo rabínico del tiempo — tipo, por tanto, midrash — sobre la presencia y la acción de la sabiduría (providencia) divina en la historia de Israel? Todas estas propuestas se han hecho y todas podrían considerarse correctas según qué parte del libro se tenga principalmente en cuenta. Reducir todo el libro a un solo género literario — que en todo caso sería el de elogio/alabanza con unas características muy peculiares — , parece un tanto problemático. Es preferible pensar en la confluencia de varios géneros literarios. Los enumerados más arriba, por supuesto, pero también otros de menor cuantía que, más que géneros literarios propiamente tales, son más bien recursos retóricos o métodos exegéticos. Podríamos enumerar: el discurso escatológico-apocalíptico, la diatriba de inspiración socrático-estoica, el comentario rabínico de textos bíblicos, la comparación en forma de contraste, etc.


3. Fuentes de inspiración


Sin menoscabo de la fuerte personalidad del autor de Sb y de la incuestionable originalidad de su obra, hay que constatar sus profundas raíces bíblicas y su enorme aprecio por los valores culturales paganos de su tiempo. No deja de sorprender, pero es así, que un judío fervoroso tomara en serio la cultura helenística para presentar de manera actualizada su fe. Es clave para leer e interpretar correctamente el libro de la Sabiduría partir de esta manifiesta intención de su autor de hacer entrar en amistoso y fecundo diálogo la cultura semita y el mundo helenista, la teología judía y la filosofía griega.


a) Es evidente que el autor de Sabiduría está muy familiarizado con la Sagrada Escritura a la que conoce sobre todo a través de la versión griega de los LXX. Rara vez cita literalmente, pero las alusiones son continuas. Especialmente se inspira en el Génesis, Éxodo, Isaías, Salmos y Proverbios; conoce también la traducción griega del Eclesiástico y alude a él con cierta frecuencia. Y si es cierto que el libro de la Sabiduría está escrito originalmente en griego, no cabe duda de que su autor dominaba el hebreo, al que más de una vez recurre directa o indirectamente. Hay que añadir, además, que el autor de Sabiduría estaba también familiarizado con el modo y los métodos de exponer la Escritura en la sinagoga. Esto hace que trate sus fuentes con una gran libertad y que se haga eco de tradiciones extrabíblicas que amplifican y embellecen los relatos, a veces con rasgos muy cercanos a la leyenda. Todo ello lo da por bueno nuestro autor con tal de apuntalar la amenazada fe de los judíos alejandrinos, consolidar su confianza en el insuperable valor de la sabiduría israelita y de sus tradiciones sagradas, y también de hacer partícipes a los paganos del conocimiento de la auténtica sabiduría, es decir, del verdadero Dios que no es otro sino el Dios de Israel.


b) Y junto a las raíces bíblicas de Sabiduría, es preciso valorar en su justa medida el influjo de la cultura, el pensamiento y la literatura helenística en el conjunto de su obra. Que este influjo ha sido considerable, incluso profundo, es opinión prácticamente unánime. El autor hace gala permanentemente de sus amplios conocimientos literarios, culturales y filosóficos. No puede decirse que sea especialmente tributario de una escuela filosófica concreta (platonismo, estoicismo) o que abunden las referencias expresas a tal o cual autor, pero las reminiscencias y alusiones al mundo cultural helenístico son abundantísimas. Lo que ya resulta más difícil precisar es si se trata de un convencimiento personal profundo sobre los valores de dicha cultura, o más bien de una simple actitud estratégica con el fin de tender un puente entre la fe bíblica y la concreta situación de sus lectores. Tal vez lo más sensato sea evitar planteamientos radicales: ni convertir al autor de Sabiduría en un casi adorador de la cultura helenística fascinado por sus encantos y valores, ni pensar que sólo se sirve de esa cultura, bien a su pesar, como mero instrumento para captar la benevolencia de posibles lectores paganos. Siente, sin duda, un sincero aprecio por dicha cultura y la utiliza inteligentemente para profundizar en su fe judía, para iluminar misterios hasta ahora impenetrables, para encontrar respuestas a difíciles problemas. Eso sí, sin dudar por un momento en rechazar abiertamente todo lo que considera negativo en su confrontación con la fe israelita, a saber, el culto a los ídolos, el materialismo ambiental, los ritos mágicos de las religiones mistéricas, etc.


4. Estructura y contenido doctrinal


Partiendo del hecho, apenas discutido a pesar de la variedad de temas y de recursos estilísticos, de la unidad de autor y de composición, el libro de la Sabiduría suele dividirse en tres grandes bloques. Existen algunas diferencias de criterio a la hora de señalar los límites precisos de cada parte, pero en líneas generales esta sería la estructura:


I. — Cps. Sab 1:1-16Sab 5:1-23 : El tema central de esta sección gira en torno al destino de la vida humana en los planes de Dios. Un tema que el autor desarrolla en una serie de discursos sobre la justicia-sabiduría divina y sobre la distinta suerte de los buenos (inmortalidad feliz) y los impíos (castigo y perdición).


II. — Cps. Sab 6:1-25Sab 9:1-18 : Contiene un apasionado elogio de la Sabiduría. Un elogio puesto en boca del rey Salomón (a quien, sin embargo, no se nombra expresamente) y que describe a la Sabiduría como una realidad personificada estrechamente vinculada a la divinidad. El autor habla del origen, de la naturaleza, de las propiedades y del modo de adquirir esa sabiduría. Evocando el ejemplo de Salomón, que la solicitó humilde y fervientemente de Dios (Sab 7:1-30; Sab 7:1-30), pero al mismo tiempo la buscó con ardor (Sab 8:2), implícitamente está invitando a sus lectores a que procedan de igual modo. La inspiración de esta parte del libro en textos e imágenes de Pr y Eclo parece incuestionable (ver Pro 1:1-33Pro 9:1-18; Sir 1:1-20; Sir 4:11-19; Sir 6:18-37; Sir 14:20Sir 15:10).


III. — Cps. Sab 10:1-21Sab 19:1-22 : Es una actualizada meditación sapiencial sobre la providencia divina, teniendo como punto de referencia los acontecimientos del Éxodo. Se trata de una sección que está articulada sobre la base de siete comparaciones en forma de contraste; en ellas se pone de manifiesto la misteriosa acción de la sabiduría divina que, por una parte, libera y colma de bienes (la justicia salvífica) al pueblo israelita — los fieles del Señor — y, por otra, castiga a los egipcios opresores con una serie de terribles plagas. La descripción de los contrastes se interrumpe con algunas digresiones entre las que destaca una amplia y muy encendida polémica contra la idolatría (Sab 13:1Sab 15:19). También esta tercera parte ha podido tener presente, aunque desde otra perspectiva, la contemplación histórico-sapiencial de Sir 42:1Sir 50:21.


Resumiendo, el hilo teológico conductor del libro de la Sabiduría puede ser el tema de la justicia-sabiduría divina en su triple aspecto de justicia/retribución, justicia/rectitud y justicia/fuerza salvadora. La originalidad y el énfasis con que se plasman en este singular libro ideas sobre el destino inmortal de los seres humanos, sobre la naturaleza y propiedades de la Sabiduría como realidad divina personificada, sobre el espíritu de Dios que llena la tierra y da consistencia a todas las cosas (Sab 1:7), sobre la inutilidad absoluta de los ídolos, y todo ello utilizando el marco de una cultura nueva y brillante como era la helenista, hacen de Sabiduría un libro realmente revolucionario en relación con la literatura bíblica tradicional.


Fuente:

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Notas

Sabiduría 7,1— yo también: Lo que venía haciendo el autor de Sb desde Sab 6:1, a saber, arrogarse ficticiamente la personalidad del rey Salomón, a partir de este momento lo hace con redoblada intensidad.


Sabiduría 7,1Gén 2:7; Sal 139:13; Sir 17:1.
Sabiduría 7,2— diez meses: Puede explicarse la cifra, bien por computarse meses lunares, bien porque el décimo mes, ya comenzado, se computaba como entero (ver, en cambio, 2Ma 7:27). Nótese cómo el autor describe aquí el proceso natural de gestación, mientras Job 10:10-11 y 2Ma 7:22 atribuyen directamente a Dios la formación del ser humano en el seno de la madre.
Sabiduría 7,7— oré a Dios... y me dio sabiduría: Esta estrecha vinculación entre la sabiduría y la oración tiene su principal punto de referencia en 1Re 3:9-12, pero también está presente en otros lugares como Sir 39:5-6; Sir 51:13-14.
Sabiduría 7,8Sab 8:21; 2Cr 1:11-12; Sir 47:12-17.
Sabiduría 7,9Job 28:15-19; Pro 3:13-15.
Sabiduría 7,10— la escogí para tenerla como luz: Otra posible traducción sería: y la preferí a la luz misma del día. Es significativo que la luz ocupa el punto culminante de los “siete” valores aquí enumerados y que el autor considera inferiores a la sabiduría.
Sabiduría 7,111Re 3:11-13; 1Re 10:21-24, Sir 47:18.
Sabiduría 7,16Sal 31:15; Job 12:10; Sir 10:5.
Sabiduría 7,17Sab 8:6; Sab 9:9; 1Re 4:29-34; (ver Pro 8:22-31).
Sabiduría 7,20— la fuerza de los espíritus: Otra posible traducción: la violencia de los vientos. El contexto parecería avalar esta segunda posibilidad, pero en modo alguno se excluye la evocación de esas potencias misteriosas que actúan tanto en el universo como en el interior del ser humano.
Sabiduría 7,22— la sabiduría: Nueva y, si cabe, más brillante presentación de la sabiduría como atributo personificado de Dios (ver Pro 8:22-31 y Sir 24:1-29). En este pasaje de Sb se la asignan veintiuna cualidades (7x3); teniendo en cuenta que la lengua hebrea es más bien pobre en adjetivos, salta a la vista la inspiración helenista del pasaje.
Sabiduría 7,22Sir 24:1-29.
Sabiduría 7,23Sab 1:5-7; Stg 3:17.
Sabiduría 7,25— efluvio: Viene a ser sinónimo de emanación, irradiación, exhalación, conceptos todos ellos que enfatizan la relación con la divinidad.
Sabiduría 7,26Ver Jua 1:9; Jua 1:18; 2Co 4:4; Col 1:15; Heb 1:3.
Sabiduría 7,27— vidas virtuosas: Lit. almas santas, que suele ser la traducción habitual. Ver, al respecto, nota a Sab 3:1-19; Sab 1:1-16.
Sabiduría 7,27Ver Sal 102:26-27; Sal 104:30.