Romanos  1 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 32 versitos |
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Introducción (1:1-17)

Saludo

Pablo, siervo de Cristo Jesús, elegido por Dios para ser apóstol y destinado a proclamar la buena noticia º, º
2 que Dios mismo había prometido en las Escrituras santas por medio de los profetas.
3 La buena noticia acerca de su Hijo, descendiente, en cuanto hombre, de David º
4 y manifestado º, en virtud de su resurrección de entre los muertos, como Hijo poderoso de Dios por la fuerza del Espíritu divino. Me refiero a Jesucristo, Señor nuestro, º
5 de quien he recibido, para gloria de su nombre, el don de ser apóstol, a fin de que todas las naciones respondan a la fe. º
6 Entre ellas se cuentan ustedes, elegidos para pertenecer a Jesucristo.
7 A todos ustedes que residen en Roma y han sido elegidos por Dios con amor para formar parte de su pueblo º, les deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
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Pablo y los cristianos de Roma

Quiero empezar dando gracias por todos ustedes a mi Dios, mediante Jesucristo, porque en el mundo entero se habla con admiración de la fe de ustedes.
9 Dios mismo, a quien sirvo de todo corazón º anunciando la buena noticia de su Hijo, puede garantizar que pienso constantemente en ustedes.
10 Una y otra vez insto a Dios en mis oraciones, a ver si tiene a bien facilitarme el que por fin pueda visitarlos.
11 ¿Hará falta que les diga cuántas ganas tengo de verlos y poder así comunicarles algún bien espiritual que los fortalezca?
12 Aunque, en realidad, se trata de animarnles mutuamente con esa fe que ustedes y yo tenemos en común.
13 No quiero que ignoren, hermanos, las muchas veces que he intentado visitarlos, sin éxito hasta el momento. Abrigaba la ilusión de cosechar también entre ustedes algún fruto, lo mismo que en otras regiones paganas,
14 ya que me debo por igual a civilizados y a no civilizados º, a sabios y a ignorantes.
15 Así que, en cuanto de mí depende, estoy enteramente dispuesto a proclamar la buena noticia también entre ustedes, los que residen en Roma.
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Tema central de la carta

No me avergüenzo de anunciar esta buena noticia, que es fuerza salvadora de Dios º para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es. º
17 Por ella, en efecto, se nos revela esa fuerza salvadora de Dios mediante una fe en continuo crecimiento. Así lo dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida º. º
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I.— SALVADOS POR DIOS MEDIANTE LA FE (1:18—4:25)

Toda la humanidad es culpable

Se ha hecho manifiesto que la ira de Dios se abate desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de quienes, actuando inicuamente, cierran el camino a la verdad.
19 Porque lo que es posible conocer acerca de la divinidad, lo tienen ellos a su alcance, ya que Dios mismo se lo ha puesto ante los ojos. º
20 En efecto, partiendo de la creación del universo, la razón humana puede descubrir, a través de las cosas creadas, las perfecciones invisibles de Dios: su eterno poder y su divinidad. De ahí que no tengan disculpa,
21 pues han conocido a Dios y, sin embargo, no le han tributado el honor que merecía, ni le han dado las gracias debidas. Al contrario, se han dejado entontecer con vanos pensamientos y su necio corazón se ha llenado de oscuridad.
22 Alardeando de sabios, se volvieron tan insensatos
23 que llegaron a cambiar la grandeza del Dios que nunca muere por imágenes de personas mortales, y aun de pájaros, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por eso, Dios los ha dejado a merced de sus bajos instintos, degradándose y envileciéndose a sí mismos.
25 Este es el fruto de haber preferido la mentira a la verdad de Dios º, de haber adorado y dado culto a la criatura en vez de al Creador, que es digno de ser alabado por siempre. Amén.
26 Así que Dios los ha dejado a merced de pasiones vergonzosas. Sus mujeres invierten el uso natural del sexo y se entregan a prácticas antinaturales.
27 Y lo mismo los hombres: dejan las relaciones naturales con la mujer y se abrasan en deseos de los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones infamantes, y en su propio cuerpo reciben el castigo que merece su extravío.
28 Y como no tienen interés en conocer a Dios, es Dios mismo quien los deja a merced de una mente pervertida que los empuja a hacer lo que no deben.
29 Rebosan injusticia º, perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, pendencieros, embaucadores, malintencionados, chismosos, º
30 calumniadores, impíos, ultrajadores, soberbios, fanfarrones, dañinos, rebeldes para con sus padres;
31 no tienen conciencia, ni palabra, ni corazón, ni piedad.
32 Conocen º de sobra la sentencia de Dios que declara reos de muerte a quienes hacen tales cosas y, sin embargo, no sólo las hacen, sino que incluso aplauden el que otros las hagan.

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Introducción a Romanos 

INTRODUCCIÓN


1. La carta y sus peculiaridades


La carta de Pablo a los Romanos es la más extensa de las que se le atribuyen y tanto en los manuscritos más antiguos como en las más recientes ediciones de la Biblia ocupa siempre el primer lugar dentro del epistolario paulino. Esto no significa que, cronológicamente, sea la primera carta de Pablo. Al contrario, según el parecer de numerosos biblistas modernos, sería la última de las cartas denominadas “protopaulinas”, es decir, de las escritas directa y personalmente por Pablo, bien de puño y letra, bien utilizando un amanuense.


Es, sin duda, la carta a los Romanos (en adelante utilizaremos preferentemente la abreviatura Rm) el escrito más profundo y ambicioso del Apóstol y en cierto modo puede considerarse como su testamento teológico. De hecho, Pablo escribió esta carta en uno de los momentos más críticos y significativos de su actividad misionera. Ha proclamado el evangelio por todo el Mediterráneo oriental (Rom 15:19). Está a punto de llevar a Jerusalén (donde no sabe cómo va a ser recibido) la colecta recogida entre los cristianos europeos en favor de las iglesias necesitadas de Palestina (Rom 15:25-27). A renglón seguido se propone dirigirse a España, en los confines de occidente, para anunciar también allí a Jesucristo (Rom 15:28). Magnífica ocasión para hacer escala en Roma, la capital del Imperio, y realizar un proyecto largamente acariciado: visitar la comunidad cristiana allí establecida y compartir con ella una misma vivencia de fe (Rom 1:10-13).


Con esta carta Pablo, siempre cortés, quiere anunciar a los hermanos de Roma su próxima visita, al tiempo que hace balance y resumen de lo que ha sido su actividad y su enseñanza cristiana hasta el momento. La escribe, con toda probabilidad, desde Corinto; pero es más difícil de precisar la fecha exacta de su composición, que está en función de la cronología general que se acepte como más probable para la vida y actividad literaria de Pablo; de ahí que unos autores sitúen la composición de Rm a finales del año 57 d. C. y otros la adelanten al año 55 d. C.


2. Los destinatarios de la carta


El cristianismo debió llegar a Roma muy pronto, incluso antes de que Pablo iniciara su actividad apostólica en Asia Menor y Grecia. Las excelentes comunicaciones entre Palestina y la capital del Imperio facilitaron el que judíos palestinenses convertidos al cristianismo viajasen a Roma y pusieran allí en marcha el movimiento cristiano en la década de los años cuarenta.


La colonia judía en Roma era muy numerosa — algún historiador la cifra en unos cincuenta mil miembros — y de ella debieron surgir los primeros cristianos que no tardaron en formar una comunidad relativamente numerosa. De hecho, cuando el emperador Claudio expulsa de Roma a todos los judíos en el año 49 d. C., lo hace probablemente debido a los conflictos surgidos entre judíos ortodoxos y judíos convertidos al cristianismo. A raíz del edicto de expulsión quedaron, pues, en Roma únicamente cristianos de origen pagano. Pero al cabo de unos cinco años, el decreto imperial dejó de aplicarse y muchos de los expulsados regresaron a Roma. Cuando Pablo escribe Rm, podemos pensar que la comunidad estaba relativamente equilibrada entre los cristianos procedentes del judaísmo y los procedentes del paganismo. ¿A quiénes en concreto se dirige preferentemente el Apóstol?


En primer lugar, Pablo es plenamente consciente de no ser el fundador de la iglesia de Roma y, por tanto, en modo alguno desea interferir en la labor apostólica de otros misioneros cristianos (Rom 15:20-21). Pero al mismo tiempo, no renuncia a cosechar también entre los romanos algún fruto... enteramente dispuesto a proclamar, también entre ellos, el mensaje de salvación (Rom 1:13-14). Los destinatarios de la carta parecen ser todos los cristianos sin distinción de origen, aunque tal vez Pablo tenga especialmente presentes a los cristianos procedentes del paganismo. ¿O más bien Pablo elabora sus reflexiones pensando no tanto en la iglesia de Roma, que le era bastante desconocida, cuanto en la experiencia y conocimientos que tenía de otras iglesias? No debe descartarse esta posibilidad. En efecto, es evidente, por ejemplo, la relación que existe entre Rm y la carta a los Gálatas. Y aunque no falta algún autor que quisiera hacer de Gálatas una especie de resumen de Rm, la opinión, con mucho mayoritaria, es que Rm ha sido escrita después de Gálatas a la que utiliza como claro punto de referencia.


3. Autenticidad y características literarias


Nadie ha puesto en duda que Pablo sea el autor de Rm. Lo que no impide que para su redacción material se haya servido de un ayudante llamado Tercio, que no se resigna a pasar inadvertido, por lo que en el capítulo de saludos se hace nominalmente presente (ver Rom 16:22). Precisamente este capítulo final de Rm presenta algún interrogante. ¿Formó desde el principio parte de la carta de Pablo a la iglesia de Roma? Así lo siguen sosteniendo numerosos autores. Muchos otros, sin embargo, piensan que Rom 16:1-23 es, en su origen, una carta independiente dirigida por Pablo, no a la iglesia de Roma, sino a la de Éfeso; sería una carta de recomendación en favor de Febe que era una mujer al servicio de la comunidad cristiana de Céncreas, uno de los puertos de Corinto (Rom 16:1). La cuestión está sin resolver.


En cuanto a la solemne doxología final (Rom 16:25-27), hay serias razones para pensar que no es originariamente paulina, sino que ha sido añadida posteriormente como conclusión de todas las cartas del Apóstol. Es significativo, al respecto, que, por una parte, los manuscritos colocan esta doxología en distintos lugares de la carta y, por otra, hay testigos — el Documento de Muratori, por ejemplo — de que antiguamente Rm estaba colocada al final del epistolario paulino.


En cuanto a la calidad literaria, Rm ofrece un estilo enérgico, vigoroso, rápido e incisivo. Es verdad que la belleza estilística de algunos de sus pasajes no es tanto la puramente literaria, cuanto la que brota de un espíritu totalmente entregado a su ideal religioso. Pero toda la carta está escrita en un tono digno y, aunque utiliza expresiones familiares, lo hace siempre con mucha sobriedad.


4. Contenido e importancia de la carta


Sin constituir una síntesis completa de la doctrina paulina, Rm es el escrito más denso y mejor elaborado de Pablo, con una incomparable riqueza teológica. En Rom 1:16-17 se enuncia el tema central de la carta: el mensaje de Jesús proclamado por Pablo tiene poder para salvar a todos, tanto judíos como no judíos, siempre que lo acojan con fe. Dios, pues, y sólo Dios, es quien restablece en su amistad al ser humano, y lo hace por medio de la fe en Jesucristo y no en virtud de las obras derivadas de un puntual cumplimiento de la ley de Moisés. Una vez enunciado el tema central, que había sido ya abordado de forma polémica en la carta a los Gálatas, Pablo lo desarrolla ahora de forma serena y sistemática en los once primeros capítulos de la carta.


Todos la humanidad ha caído bajo la esclavitud del pecado (Rom 1:18Rom 3:20); toda ella está necesitada de una salvación que solamente Dios puede ofrecer (Rom 3:21Rom 4:25); toda ella ha sido liberada por Cristo y llamada a participar de la nueva vida en el Espíritu (Rom 5:1Rom 8:39). Toda la humanidad, incluido el pueblo de Israel cuyo destino, al haber rechazado a Jesucristo, preocupa tan profundamente a Pablo que dedica al mismo tres intensos capítulos de la carta (Rom 9:1Rom 11:36).


Los capítulos finales de la carta (Rom 12:1Rom 15:13) están dedicados a reflexionar sobre la conducta cristiana. El que cree en Jesús, el Hijo de Dios, ha sido llamado a una vida nueva que ha de manifestarse claramente en la manera de actuar, de hablar y aun de pensar. Ha de manifestarse sobre todo en las relaciones con los demás, tanto si se trata de hermanos en la fe como de no creyentes, tanto si estas relaciones se producen en el ámbito de la iglesia cristiana como en el de la sociedad civil en medio de la cual vivían entonces los cristianos de Roma y han de vivir los cristianos de todos los tiempos.


Digamos, finalmente, que Rm ha ejercido una enorme influencia en la vida y en la historia del cristianismo. En ella sobre todo se inspiró Agustín de Hipona para hacer frente a las doctrinas pelagianas, y ella, junto con Gálatas, ha sido el centro máximo de atención en las discusiones teológicas interconfesionales. Afortunadamente hoy se la considera no como un texto que divida a las distintas confesiones — tal como sucedió en épocas pasadas — sino como la palabra capaz de unir a los creyentes en Cristo.


5. Estructura de la carta


— Introducción (Rom 1:1-17)


I. — SALVADOS POR DIOS MEDIANTE LA FE (Rom 1:18Rom 4:25)


II. — NUEVA VIDA EN CRISTO (Rom 5:1-21Rom 8:1-39)


III. — ISRAEL EN EL PLAN SALVADOR DE DIOS (Rom 9:1-33Rom 11:1-36)


IV. — LA CONDUCTA CRISTIANA (Rom 12:1Rom 15:13)


— Conclusión (Rom 5:14Rom 16:27)


Fuente:

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Notas

Romanos  1,1— buena noticia: Lit. evangelio, término utilizado en el NT para referirse a la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret. Ver nota a Mar 1:1.


Romanos  1,1Rom 15:19; Rom 16:25; Hch 9:15; Hch 9:15; 1Co 1:1; Gál 1:15; Mar 1:1; Mar 1:14.
Romanos  1,3Rom 9:5; Mat 1:1; Luc 1:32.
Romanos  1,4— manifestado: También puede traducirse: constituido en. Los vv. Rom 1:3-4 se hacen eco, probablemente, de una primitiva confesión cristiana de fe.
Romanos  1,4Sal 2:7; Sal 110:1; Mat 14:33; Mat 16:16; Mat 27:54; Mar 1:1; Luc 22:70; Jua 1:49; Jua 11:4; Jua 11:27; Jua 19:7; Jua 20:31; Hch 9:20; 2Co 1:19; Gál 2:20; Efe 4:13; Heb 4:14; Heb 6:6; Heb 7:3.
Romanos  1,5Rom 16:26; Hch 9:15; Gál 2:8-9.
Romanos  1,7— su pueblo: El texto griego emplea aquí el término santos, que evidentemente no tiene, tanto en este como en otros pasajes, el contenido moral que en la actualidad se le suele dar. Es un término cargado de resonancias veterotestamentarias, y por lo común alude a la consagración, de cosas o de personas, a Dios. De aquí que a veces se traduzca por consagrados, y sea, por ello mismo, aplicable a todos los cristianos, es decir, a todo el pueblo de Dios. Teniendo esto en cuenta, no debe extrañar que el término se traduzca, además de por pueblo, como en el presente caso, también por creyentes, hermanos, fieles o elegidos, según las ocasiones.
Romanos  1,9Ver Rom 1:1.
Romanos  1,9— a quien sirvo de todo corazón: Otra posible traducción: a quien rindo un culto auténtico (lit. en mi espíritu), entendiendo que el ministerio apostólico es un acto de culto tributado a Dios; ver Rom 15:16.
Romanos  1,14— a civilizados y a no civilizados: Lit. a griegos y bárbaros; en aquella época el término “griego” era sinónimo de mundo civilizado.
Romanos  1,15-16Ver Rom 1:1.
Romanos  1,16Rom 2:9-10; Hch 13:46-47.
Romanos  1,16— fuerza salvadora de Dios: Utiliza aquí Pablo el vocablo griego dikaiosine que ha sido traducido tradicionalmente por justicia (de Dios). El término en sí tiene un significado rico y complejo que habrá de ser precisado según los diversos contextos. En el presente contexto, y en otros parecidos, sobre todo de las cartas a Gálatas y Romanos, parece correcto traducir por fuerza salvadora (de Dios), habida cuenta de que con frecuencia, tanto en Pablo como en otros pasajes de la Sagrada Escritura, la “justicia de Dios” no es justicia vindicativa (para designar este tipo de justicia Pablo habla de la ira de Dios), sino justicia que salva. Relacionado con esto mismo, se traduce la expresión clásica paulina “Dios nos justifica” por Dios nos restablece en su amistad, que es más comprensible, de acuerdo con las categorías lingüísticas del lector actual. A la luz de cuanto acabamos de decir, no sería incorrecto traducir simplemente: Dios nos salva, es decir, nos libera de nuestros pecados y nos llama a vivir ya en el presente una especial relación de amistad con él.
Romanos  1,17— alcanzará la vida: Podría también traducirse de la siguiente manera: Aquel a quien Dios restablece en su amistad, alcanzará la vida por medio de la fe. Sin embargo, el contexto no parece favorecer esta última traducción.
Romanos  1,17Hab 2:4 (según la versión griega de los LXX).
Romanos  1,19Sab 13:1-9; Sal 19:1; Hch 17:24-28.
Romanos  1,25— a la verdad de Dios: Podría traducirse también: al Dios verdadero, en oposición a los ídolos que son falsedad y mentira (ver Jer 10:10-14; Jer 16:19-21; Jer 51:15-19; 1Ts 1:9).
Romanos  1,29— injusticia: algunos manuscritos, aunque no los mejores ni los más antiguos, añaden: lujuria.
Romanos  1,29Rom 13:13; 1Co 5:10-11; 1Co 6:9-10; Gál 5:19-21; Efe 5:3-5; 1Ti 1:9-10.
Romanos  1,32— Conocen: Probablemente aluda Pablo al veredicto de la conciencia, al que se refiere en Rom 2:14-16.