Numeros  16 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 50 versitos |
1

La rebelión de Coré y sus secuaces

Coré, hijo de Izhar, nieto de Queat y biznieto de Leví, se confabuló con Datán y Abirán, hijos de Eliab, y con On, hijo de Pelet, de la descendencia de Rubén, º
2 y se rebelaron contra Moisés junto con doscientos cincuenta israelitas, jefes de la comunidad y miembros del consejo, todos ellos personas de renombre.
3 Se amotinaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: — ¡Ya está bien de privilegios *! Si toda la comunidad es santa º y el Señor está en medio de ella, ¿por qué sólo ustedes se arrogan el derecho a presidir la comunidad del Señor?
4 Cuando Moisés oyó esto, se postró rostro en tierra.
5 Luego se dirigió a Coré y a todos sus secuaces y les dijo: — Vengan mañana por la mañana y el Señor mostrará quién es suyo, quién le está consagrado y quién puede acercarse a él; a quien el Señor elija, ese podrá acercársele.
6 Procederán así: tú, Coré, y todos tus secuaces háganse con incensarios º
7 y mañana, en presencia del Señor, pongan en ellos fuego e incienso. A quien el Señor escoja, ese será el consagrado. ¡Veremos quién se arroga privilegios º, hijos de Leví!
8 Dijo además Moisés a Coré: — Escúchenme, hijos de Leví:
9 ¿no les parece suficiente que el Dios de Israel los haya elegido de entre la comunidad de Israel, permitiendo que ustedes se acerquen a él, que estén al servicio de la Morada del Señor y que representen a la comunidad oficiando en su lugar?
10 El Señor les ha permitido, a ti y a tus hermanos levitas, que se acerquen a él; ¿van a reclamar también el sacerdocio?
11 En realidad, es contra el Señor contra quien se han amotinado tú y tus secuaces. Porque, ¿quién es Aarón para que murmuren contra él?
12 Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab; pero ellos respondieron: — No iremos º.
13 ¿No es suficiente que nos hayas sacado de una tierra que mana leche y miel para hacernos morir en el desierto, que ahora pretendes también enseñorearte º de nosotros? º
14 A la vista está que no nos has traído a una tierra que mana leche y miel, ni nos has dado campos y viñas como heredad. ¿A quién quieres engañar ahora? ¡No iremos!
15 Moisés se enojó sobremanera y dijo al Señor: — No aceptes su ofrenda. En cuanto a mí, ni un asno he tomado de ninguno de ellos, ni a ninguno de ellos he agraviado.
16

Desenlace de la rebelión

Moisés dijo a Coré: — Mañana, tú y todos tus secuaces comparezcan junto con Aarón en presencia del Señor.
17 Que cada uno tome su incensario y ponga incienso en él, doscientos cincuenta incensarios en total; tú y Aarón traerán también su propio incensario.
18 Así pues, cada uno tomó su incensario y después de poner fuego y echar incienso en él, ocuparon su lugar a la entrada de la Tienda del encuentro, al igual que Moisés y Aarón.
19 Coré había reunido contra ellos a toda la comunidad a la entrada de la Tienda del encuentro. Entonces la gloria del Señor se manifestó a toda la comunidad,
20 y el Señor se dirigió a Moisés y a Aarón y les dijo:
21 — ¡Apártense de esa comunidad pues la voy a aniquilar en un instante! º
22 Pero ellos se postraron sobre sus rostros y dijeron: — Oh Dios, origen de toda vida º, si ha sido uno solo el que pecó, ¿te enojarás contra toda la comunidad?
23 El Señor contestó a Moisés:
24 — Pide a la comunidad que se retire de los alrededores de las tiendas de Coré, Datán y Abirán. º
25 Moisés se levantó y, junto con los ancianos de Israel, se dirigió adonde estaban Datán y Abirán.
26 Dijo entonces a la comunidad: — Apártense de las tiendas de esos hombres impíos y no toquen ninguna cosa suya si no quieren perecer a causa de todos sus pecados.
27 Así lo hicieron; se apartaron de los alrededores de las tiendas de Coré, de Datán y de Abirán, mientras estos habían salido y estaban a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres y sus hijos, incluidos los más pequeños.
28 Y Moisés dijo: — Ahora conocerán que es el Señor quien me ha enviado para hacer todo esto, y que no lo he hecho por mi propia voluntad º.
29 Si estos hombres mueren de muerte natural o siguiendo el destino común de todos los humanos, entonces no es el Señor quien me ha enviado.
30 Pero si el Señor hace algo extraordinario * y la tierra, abriendo su boca, los traga con todas sus pertenencias, de suerte que desciendan vivos al reino de los muertos º, entonces sabrán que estos hombres han menospreciado al Señor.
31 Apenas terminó Moisés de decir todas estas palabras, cuando la tierra que estaba debajo de ellos º
32 abrió su boca y se los tragó, junto con sus casas; lo mismo les ocurrió a todos los secuaces de Coré y a todas sus pertenencias.
33 Descendieron vivos al reino de los muertos *; la tierra se cerró sobre ellos y desaparecieron º de en medio de la comunidad.
34 Al oír sus gritos, todos los israelitas que estaban cerca de ellos huyeron diciendo: “¡No sea que también a nosotros nos trague la tierra!”.
35 Salió entonces un fuego de la presencia del Señor que devoró a los doscientos cincuenta hombres que estaban ofreciendo el incienso.
36 (17:1)

Destino de los incensarios de Coré

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
37 (17:2) — Ordena a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que retire los incensarios de en medio de la hoguera, pues están consagrados º, y que esparza el fuego a cierta distancia.
38 (17:3) Y conviertan esos incensarios —los de esos hombres cuyo pecado les costó la vida— en láminas para cubrir al altar º; porque una vez que fueron utilizados para presentar ofrendas al Señor, han quedado consagrados, y servirán como advertencia al pueblo de Israel.
39 (17:4) El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían sido presentados como ofrenda por aquellos que murieron devorados por el fuego y los hizo convertir en láminas para cubrir el altar *,
40 (17:5) tal como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés. Esto serviría para recordar a los israelitas que ningún profano, ajeno a la estirpe de Aarón, puede ofrecer incienso ante el Señor, si no quiere que le suceda lo que a Coré y a sus secuaces. º
41 (17:6)

Nuevas protestas y nueva intercesión

Al día siguiente, la comunidad israelita en pleno volvió a protestar contra Moisés y Aarón, diciendo: — ¡Son ustedes los que están haciendo perecer al pueblo del Señor!
42 (17:7) Así que, como la comunidad estaba a punto de amotinarse contra ellos, Moisés y Aarón dirigieron su mirada hacia la Tienda del encuentro que había quedado cubierta por la nube, manifestándose de este modo la gloria del Señor.
43 (17:8) Se acercaron entonces Moisés y Aarón a la Tienda del encuentro,
44 (17:9) y el Señor dijo a Moisés:
45 (17:10) — ¡Apártense de esa comunidad pues la voy a aniquilar en este mismo instante º! º Pero ellos se postraron sobre sus rostros
46 (17:11) y Moisés dijo a Aarón: — Toma el incensario y pon en él fuego del altar; echa incienso en él, llévalo sin demora adonde está la comunidad, y haz expiación por ellos. Porque la ira ha salido º de la presencia del Señor y la plaga ha comenzado. º
47 (17:12) Entonces Aarón tomó el incensario, tal como Moisés le había dicho, y corrió hacia el medio de la comunidad, cuando la plaga había irrumpido ya entre el pueblo. Así que Aarón echó el incienso, hizo expiación por el pueblo
48 (17:13) y se interpuso entre los muertos y los vivos hasta que cesó la plaga.
49 (17:14) Los que murieron víctimas de aquella plaga fueron catorce mil setecientos, sin contar los muertos en la rebelión de Coré.
50 (17:15) Una vez que la plaga cesó, Aarón regresó a la Tienda del encuentro donde estaba Moisés.

Patrocinio

 
 

Introducción a Numeros 

INTRODUCCIÓN


El libro de Números se centra sobre todo en narrar la marcha de los israelitas a través del desierto, camino de la tierra prometida. Fue esta una vivencia histórica que dejó una profunda huella en la memoria colectiva de Israel. Los profetas Oseas y Jeremías describen esta época con rasgos netamente positivos, como el tiempo de las relaciones ideales entre Dios y su pueblo (Jer 2:2-3; Ose 2:14-21). Para la escuela deuteronomista es el tiempo y el lugar en que Dios pone a prueba a su pueblo (Deu 8:2-6), una prueba de la que no siempre los israelitas salieron bien parados, como lo hace notar el profeta Ezequiel (Eze 20:1-49) y también el salmista que invita a su generación a no comportarse como lo hizo la generación del desierto, generación terca y rebelde que no fue fiel a Dios (Sal 78:8).


Llegados los tiempos de la Nueva Alianza, Juan Bautista y Jesús de Nazaret buscarán repetir esta experiencia del desierto (Mat 3:1; Mat 4:1; Luc 1:80) tratando de encontrarse allí con Dios, de ser plenamente fieles a los planes divinos y de introducir al nuevo pueblo de Dios en la verdadera “tierra prometida”, una tierra que de veras mane leche y miel.


1. Título y texto


Siguiendo la costumbre semita de referirse a los libros bíblicos por sus primeras palabras, los judíos designaban a este libro —que hoy denominamos de NÚMEROS— con el título de “y él habló” y más comúnmente con el de bemidbar, es decir “en el desierto”, que es el que mejor corresponde al contenido y el que actualmente lleva en la Biblia hebrea.


El título castellano actual —libro de Números— procede de la versión griega de los LXX y se debe al interés del autor o autores del mismo por los censos, y a las abundantes cifras que se consignan en él.


En cuanto al texto hebreo que ha llegado hasta nosotros, hay que decir que el de Números presenta un excelente estado de conservación; sólo hay que exceptuar algún que otro versículo en pasajes poéticos (ver Núm 21:14; Núm 21:30 y Núm 24:22-24). Como testigos cualificados del texto primitivo disponemos del Texto Masorético, de la traducción griega de los LXX, del Pentateuco Samaritano y de algunos manuscritos de Qumrán (4QNm). Entre las traducciones antiguas merecen también mencionarse el targum arameo de Ónkelos, la Peshita siriaca y la Vulgata latina.


2. Contexto histórico


El libro de Números se sitúa históricamente en la época de formación del pueblo israelita, concretamente abarca el tramo que va desde la teofanía del Sinaí (Éxo 19:1-25Éxo 20:1-26; Éxo 32:1-35Éxo 34:1-35) hasta su llegada a las llanuras de Moab, en la ribera oriental del Jordán (Núm 22:1-41Núm 33:1-56). En este sentido podemos decir que Números continúa la trama narrativa de Éxodo y enmarca geográficamente los discursos parenéticos del Deuteronomio.


Es difícil para el historiador precisar el contorno exacto de los acontecimientos que tuvieron lugar en este período y que podrían fecharse en el último cuarto del segundo milenio a. C. Parece que diversos clanes seminómadas, unos procedentes de Egipto y otros oriundos de Canaán, pero étnicamente afines, se fusionaron para dar origen a una nación fuertemente aglutinada por lazos sobre todo religiosos. Ni los restos arqueológicos ni los textos extrabíblicos de la época nos proporcionan noticias sobre ello; se limitan a constatar movimientos de diversos grupos tribales en el marco de las migraciones de distintos clanes seminómadas en dirección a Palestina. Pero los avatares vividos por los clanes israelitas en esta marcha hacia Palestina dejaron un recuerdo perdurable en su memoria: incidentes de todo tipo, conflictos entre los componentes de las distintas tribus, derrotas sufridas, victorias obtenidas, itinerarios recorridos. El libro de Números es una evocación teológico-literaria de todas estas vivencias; ello hace que bastantes datos resulten poco verosímiles históricamente hablando. A la hora de organizar los materiales que integran el libro de Números, el autor tiene ante todo un interés religioso que relega a un segundo plano la precisión histórica.


3. Proceso de composición


Como el resto de los libros que integran el Pentateuco, el libro de Números es el resultado de un largo y complejo proceso redaccional. Remitimos sobre el particular a lo dicho en la introducción general al Pentateuco. Así pues, también en Números están presentes los grandes estratos literarios que conocemos con el nombre de tradición yavista (J), tradición elohista (E) y tradición sacerdotal (P). Los textos yavistas, más vinculados a las tribus del sur, resaltan sobre todo los aspectos humanos de los orígenes históricos del pueblo israelita e insisten en su destino universal (Núm 22:1-41; Núm 24:1-25); los elohistas, por su parte, ponen énfasis en la unidad de la nación que se está gestando, condenan cualquier tendencia separatista (Núm 16:12-34) y alumbran el despertar de la institución profética (Núm 11:25-29).


Pero es sobre todo la tradición sacerdotal la que vertebra de principio a fin el libro de Números. Podemos decir al respecto que autores de la escuela sacerdotal han reelaborado profundamente las antiguas tradiciones yavistas y elohistas, aportando al mismo tiempo una gran cantidad de materiales nuevos; con ello han dado origen a una obra que podemos considerar nueva, tanto en la forma como en el fondo. Por lo demás, lo mismo que en Éxodo y Deuteronomio, en el libro de Números alternan secciones narrativas y legales, de forma que los pasajes narrativos son como el marco de los textos legales y cultuales.


4. Contenido teológico y claves de lectura


Se ha dicho más arriba que el contenido teológico fundamental de Números está sobre todo inspirado por la tradición sacerdotal que considera a Israel no tanto como una nación más, implicada en la vida política internacional y preocupada por tanto de su organización militar, cuanto como una comunidad dedicada a rendir culto al Señor, su Dios. Así las cosas, todo en esta comunidad está perfectamente regulado, hasta en sus más mínimos detalles, por la voluntad divina. Aunque aparentemente es Moisés el que preside y guía a la comunidad, quien realmente la gobierna es la palabra del Señor.


Al ser un pueblo en marcha —la larga marcha a través del desierto—, Israel no dispone de un santuario asentado de manera estable en un lugar concreto, sino que Dios se hace presente, es decir mora (de donde el nombre peculiar del santuario: la Morada) en una Tienda movible y transportable; nadie puede monopolizar la presencia del Señor al mismo tiempo protectora y temible. Por su parte, la institución de los sacerdotes y levitas actúa de pararrayos para que el pueblo, tantas veces infiel y pecador, no sea fulminado por la cólera divina (Núm 8:19; Núm 16:47-48). Cabría, pues, decir que la marcha de los israelitas a través del desierto tiene más de procesión litúrgica y de camino teológico que de organización y marcha cívico-militar. En esta marcha teológica es posible reconocer una secuencia de momentos que se repiten una y otra vez: gracia, pecado, castigo, conversión y de nuevo gracia. Dicha secuencia —en la que la gracia es el momento clave— constituye uno de los principales ejes teológicos del libro. Con ello la comunidad del desierto se convierte en punto de referencia para el pueblo de Dios de todos los tiempos: al verse reflejada en el libro de Números, la comunidad eclesial comprenderá que es un pueblo en marcha, un pueblo de profetas, un pueblo dirigido por la palabra divina y dedicado a servir al Señor.


Digamos finalmente que, dentro del libro de Números, los textos de mayor calado y densidad teológica son los cuatro poemas que el autor pone en boca de Balaán, el singular protagonista de los cps. Núm 22:1-41Núm 24:1-25, y que pertenecen a las antiguas tradiciones yavista y elohista. En ellos se enfatizan los temas de la elección y la bendición divina que a través de Israel alcanzan al resto de la humanidad, temas cuya presencia mitiga en cierta manera la escasa presencia en Números de temas tan capitales como la creación, la promesa, la alianza o la ley.


5. Estructura


Según sean los criterios —geográficos, literarios o temáticos— que con preferencia se utilicen, así será la estructura que se aplique a Números. Si utilizamos criterios geográficos, cabría distinguir tres partes: a) Núm 1:1Núm 10:10 : estancia en el Sinaí; b) Núm 10:11Núm 21:35 : marcha desde el Sinaí hasta Transjordania; y c) Núm 22:1-41Núm 36:1-13 : acampada en las llanuras de Moab.


Pero cabe también utilizar criterios literario-temáticos como son los dos censos de Núm 1:1 ss y Núm 26:1 ss y como es el hecho de que Núm 1:1-54Núm 25:1-18 tenga como protagonista a la generación que salió de Egipto, mientras que en Núm 26:1-65Núm 36:1-13 lo es la generación que, totalmente renovada, se encamina hacia la tierra prometida. En la presente traducción seguimos este segundo modelo que articulamos como sigue:


I.— LA GENERACIÓN DEL ÉXODO (Núm 1:1-54 Núm 25:1-18)


EN SINAÍ (Núm 1:1Núm 10:10)


- Organización del campamento (Núm 1:1-54Núm 4:1-49)


- Leyes diversas y bendición sacerdotal (Núm 5:1-31Núm 6:1-27)


- Ofrendas de los jefes y normas para los levitas (Núm 7:1-89Núm 8:1-26)


- Celebración de la Pascua y partida (Núm 9:1Núm 10:10)


DESDE SINAÍ HASTA TRANSJORDANIA (Núm 10:11Núm 25:18)


- De Sinaí a Cadés (o Parán) (Núm 10:11Núm 12:16)


- En Cadés y su entorno (Núm 13:1Núm 20:13)


- De Cadés a Moab (Núm 20:14Núm 21:35)


- En la estepa de Moab (Núm 22:1-41Núm 25:1-18)


II.— LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA (Núm 26:1-65Núm 36:1-13)


- Normas sobre la ocupación de la tierra (Núm 26:1-65Núm 31:1-54)


- Ocupación de Transjordania y últimas disposiciones (Núm 32:1-42Núm 36:1-13)


Fuente:

Patrocinio

Notas

Numeros  16,1Sal 106:16-18; Sir 45:18.


Numeros  16,3— ¡Ya está bien de privilegios!: Lit. ustedes tienen demasiado; acusan, pues, a Moisés y Aarón de acumular demasiado poder y prestigio.

— si toda la comunidad es santa: Este supuesto contradice la pretensión sacerdotal de que sólo los sacerdotes son santos, es decir, consagrados al Señor.
Numeros  16,6Lev 10:1-3.
Numeros  16,7— quién se arroga privilegios: La expresión literal es la misma que en Núm 16:3.
Numeros  16,12— no iremos: Lit. no subiremos, tal vez en el sentido de comparecer en un proceso legal.
Numeros  16,13— enseñorearte: Ver en Éxo 2:14 una acusación similar contra Moisés.
Numeros  16,13Núm 13:27+.
Numeros  16,21Núm 16:44; Gén 18:23-32.
Numeros  16,22— origen de toda vida: Lit. Dios de los espíritus de toda carne.
Numeros  16,24Gén 19:14-15.
Numeros  16,28— mi propia voluntad: Lit. mi propio corazón; es conocida la riqueza de significados que tiene el término hebreo leb = corazón.
Numeros  16,30Núm 16:33 : — reino de los muertos: Lit. seol. Ver VOCABULARIO BÍBLICO.

— desaparecieron: Se cumple así el castigo de ser extirpados de la comunidad.
Numeros  16,30— hace algo extraordinario: Lit. crea una creación.
Numeros  16,31Lev 10:2; Jud 1:11.
Numeros  16,37— consagrados: Por cuanto habían sido usados en el área del santuario.
Numeros  16,38— láminas para cubrir el altar: En Éxo 27:2 y Éxo 38:2 se dice que, al menos los salientes colocados en los ángulos del altar -los llamados “cuernos” del altar- ya estaban recubiertos de bronce.
Numeros  16,40Núm 1:51+.
Numeros  16,44Núm 16:21.
Numeros  16,45— aniquilar en este mismo instante: La misma expresión que en Núm 16:21.
Numeros  16,46— la ira ha salido: Aquí la ira (de Dios) es concebida como si fuera una entidad independiente, con personalidad propia (ver Núm 1:53; Núm 18:5).
Numeros  16,46Sab 18:20-25.