Lucas 19 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 48 versitos |
1

Jesús y Zaqueo

Jesús entró en Jericó e iba recorriendo la ciudad.
2 Vivía allí un hombre rico llamado Zaqueo, que era jefe de recaudadores de impuestos º
3 y que deseaba conocer a Jesús. Pero era pequeño de estatura, y la gente le impedía verlo.
4 Así que echó a correr y, adelantándose a todos, fue a encaramarse a un sicómoro º para poder verlo cuando pasara por allí.
5 Al llegar Jesús a aquel lugar, miró hacia arriba, vio a Zaqueo y le dijo: — Zaqueo, baja en seguida, porque es preciso que hoy me hospede en tu casa. º
6 Zaqueo bajó a toda prisa, y lleno de alegría recibió en su casa a Jesús.
7 Al ver esto, todos se pusieron a murmurar diciendo: — Este se aloja en casa de un hombre de mala reputación º. º
8 Zaqueo, por su parte, se puso en pie y, dirigiéndose al Señor, dijo: — Señor, estoy decidido a dar a los pobres la mitad de mis bienes y a devolver cuatro veces º más a los que haya defraudado en algo. º
9 Entonces Jesús le dijo: — Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este es descendiente de Abrahán. º
10 En efecto, el Hijo del hombre º ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. º
11

Parábola del capital y los intereses

(Mt 25:14-30)

Estaba la gente escuchando a Jesús y les contó otra parábola, pues se hallaba cerca de Jerusalén y ellos creían que el reino de Dios estaba a punto de manifestarse.
12 Así que les dijo: — Un hombre de familia noble se fue a un país lejano para recibir la investidura real º y regresar después.
13 Antes de partir, llamó a diez criados suyos y a cada uno le entregó una cantidad de dinero º, diciéndoles: “Negocien con este dinero en tanto que yo regreso”.
14 Pero como sus conciudadanos lo odiaban, a espaldas suyas enviaron una delegación con este mensaje: “No queremos que ese reine sobre nosotros”. º
15 Sin embargo, él recibió la investidura real. A su regreso mandó llamar a los criados a quienes había entregado el dinero, para saber cómo habían negociado con él.
16 Se presentó, pues, el primero de ellos y dijo: “Señor, tu capital ha producido diez veces más”.
17 El rey le contestó: “Está muy bien. Has sido un buen administrador. Y porque has sido fiel en lo poco, yo te encomiendo el gobierno de diez ciudades”.
18 Después se presentó el segundo criado y dijo: “Señor, tu capital ha producido cinco veces más”.
19 También a este le contestó el rey: “Igualmente a ti te encomiendo el gobierno de cinco ciudades”.
20 Pero luego se presentó otro criado, diciendo: “Señor, aquí tienes tu dinero. Lo he guardado bien envuelto en un pañuelo
21 por miedo a ti, pues sé que eres un hombre duro, que pretendes tomar lo que no depositaste y cosechar lo que no sembraste”.
22 El rey le contestó: “Eres un mal administrador, y por tus propias palabras te condeno. Si sabías que yo soy un hombre duro, que pretendo tomar lo que no he depositado y cosechar lo que no he sembrado,
23 ¿por qué no llevaste mi dinero al banco? Así, a mi regreso, yo lo habría recibido junto con los intereses”.
24 Y, dirigiéndose a los presentes, mandó: “Quítenle a este su capital y dénselo al que tiene diez veces más”.
25 Ellos le dijeron: “Señor, ¡pero si ya tiene diez veces más!”.
26 “Es cierto —asintió el rey—, pero yo les digo que a todo el que tiene, se le dará más. En cambio, al que no tiene, hasta lo poco que tenga se le quitará. º
27 En cuanto a mis enemigos, los que no querían que yo reinase sobre ellos, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia”. º
28 Después de haber dicho esto, Jesús siguió su camino subiendo hacia Jerusalén. º
29

V.— JESÚS SE MANIFIESTA EN JERUSALÉN (19:29—21:38)

La entrada en Jerusalén

(Mt 21:1-11; Mc 11:1-11; Jn 12:12-19)

Cuando ya estaba cerca de Betfagé y de Betania *, al pie del monte de los Olivos º, envió a dos de sus discípulos
30 con este encargo: — Vayan a la aldea que está ahí enfrente. En cuanto entren en ella encontrarán un pollino atado, sobre el que nunca ha montado nadie. Desátenlo y tráiganmelo.
31 Y si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle que el Señor lo necesita.
32 Fueron los que habían sido enviados y lo encontraron todo como Jesús les había dicho.
33 Mientras desataban el pollino, los dueños les preguntaron: — ¿Por qué desatan al pollino?
34 Ellos contestaron: — El Señor lo necesita.
35 Trajeron el pollino adonde estaba Jesús, pusieron sus mantos encima del pollino e hicieron que Jesús montara sobre él. º
36 Y mientras él avanzaba, tendían mantos por el camino. º
37 Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, los discípulos de Jesús, que eran muchos, se pusieron a alabar a Dios llenos de alegría por todos los milagros que habían visto. A grandes voces º
38 decían: — ¡Bendito ºel Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria al Dios Altísimo! º
39 Algunos fariseos que estaban entre la gente dijeron a Jesús: — ¡Maestro, reprende a tus discípulos!
40 Jesús contestó: — Les digo a ustedes que si estos se callan, gritarán las piedras.
41

Llanto sobre la ciudad santa

Cuando Jesús llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, lloró a causa de ella º
42 y dijo: — ¡Si al menos en este día supieras cómo encontrar lo que conduce a la paz! Pero eso está ahora fuera de tu alcance.
43 Días vendrán en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te pondrán sitio, te atacarán por todas partes º
44 y te destruirán junto con todos tus habitantes. No dejarán de ti piedra sobre piedra *, porque no supiste reconocer el momento en que Dios quiso salvarte º. º
45

Los comerciantes expulsados del Templo

(Mt 21:12-17; Mc 11:15-19; Jn 2:13-22)

Después de esto, Jesús entró en el Templo y se puso a expulsar a los que estaban vendiendo en él,
46 diciéndoles: — Esto dicen las Escrituras: Mi casa ha de ser casa de oración; pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones. º
47 Y Jesús enseñaba en el Templo todos los días. Mientras tanto, los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los principales del pueblo andaban buscando cómo matarlo; º
48 pero no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de su palabra. º

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Introducción a Lucas

INTRODUCCIÓN


1. Primera parte de una historia en dos volúmenes


El tercer evangelio o evangelio de Lucas (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Lc) constituye, en realidad, la primera parte de una obra más extensa que tiene su continuación natural en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Que el autor de ambos escritos sea el mismo, apenas nadie lo pone actualmente en duda. Ambos comienzan con un prólogo-dedicatoria muy semejante que, además, es único en los libros del NT (Luc 1:1-4; Hch 1:1-2); ambos hacen gala de un vocabulario y unos recursos estilísticos muy parecidos y muy peculiares dentro del resto de la literatura neotestamentaria; ambos presentan una línea de pensamiento notablemente homogénea. Lo que ya no es tan seguro, es si desde el principio formaron una única obra o bien existió un intervalo más o menos amplio de tiempo entre la composición de las dos partes de la obra. Si se escribió como un todo, alguien la habría separado más tarde en dos libros por razones prácticas, tal vez para colocar los cuatro evangelios seguidos. Sea lo que haya sido el proceso, no deja de ser significativa la evidente simetría de composición entre la primera y la segunda parte de la obra: mientras el evangelio refiere el camino de Jesús hacia Jerusalén, donde tiene lugar la Pascua del Señor como centro del tiempo, el libro de los Hechos recorre el camino inverso, a saber, de Jerusalén hasta los confines de la tierra.


En este sentido, el proyecto de Lc es tan genial como el de Mc al componer por primera vez un evangelio. Por eso, para una lectura y una inteligencia correcta del tercer evangelio, es preciso tener en cuenta la obra completa como marco de referencia. Ahora, sin embargo, nos centramos en la primera parte de la obra, en el evangelio, que tiene en común con los otros evangelios el ser ante todo un testimonio de fe en Jesús de Nazaret, el ser un mensaje de salvación sin menoscabo de una sólida base histórica que el evangelista reclama para su obra desde el comienzo mismo del relato (Luc 1:1-4).


El objetivo, pues, de Lc es a la vez didáctico e histórico. Se trata de proporcionar al lector un fundamento firme de la fe ya poseída y de hacerlo con los métodos y las formas que se usaban en la cultura helenística del tiempo. Un mundo y una cultura representados, sin duda, en Teófilo, el desconocido personaje de ambas dedicatorias (Luc 1:3 y Hch 1:1).


2. Marco histórico de Lucas. El autor y su comunidad


Desde los orígenes mismos del cristianismo, de forma unánime y sin interrupción, el tercer evangelio ha sido atribuido a Lucas, un cristiano de origen no judío al que el NT menciona en tres ocasiones (Flm 1:24, Col 4:14; 2Ti 4:11). Una primera tradición habla de él como médico; otra, más tardía y menos fundamentada, como pintor. En todo caso se trata de un magnífico conocedor de la lengua griega, muy familiarizado también con la Biblia griega de los LXX, y con una gran sensibilidad — como corresponde a un buen historiador — para conectar los acontecimientos de la historia profana con los de la historia religiosa que quiere contar (Luc 1:5; Luc 2:1-3; Luc 3:1-2). Esta singular personalidad no podrá menos de dejar huellas profundas en la redacción final de su obra.


Pero tan importante o más que el autor del evangelio, puede ser la comunidad cristiana que está detrás de él. Porque los evangelios en general, y el de Lc en particular, son el resultado de un diálogo entre la comunidad creyente, por una parte, con sus problemas, sus inquietudes, sus preguntas, sus esperanzas, sus deficiencias, sus logros, sus desánimos y sus entusiasmos, y por otra, el redactor — también creyente — que comparte todas esas experiencias y quiere iluminarlas desde los recuerdos de la vida de Jesús. A falta de otras fuentes de información, será sobre todo una lectura inteligente y atenta del propio evangelio la que proporcione pistas suficientes para identificar las peculiaridades de la comunidad o comunidades desde las que Lc escribe — y para las que escribe — su evangelio. Peculiaridades que podríamos concretar en las siguientes:


— Se trata de comunidades de origen fundamentalmente pagano, situadas tal vez en la órbita paulina, pero en las que la polémica judeocristiana ya no es un problema importante, y en las que predomina un ambiente conciliador. La relación Lucas-Pablo, muy subrayada en tiempos pasados, tal vez no sea tan estrecha como pudiera parecer a primera vista.


— Comunidades abiertas a la cultura grecorromana, deseosas de un sincero diálogo con el mundo pagano y en busca, por tanto, de un puesto dentro del Imperio.


— Comunidades, sin embargo, que se consideran al mismo tiempo legítimas herederas de las promesas hechas a Israel.


— Comunidades, en fin, que deben afrontar los problemas típicos de la segunda generación cristiana (cansancio, permanente seducción del paganismo, debilitamiento de la fe, tentación de dar marcha atrás, falta de responsabilidad en los guías de la comunidad) y en las que el clima de fraternidad y el impulso misionero del primer momento han entrado, al menos parcialmente, en crisis. Comunidades, por tanto, necesitadas de conversión y de perdón.


Para comunidades marcadas por estas características, envueltas en estos problemas y preocupadas por estas necesidades, escribe Lucas su evangelio en el último cuarto del siglo I. Lo más probable es que la redacción haya tenido lugar en la década de los ochenta, aunque no faltan quienes siguen proponiendo una fecha anterior. Sobre el lugar concreto de composición no existen indicaciones precisas, aunque prácticamente todos coinciden en situarlo fuera de Palestina.


3. Proceso de composición y características literarias


En el pórtico mismo del relato, Lucas manifiesta su intención de escribir una historia ordenada y bien documentada (Luc 1:3). El evangelista, pues, se presenta a sí mismo como un narrador que se ha preocupado de recoger abundantes materiales sobre un tema concreto y que luego los utiliza cuidadosamente para componer un relato coherente de los acontecimientos que quiere referir. El tema es el mensaje salvador de Jesús de Nazaret. Las fuentes de información son de tres clases. En primer lugar, Lucas utiliza el evangelio de Mc como base, en más de una tercera parte de lo que él mismo escribe. En segundo lugar, se sirve de una fuente (probablemente escrita) que contenía sólo palabras de Jesús y que fue también conocida y utilizada por Mt; es la llamada “fuente de dichos” (o Documento Q), y ocupa algo más de una cuarta parte del tercer evangelio. Finalmente, la tercera parte restante procede de informes y noticias que Lc recabó por su cuenta; entre este último material hay que destacar el evangelio de la infancia (Luc 1:1-80Luc 2:1-52), algunas de las más bellas e importantes parábolas (Luc 10:30-37; Luc 15:8-32; Luc 16:1-8; Luc 16:19-31; Luc 18:1-14) y varios episodios en el relato de la pasión-resurrección (Luc 22:35-38; Luc 23:6-12; Luc 23:27-31; Luc 23:39-43; Luc 24:13-35).


A todo este material, Lc le imprime su fuerte personalidad de escritor formado en la cultura helenística. El resultado es una redacción con estas peculiaridades:


a) Aunque construye su relato sobre el esquema de Mc y en general sigue fielmente el orden y la disposición de la fuente original, hay algunas excepciones significativas. Sobre todo llama poderosamente la atención la importancia que Lc concede al “camino de Jesús desde Galilea a Jerusalén” que ocupa diez capítulos en el tercer evangelio (Luc 9:51Luc 19:28) y sólo dos en Mt y uno en Mc (Mat 19:1Mat 20:3; Mar 10:1-52). Parece claro que más allá de consideraciones geográficas, Lc quiere destacar la dimensión teológico-didáctica de este camino-viaje hacia Jerusalén.


b) Lc incorpora a su evangelio la mayor parte del material de Mc; pero no duda en prescindir de lo que considera poco asequible a sus lectores, poco favorable a Jesús, o bien entiende que es superfluo al tratarse de algo que figura ya en otro contexto. Al contrario, tampoco se priva de añadir aquello que considera conveniente para la precisión y la claridad.


c) Su particular talante de historiador lleva a Lc a situar la historia de Jesús en el marco de la historia profana y religiosa de su época (Luc 2:1-2; Luc 3:1-38; Luc 1:1-80; Luc 2:1-52) y a dividir el tiempo de esta historia en períodos netamente delimitados con la consiguiente concentración temática en torno a un personaje (María, Juan, Jesús) o un acontecimiento (anuncio en Galilea, viaje hacia Jerusalén, culminación de la historia sin salir de Jerusalén).


d) Geográficamente, Lc centra todo el relato en Jerusalén: el evangelio comienza y termina en el Templo de Jerusalén (Luc 1:8-10; Luc 24:52-53); durante el viaje de Galilea a Judea el único lugar geográfico que se menciona es Jerusalén; las apariciones de Pascua tienen lugar únicamente en Jerusalén; la última tentación de Jesús en Luc 4:1-13 tiene lugar, a diferencia de Mat 4:1-11, en el marco del Templo de Jerusalén. Todo esto indica que Jerusalén es para Lc el centro geográfico y sobre todo teológico de la historia de la salvación.


e) En cuanto a la lengua y al estilo, ya desde los primeros siglos se ha considerado al griego de Lc como uno de los más cuidados y elegantes del NT. Conoce los recursos estilísticos tanto semitas como helenísticos, domina las técnicas que ayudan a una presentación viva y agradable de los materiales, hace gala de un vocabulario rico y abundante. Pero en Lc, la lengua está al servicio de la fe; por eso, aunque sabía y podía escribir con notable perfección, como lo pone de manifiesto en el prólogo (Luc 1:1-4), por lo general renuncia a escribir la historia evangélica en un griego estilísticamente perfecto. Dos principales razones debieron impulsarle a ello: fidelidad a las fuentes y también coherencia con el mensaje que no estaba destinado sólo a sabios y eruditos, sino también a gente sencilla y poco cultivada.


Resumiendo, esta singular manera de componer propia de Lc, pretende ofrecer — sin apartarse del género literario “evangelio” inaugurado por Mc — una visión propia del hecho cristiano, destinada tanto a confirmar la fe de los creyentes como a facilitar la conversión de los paganos.


4. Contenido teológico


El hilo teológico conductor de la obra de Lucas en conjunto, y del evangelio en particular, es sin duda el tema de la salvación. Un tema que, en el momento de escribirse el evangelio, es también clave en el mundo helenístico. En una sociedad necesitada de salvación, sedienta de salvación y dispuesta a aceptar cualquier sucedáneo de ella, Lc proclama que Dios ha hecho presente su plan salvador en Jesús de Nazaret, centro y Señor de la historia. Cualquier otra oferta que pueda llegar desde las estructuras del Imperio es pura ilusión.


En Jesús, efectivamente, se cumplen y alcanzan su punto culminante las promesas y las acciones salvíficas de Dios presentes en el AT (Luc 1:68-71; Luc 1:77). En su nacimiento, es anunciado como Mesías, como Señor, pero sobre todo como Salvador (Luc 2:11). Su actividad misionera por los caminos de Palestina se centrará en liberar y salvar, tanto física como espiritualmente, a cuantos lo necesiten y estén dispuestos a acoger con fe esta salvación (Luc 7:50; Luc 8:36; Luc 8:48; Luc 17:19; Luc 18:42; Luc 19:9-10), que tiene en última instancia una dimensión escatológica (Luc 9:24; Luc 13:23; Luc 18:26).


La realización de este plan salvador de Dios a través de Jesucristo es descrita por Lc como un camino por recorrer. Juan el Bautista es anunciado como el que viene a preparar los caminos del Señor (Luc 1:76) y más adelante se presenta a sí mismo como el que allana esos caminos (Luc 3:4-5). María, la madre de Jesús, se pone en camino a toda prisa (Luc 1:39). Jesús enseña el camino de Dios (Luc 20:21) y lo recorre personalmente hasta sus últimas consecuencias (Luc 18:31-32). El significativo papel que desempeña en el evangelio de Lc su parte central, es decir el viaje desde Galilea a Jerusalén (Luc 9:51Luc 19:28), y las repetidas menciones o alusiones que allí se hacen al camino (Luc 9:51; Luc 9:53; Luc 9:57; Luc 10:38; Luc 13:22; Luc 17:11; Luc 19:28), constituye todo un símbolo de la importancia que la perspectiva del camino como realidad teológico-didáctica tiene en el tercer evangelio.


Un camino, por lo demás, que ha de ser recorrido por la Iglesia, comunidad de salvación, bajo la acción imparable del Espíritu Santo, singularmente presente en la obra de Lucas, tanto en el evangelio (Luc 1:15; Luc 1:35; Luc 1:41; Luc 1:67; Luc 2:25-27; Luc 3:22; Luc 4:1; Luc 4:14-18; Luc 10:21; Luc 11:13; Luc 12:10) como en el libro de los Hechos donde es abundante la presencia del Espíritu. Un camino de salvación sobre todo para los más necesitados e indefensos: niños, mujeres, extranjeros, enfermos, pecadores, cualquier ser humano que se sienta desheredado de la fortuna y del amor. El manifiesto interés de Lc por esta clase de personas revela que su evangelio es verdaderamente el evangelio de la ternura y la misericordia entrañable de Dios Padre que se ha hecho visible y operante en Jesucristo (Luc 7:11-17; Luc 7:36-50; Luc 15:1-32; Luc 19:1-10).


A todo esto deberíamos unir: la llamada urgente y general a la conversión, la insistencia en el desprendimiento y la renuncia como condición indispensable para seguir a Jesús en el camino del Reino, la permanente invitación a orar siempre sin desfallecer y la experiencia de una alegría incontenible ante la presencia de las realidades salvíficas. Con ello tendremos el perfil aproximado de un evangelio cuya lectura no puede menos de impactar también a cualquier lector contemporáneo, tanto por su exquisita sensibilidad literaria, como por su contenido excepcional.


5. Estructura del tercer evangelio


De lo dicho hasta aquí sabemos que cuando Lucas redacta su evangelio existían ya otros relatos similares, sobre todo el de Mc, al que Lucas sigue de cerca. Pero las dotes y las peculiaridades que ya conocemos del tercer evangelista, y su propósito de proceder ordenadamente en la exposición de los hechos (Luc 1:3), han contribuido a producir una obra muy bien ensamblada en la que las diversas etapas del ministerio de Jesús revisten una especial claridad y concrección. Conviene recordar, al respecto, la tendencia de Lucas a dividir la historia en períodos (tiempo de Israel, tiempo de Cristo, tiempo de la Iglesia), la singular importancia y extensión que concede al viaje-camino desde Galilea a Jerusalén, y la insistencia en considerar a Jerusalén como centro geográfico-teológico de toda la historia de la salvación.


Con estas premisas, podemos señalar para el evangelio de Lc el siguiente itinerario de lectura:


— Introducción (Luc 1:1-4)


I. — RELATOS DE LA INFANCIA (Luc 1:5Luc 2:52)


- Anuncio del nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:5-56)


- Nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:57Luc 2:21)


- Episodios de la infancia de Jesús (Luc 2:22-52)


II. — COMIENZO DEL MINISTERIO DE JUAN Y DE JESÚS (Luc 3:1Luc 4:13)


- La misión de Juan el Bautista (Luc 3:1-20)


- Primera actividad de Jesús (Luc 3:21Luc 4:13)


III. — ANUNCIO DEL REINO EN GALILEA (Luc 4:14Luc 9:50)


- Manifestación y rechazo (Luc 4:14Luc 6:11)


- Enseñanzas y milagros (Luc 6:12Luc 8:56)


- Revelación a los discípulos (Luc 9:1-50)


IV. — CAMINO HACIA JERUSALÉN (Luc 9:51Luc 19:28)


- Instrucción y envío de los discípulos (Luc 9:51Luc 13:21)


- Destino sufriente de Jesús y de los discípulos (Luc 13:22Luc 17:10)


- Respuesta a las preocupaciones de la comunidad (Luc 17:11Luc 18:30)


- El final del camino (Luc 18:31Luc 19:28)


V. — JESÚS SE MANIFIESTA EN JERUSALÉN (Luc 19:29Luc 21:38)


- Entrada en Jerusalén y enseñanza en el Templo (Luc 19:29-48)


- Controversias con los dirigentes israelitas (Luc 20:1-47)


- Discurso escatológico (Luc 21:1-38)


VI. — LA PASCUA DE JESÚS (Luc 22:1Luc 24:49)


- Pasión y muerte de Jesús (Luc 22:1Luc 23:56)


- Resurrección y apariciones (Luc 24:1-49)


— Conclusión (Luc 24:50-53)


Fuente:

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Notas

Lucas 19,2— recaudadores de impuestos: Ver nota a Mat 5:46.


Lucas 19,4— sicómoro: Árbol grande y frondoso muy parecido a la higuera.
Lucas 19,5Luc 10:38; Jua 19:27.
Lucas 19,7Luc 5:30 y par.; Luc 15:2.
Lucas 19,7— de mala reputación: Ver segunda y tercera nota a Mat 9:10.
Lucas 19,8Luc 12:33.
Lucas 19,8— devolver cuatro veces: En Éxo 22:2-17 se promulgan las normas generales de la restitución o reparación de un determinado daño. En el caso concreto del robo de un buey o una oveja, Éxo 22:1 impone una restitución quíntuple o cuádruple respectivamente (ver 2Sa 12:6). Zaqueo extiende generosamente este tipo de devolución a cualquier injusticia que él hubiera cometido.
Lucas 19,9Luc 12:33; Luc 13:16; Hch 16:31-34.
Lucas 19,10— Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 19,10Luc 15:4; Luc 15:6; Luc 15:9; Luc 15:24; Luc 15:32; Eze 18:11.
Lucas 19,12— investidura real: Los reyes vasallos del imperio romano debían acudir a Roma para ser allí confirmados como tales reyes. A la muerte de Herodes el Grande, en el año 4 a. C., su hijo Arquelao fue a Roma para que se le reconociera oficialmente la herencia de su padre y su condición de rey sobre Judea y Samaría. Con este motivo, una delegación de cincuenta judíos notables acudió también a Roma para solicitar que no lo reconocieran como rey. Quizás aluda a este hecho la presente parábola.
Lucas 19,13— dinero... capital... capital... dinero: Esta parábola, la del capital confiado a los siervos, ha sido conocida como “parábola de las minas”, porque este es el término literal utilizado en el relato. La mina equivalía a cien denarios (para el valor del denario, ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS y notas a Mat 17:24 y Luc 22:19). Aunque las diferencias son notables, se reconoce unánimemente la relación de esta parábola con la de los talentos, en Mat 25:14-30.
Lucas 19,14Sal 2:2-3; Mar 15:12-13; Jua 19:14-15; Jua 19:21.
Lucas 19,16Ver Luc 19:13.
Lucas 19,18Ver Luc 19:13.
Lucas 19,20Ver Luc 19:13.
Lucas 19,26Luc 8:18; Mat 13:12; Mar 4:25.
Lucas 19,27Luc 20:16; Sal 2:9.
Lucas 19,28Luc 9:51.
Lucas 19,29— Betfagé... Betania: Ver notas a Mat 21:1; Mat 21:17.

— monte de los Olivos: Ver nota a Mat 21:1.
Lucas 19,35Zac 9:9-10.
Lucas 19,362Re 9:13.
Lucas 19,37Luc 1:14; Luc 2:20; Luc 18:43; 1Re 1:40.
Lucas 19,38Luc 1:79; Luc 2:14; Sal 118:26.
Lucas 19,38— Bendito: En su origen, parece tratarse de una aclamación al rey cuando, en las grandes solemnidades, se dirigía al Templo de Jerusalén. El Sal 118:1-29 la aplica de forma general a los peregrinos que acudían al Templo.
Lucas 19,41Luc 13:34-35.
Lucas 19,43Luc 21:20-24; (ver Luc 23:28-30).
Lucas 19,44Luc 21:6 y par.; (ver Luc 12:54-56).
Lucas 19,44— piedra sobre piedra: La descripción tan pormenorizada del desastre ha hecho pensar a muchos que Lc está refiriéndose directamente a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. En cualquier caso, no debe descartarse la evocación de la tragedia sufrida por la ciudad santa en el año 587 a. C. a manos del ejército de Nabucodonosor. Son evidentes en el pasaje las reminiscencias del AT (Jer 52:4-5; Eze 4:1-3; Ose 10:14).

— quiso salvarte: Lit. te visitó. Ver nota a Luc 1:68.
Lucas 19,46Isa 56:7; Jer 7:11.
Lucas 19,47Luc 11:53-54; Luc 20:1; Luc 20:19; Luc 21:37; Luc 22:2; Mat 26:55 y par.; Jua 5:18; Jua 7:30; Jua 18:20.
Lucas 19,48Luc 4:15; Luc 21:38.