II Reyes  23 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 37 versitos |
1

Renovación de la alianza

(2 Cr 34:29-32a)

El rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén.
2 Luego el rey subió al Templo, acompañado por toda la gente de Judá, todos los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, pequeños y grandes, y allí les leyó en voz alta todo el contenido del Libro de la Alianza º encontrado en el Templo.
3 Entonces se puso en pie junto a la columna y selló la alianza ante el Señor, comprometiéndose a seguirlo, a observar sus mandamientos, normas y preceptos con todo el corazón y toda el alma * y a cumplir todas las estipulaciones contenidas en el libro de la Alianza. Y todo el pueblo º se comprometió con esta alianza.
4

Reforma de Josías

(2 Cr 34:3-5)

Luego el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los sacerdotes auxiliares * y a los porteros que sacasen del Templo todos los objetos dedicados a Baal, a Astarté y a todos los astros celestes º; los hizo quemar fuera de Jerusalén, en los campos del Cedrón y mandó llevar sus cenizas a Betel. º
5 Destituyó a los sacerdotes instituidos por los reyes de Judá para quemar incienso en los santuarios º de las ciudades de Judá y alrededores de Jerusalén y a los que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodiaco y a todos los astros celestes. º
6 Sacó del Templo la columna sagrada, la llevó fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, y la quemó allí hasta reducirla a cenizas, que luego tiró a la fosa común.
7 Demolió las habitaciones del Templo dedicadas a la prostitución sagrada, donde las mujeres tejían mantos para Astarté.
8 Hizo venir de las ciudades de Judá a todos los sacerdotes y profanó los santuarios donde quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba º. Destruyó los santuarios de los sátiros que había junto a la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, a mano izquierda de la entrada a la ciudad.
9 Sin embargo, los sacerdotes de los santuarios no podían servir en el altar del Señor en Jerusalén y sólo podían compartir con sus hermanos º los panes sin levadura.
10 Josías profanó también el quemadero º del valle de Ben Hinón, para que nadie quemase a sus hijos o hijas en sacrificio a Moloc.
11 Retiró los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del Templo, junto a la habitación del eunuco Natanmélec, en los anejos del Templo, y quemó los carros del sol º.
12 Josías demolió los altares que los reyes de Judá habían construido en la azotea de la sala de Ajab y los altares construidos por Manasés en los dos patios del Templo, los pulverizó y arrojó el polvo en el torrente Cedrón.
13 Profanó también los santuarios que había frente a Jerusalén, al sur del monte de los Olivos º, construidos por Salomón, el rey de Israel, en honor de Astarté, diosa despreciable de los fenicios, en honor de Quemós, dios despreciable de Moab, y de Malcón, dios despreciable de los amonitas. º
14 Trituró las estatuas, derribó los postes sagrados y rellenó sus huecos con huesos humanos º.
15 También derribó el altar de Betel y el santuario º construido por Jeroboán, el hijo de Nabat, con el que hizo pecar a Israel; quemó el santuario hasta reducirlo a cenizas y quemó igualmente el poste sagrado. º
16 Josías giró el rostro y al ver los sepulcros que había en el monte, mandó recoger los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar, para profanarlo, cumpliendo así la palabra del Señor proclamada por el hombre de Dios º que predijo estos hechos.
17 Luego preguntó: — ¿Qué monumento es ese que veo? La gente de la ciudad le respondió: — Es la sepultura del hombre de Dios que vino de Judá y profetizó todo lo que acabas de hacer contra el altar de Betel. º
18 Entonces Josías ordenó: — Déjenlo. Que nadie toque sus huesos. — Y así se respetaron sus huesos junto con los del profeta que había venido de Samaría.
19 Josías eliminó también todas las construcciones de los santuarios locales construidos por los reyes de Israel en las ciudades de Samaría para provocar la indignación del Señor e hizo con ellos lo mismo que había hecho en Betel.
20 Luego degolló sobre los altares a todos los sacerdotes de los santuarios que había allí, quemó sobre ellos huesos humanos y regresó a Jerusalén.
21

Celebración de la Pascua

(2 Cr 35:1,18-19)

Entonces el rey ordenó a todo el pueblo: — Celebren la Pascua en honor del Señor, su Dios, según está escrito en este Libro de la Alianza.
22 No se había celebrado una Pascua º como esta desde la época en que los jueces gobernaban a Israel, ni durante el período de los reyes de Israel y de Judá.
23 Esta Pascua en honor del Señor se celebró en Jerusalén el año décimo octavo del reinado de Josías.
24

Conclusión de la reforma y del reinado de Josías

(2 Cr 35:26-27; 36:1)

Finalmente, Josías eliminó también a los brujos y adivinos, así como los dioses familiares º, los ídolos y todas las aberraciones religiosas que encontró en el territorio de Judá y en Jerusalén, cumpliendo así las cláusulas de la ley escritas en el libro que el sacerdote Jilquías había encontrado en el Templo. º
25 Ni antes ni después de Josías hubo un rey como él, que se convirtiera al Señor de todo corazón y con toda el alma, totalmente de acuerdo con la ley de Moisés º.
26 Sin embargo, el Señor no aplacó º su terrible cólera contra Judá, causada por la indignación que le había provocado Manasés.
27 El Señor dijo: — Expulsaré de mi presencia también a Judá, como expulsé a Israel, y rechazaré a Jerusalén, mi ciudad preferida, y al Templo en el que quise que residiera mi nombre.
28 El resto de la historia de Josías y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá.
29 Durante su reinado, el faraón Necó º, rey de Egipto, subió para ayudar al rey de Asiria junto al río Éufrates, y Josías le salió al paso. Pero cuando se encontraron en Meguido, Necó lo mató.
30 Sus oficiales trasladaron su cadáver en un carro y desde Meguido lo llevaron a Jerusalén, donde lo enterraron en su sepultura. Entonces el pueblo tomó a Joacaz, el hijo de Josías, y lo consagró rey en lugar de su padre. º
31

Últimos reyes de Judá (23:31—25:30)

Joacaz de Judá (609)

(2 Cr 36:2-4)

Joacaz º comenzó a reinar a los veintitrés años, y reinó en Jerusalén durante tres meses. Su madre se llamaba Jamutal y era hija de Jeremías, natural de Libná.
32 Joacaz ofendió al Señor, igual que sus antepasados.
33 El faraón Necó lo encarceló en Ribla, * en territorio de Jamat, impidiéndole reinar en Jerusalén, e impuso al país un tributo de cien talentos de plata y un talento de oro º.
34 El faraón Necó nombró rey a Eliaquín, el hijo de Josías, en lugar de su padre, cambiando su nombre por el de Joaquín º. Luego llevó a Egipto a Joacaz, donde murió.
35 Joaquín entregó al faraón la plata y el oro. Pero tuvo que gravar con impuestos al país para satisfacer las exigencias del faraón y así recaudó de la gente, de cada uno según sus posibilidades, la plata y el oro para pagar al faraón Necó.
36

Joaquín de Judá (609-598)

(2 Cr 36:5-6a.8)

Joaquín tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante once años. Su madre se llamaba Zebidá y era hija de Pedaías, natural de Rumá.
37 Joaquín ofendió al Señor, igual que sus antepasados.

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Introducción a II Reyes 

VER 1 REYES.


Fuente:

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Notas

II Reyes  23,2— Libro de la Alianza: El mismo que en 2Re 22:8; 2Re 22:11 ha sido llamado libro de la Ley.


II Reyes  23,3— a observar... y toda el alma: Se trata de dos fórmulas típicamente deuteronómicas (ver Deu 4:29; Deu 6:17; Deu 10:12; Deu 26:16; Deu 30:2; Deu 30:10).

— todo el pueblo: La alianza, concluida por el rey, es ratificada por el pueblo que, como en las grandes ocasiones del Sinaí y Siquén, se compromete a seguir exclusivamente al Señor y a cumplir la ley contenida en el libro.
II Reyes  23,42Re 21:3-7.
II Reyes  23,4— auxiliares: Lit. de segundo orden.

— los astros celestes: Su culto fue introducido por Manasés (ver 2Re 21:3; 2Re 21:5).
II Reyes  23,5— en los santuarios: Ver nota a 1Sa 9:12.
II Reyes  23,51Re 14:23-24; (ver Deu 12:2-7; Deu 12:13-14; Deu 16:21; Deu 23:17-18).
II Reyes  23,8— desde Gueba hasta Berseba: Límites norte y sur del territorio de Judá donde tal vez existían santuarios yavistas.
II Reyes  23,9— ... con sus hermanos: Aunque la ley de Deu 18:6-8 otorga los mismos derechos a todos los sacerdotes, la reforma introduce una fuerte división entre el clero de Jerusalén y el clero proveniente de provincias.
II Reyes  23,10— quemadero: En hebreo Tofet; era un lugar donde se ofrecían sacrificios humanos a Moloc y que más tarde se convertiría en símbolo del infierno.
II Reyes  23,11— los caballos y los carros del sol: Podría tratarse de vestigios de un culto asirio.
II Reyes  23,131Re 11:7.
II Reyes  23,13— monte de los Olivos: Según el texto hebreo habría que traducir monte de la destrucción, pero se trata tal vez de una deformación ortográfica.
II Reyes  23,14— huesos humanos: El contacto con huesos humanos implicaba profanación (2Re 23:20; ver 1Re 13:2 y nota).
II Reyes  23,151Re 12:29; 1Re 13:1-2; 1Re 13:32.
II Reyes  23,15— el altar de Betel y el santuario: Símbolo por excelencia del cisma consumado por Jeroboán.
II Reyes  23,16— el hombre de Dios: Evidente referencia a 1Re 13:1-2. De hecho, el texto griego añade: cuando Jeroboán estaba en pie ante el altar durante la fiesta. Josías se volvió y miró hacia la tumba del hombre de Dios. La omisión en el texto hebreo se debe probablemente a un error de copista producido por la repetición de “hombre de Dios”.
II Reyes  23,171Re 13:11-32.
II Reyes  23,22— una Pascua: Durante la monarquía la Pascua se había convertido en una fiesta de familia. La centralización del culto en Jerusalén permite celebrar en el Templo (ver Deu 16:6) la gran fiesta nacional de la liberación de Egipto.
II Reyes  23,24— dioses familiares: En hebreo terafim; residuos de la primitiva religiosidad patriarcal.
II Reyes  23,242Re 21:6; Deu 6:5; Deu 18:11.
II Reyes  23,25— de acuerdo con la ley de Moisés: El elogio sobre la religiosidad de Josías responde al modelo que Deu 17:18-20 traza del rey ideal. Su tono optimista y su carácter de recapitulación han llevado a afirmar que 2Re 23:25 constituiría el final de la primera redacción de la Historia Deuteronomista, antes del exilio.
II Reyes  23,26— el Señor no aplacó: Este añadido es como el contrapunto del elogio de Josías y pone de relieve los límites de su obra reformadora, introduciendo un último anuncio profético de la triple ruina inminente de Judá, Jerusalén y el Templo (2Re 22:17).
II Reyes  23,29— Necó: Tras la conquista de Nínive en el año 612 a. C. por babilonios y medos, el faraón Necó -o Necao- (609-594) se desplaza hacia el norte para ayudar al último rey asirio. Josías trata de obstruirle el paso en Meguido, intentando impedir una alianza asirio-egipcia.
II Reyes  23,302Cr 35:20; 2Cr 35:24.
II Reyes  23,31— Joacaz: Conocido también por Salún, según Jer 22:11.
II Reyes  23,33— lo encarceló en Ribla: Al regreso de su fracasada expedición al norte para ayudar al rey de Asiria (ver 2Re 23:29).

— un talento de oro: Así el texto hebreo que tal vez ha perdido la cifra exacta. De hecho la versión griega dice: cien talentos de oro. Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS.
II Reyes  23,34— Joaquín: No están claros los motivos del cambio de nombre, aunque puede ser signo de sumisión. El significado de ambos nombres es prácticamente idéntico.