Gálatas 3 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 29 versitos |
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II.— SALVADOS POR LA GRACIA Y LA FE (3—4)

Salvados por la fe

Gálatas, ¿cómo son tan insensatos? ¿Quién los engatusó? ¡Y pensar que les puse ante los ojos a Jesucristo crucificado! º
2 Díganme solamente una cosa: ¿en razón de qué recibieron ustedes el Espíritu de Dios? ¿Por cumplir la ley o por haber aceptado la fe? º
3 Su insensatez no tiene límites. Si el Espíritu estuvo en el origen de la fe que ustedes tienen, ¿van a terminar confiando en lo humano º?
4 ¡No puedo creer que tan magníficas experiencias hayan sido baldías!
5 Vamos a ver: cuando Dios les comunica el Espíritu y realiza prodigios entre ustedes, ¿lo hace porque son cumplidores de la ley o porque han aceptado el mensaje de la fe?
6 Ahí tienen el ejemplo de Abrahán: Creyó a Dios, y esto le valió que Dios le concediera su amistad º. º
7 Comprendan de una vez que la verdadera descendencia de Abrahán son los creyentes.
8 Y la Escritura misma, previendo que Dios restablecería en su amistad a todas las naciones mediante la fe, anunció de antemano a Abrahán esta buena noticia: Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti. º
9 Así que todos los que creen serán bendecidos junto con el creyente Abrahán. º
10 Por el contrario, cuantos viven pendientes de cumplir la ley están bajo el peso de una maldición. Así lo dice la Escritura: Maldito sea quien no cumpla constantemente todo lo escrito en el libro de la ley. º
11 Y es evidente que, por cumplir la ley, nadie será restablecido por Dios en su amistad, ya que también dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida º. º
12 Pero la ley no se nutre de la fe, sino que: quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá. º
13 Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero. º
14 La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.
15

La ley y la promesa

Hermanos, voy a explicarme con un ejemplo tomado de la vida humana. Incluso según las normas humanas, nadie puede anular o modificar un testamento legalmente otorgado.
16 Ahora bien, Dios hizo las promesas a Abrahán y a su descendencia º. No se dice “y a tus descendientes”, como si fueran muchos, sino “y a tu descendencia”, refiriéndose a Cristo solamente. º
17 Y digo yo: un pacto debidamente confirmado por Dios no lo puede invalidar una ley dada cuatrocientos treinta años º más tarde, cancelando de ese modo lo que Dios había prometido.
18 Si la herencia dependiera del cumplimiento de la ley, ya no dependería de la promesa. Sin embargo, Dios otorgó su favor a Abrahán en forma de promesa.
19 Así las cosas, ¿qué sentido tiene la ley de Moisés? Se añadió con el fin de señalar lo que era pecado hasta el momento en que llegara Cristo, el descendiente prometido. La ley fue promulgada por medio de ángeles º y Moisés actuó de intermediario; º
20 pero el intermediario está de más cuando sólo entra en juego una persona, y Dios es uno solo.
21 Ley de Moisés y promesas divinas, ¿son, entonces, algo opuesto? ¡De ningún modo! Si se hubiese promulgado una ley capaz de dar vida, sí bastaría con cumplir esa ley para ser restablecidos en la amistad divina. º
22 Pero la Escritura presenta al mundo entero dominado por el pecado, precisamente para que se conceda a los creyentes la promesa que Dios les hizo por medio de la fe en Jesucristo º.
23

No esclavos, sino hijos

Antes de llegar a la fe éramos prisioneros de la ley, esperando encarcelados que se revelara la fe.
24 Así fue como la ley nos condujo º hasta Cristo para que recibiéramos la salvación por medio de la fe. º
25 Pero ahora, una vez que la fe ha llegado, ya no estamos bajo el dominio de ningún acompañante.
26 En efecto, todos ustedes, los que creen en Cristo Jesús, son hijos de Dios, º
27 pues todos ustedes los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo han sido revestidos. º
28 Ya no hay distinción entre judío y no judío º, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer. En Cristo Jesús, todos ustedes son uno. º
29 Y si son de Cristo, también son descendientes de Abrahán y herederos según la promesa.

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Introducción a Gálatas

INTRODUCCIÓN


1. Pablo y los cristianos de Galacia


Galacia era una extensa región situada en el centro de Asia Menor. Sus habitantes, de origen céltico, descendían de las tribus de la antigua Galia. En el año 25 a. C., el emperador Augusto la constituyó provincia romana con Ancira, Pesinonte y Tavio como ciudades más importantes. A la Galacia propiamente dicha — la Galacia del Norte — se incorporaron algún tiempo después otros territorios y ciudades — Iconio, Derbe, Listra — dando lugar a la Galacia del Sur.


Pablo evangelizó estos territorios y ciudades del sur en el curso de su primer viaje misionero (ver Hch 13:13Hch 14:24). Los del norte debieron ser evangelizados durante el segundo viaje misional del Apóstol, probablemente hacia el año 49 d. C.; así lo deja sobreentender, aunque muy escuetamente, Hch 16:6. Según el propio Pablo (ver Gál 4:13) debió ser una grave e inesperada enfermedad la que lo obligó a detenerse un tiempo entre los gálatas y le proporcionó la ocasión de evangelizarlos. Fue una experiencia inolvidable que Pablo recordará con añoranza cuando las relaciones con los gálatas entren en una profunda crisis (Gál 4:13-14).


2. La crisis gálata


Todo fue bien durante algún tiempo. Pero en un determinado momento ciertos cristianos procedentes del judaísmo — los llamados “judaizantes” por cuanto exigían a los creyentes en Cristo la observancia de las prescripciones de la ley de Moisés, en especial la práctica de la circuncisión — se hicieron presentes en Galacia. Allí trataron de imponer sus criterios. Alardeaban de estar apoyados doctrinalmente por los apóstoles de Jerusalén y consideraban que Pablo no era un verdadero apóstol, pues no pertenecía al grupo de los Doce y, además, su versión del evangelio no destacaba suficientemente los aspectos morales de la conducta cristiana. Estos cristianos judaizantes tuvieron éxito. Consiguieron ganar a los gálatas para sus puntos de vista, haciéndoles desconfiar de Pablo y separándolos de la órbita del Apóstol.


A Pablo no le preocupa que lo ataquen o lo desprestigien personalmente. Pero sí le preocupa, y mucho, el daño que pueda hacerse a las jóvenes iglesias cristianas si se tergiversa el auténtico mensaje evangélico y, por consiguiente, si el movimiento iniciado por Jesús de Nazaret se convierte en un movimiento formalista y ritual, en una especie de secta judía en la que las prácticas exteriores constituyan el más importante, si no el único, camino de salvación. El peligro es, pues, serio. Pablo hubiera querido acudir personalmente a resolver la situación (Gál 4:20), pero algo se lo impidió y una vez más tuvo que emplear el recurso de la carta.


3. La carta y sus peculiaridades


Gálatas (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Ga) es una carta singular. Lo es por estar dirigida no a una sino a varias comunidades cristianas, por contener abundantes y muy interesantes datos autobiográficos, por su carácter tremendamente polémico y por lo transcendental de su mensaje.


Nadie, ni en la antigüedad ni en tiempos más recientes, ha puesto en duda la autenticidad paulina de Ga. Sus preciosos datos autobiográficos, su estilo y sus ideas no admiten más autor que Pablo. Toda ella es una inmensa rúbrica paulina. Incluso cabe pensar que la escribió el propio Pablo de puño y letra, si no toda ella, al menos los párrafos finales (ver Gál 6:11). Por lo que se refiere a los recursos estilísticos utilizados, son de lo más variado: reconstrucciones históricas (Gál 1:11Gál 2:14), evocaciones personales (Gál 4:13-16), citas del AT (Gál 3:6-13), procedimientos exegéticos de corte rabínico (Gál 3:15-22; Gál 4:21-31), observaciones irónicas que rozan con lo sarcástico (Gál 5:12). Maldice, (Gál 1:9), apostrofa (Gál 3:1-15), recrimina sin respetos humanos (Gál 2:14), pero también ruega con dulzura y delicadeza (Gál 4:12; Gál 4:19). Hay que resaltar un detalle sin duda muy significativo: la acción de gracias habitual al comienzo de las cartas paulinas ha sido sustituida en Ga por una severa amonestación (Gál 1:6-10).


¿Cuándo y desde dónde escribió Pablo esta carta a las comunidades cristianas de Galacia? No disponemos de datos para responder con precisión a esta pregunta. Tal vez desde Éfeso, entre los años 53-55 d. C. O incluso algo más tarde, de camino hacia Corinto y no mucho antes de la carta a los Romanos que, según una cronología larga para la vida de Pablo, habría sido escrita hacia el año 57 (ver Introducción a Romanos). En cualquier caso, es este un dato más bien irrelevante para la interpretación del mensaje de la carta. Lo mismo que no tiene mayor importancia determinar si la carta tiene como destinatarios a las iglesias de la Galacia del Norte — hipótesis más probable — o más bien a las de la Galacia del Sur.


4. Contenido de la carta


Antes de entrar en el núcleo de la cuestión, Pablo quiere asegurar su condición y su autoridad de apóstol. De esta manera quedará bien claro que el mensaje de salvación por él proclamado, y que los gálatas recibieron, es el auténtico evangelio de Jesucristo y, mal que les pese a los judaizantes, no existe otra doctrina evangélica (Gál 1:7-9). A este propósito se orienta la primera sección de la carta, que es de carácter autobiográfico: Pablo ha sido elegido y llamado por Dios para ser apóstol de todos (Gál 1:11-24), pero especialmente de los paganos; así se lo han reconocido los dirigentes de la iglesia madre de Jerusalén, considerados como columnas de la Iglesia (Gál 2:1-14).


Sobre esta base, Pablo puede ya proclamar, y proclama sin ambages, que el acontecimiento decisivo de la salvación del ser humano es únicamente Cristo (Gál 4:4-7). Y no se puede colocar al lado de Cristo, como un elemento competidor, ninguna otra realidad paralela, en concreto la ley de Moisés, como pretendían los predicadores judaizantes. La ley no salva; por el contrario, esclaviza y es ocasión de pecado ya que dice lo que hay que hacer, pero no proporciona las fuerzas necesarias para hacerlo (Gál 2:15-21). Sólo Jesucristo, aceptado por la fe, es fuente de salvación. Pablo ilumina esta verdad acudiendo a la Escritura y proponiendo como puntos de referencia el ejemplo de Abrahán y la alegoría de Sara y Agar. El patriarca Abrahán se hace agradable a Dios no por sus méritos, sino por haberse fiado plenamente de Dios y de sus promesas (Gál 3:15-18). Agar y Sara, por su parte, tipifican, respectivamente, al judaísmo como religión de la esclavitud y al cristianismo como religión de la libertad (Gál 4:21-31).


En el tramo final de la carta (Gál 5:2Gál 6:10) Pablo saca las consecuencias de lo dicho. Aceptar a Cristo y su mensaje mediante la fe nos hace “personas libres” y “nuevas criaturas”. Pero al mismo tiempo comporta una serie de exigencias para la vida cristiana que el Apóstol formula en dos frases lapidarias: ¡No utilicen esa libertad como tapadera de apetencias puramente humanas! Al contrario, háganse esclavos los unos de los otros por amor (Gál 5:13); y aquella otra: Lo que cuenta es la fe, que actúa por medio del amor (Gál 5:6).


Concluye Pablo la carta de forma apasionada, escueta y exigente. Sin saludos personales, pero con un hermanos, único en las cartas paulinas, que es como un grito de angustia y, a la vez, de confianza en que los gálatas recapacitarán y volverán al único y auténtico mensaje de Cristo (Gál 6:11-18).


5. Protagonismo histórico-teológico de Gálatas


En el curso de la historia del cristianismo Ga ha sido, un poco como Jesucristo, “piedra de escándalo y signo de contradicción”. Ha sido llamada con toda justicia “la carta magna de la libertad cristiana” y, al margen de interpretaciones más o menos radicales, este singular escrito paulino se ha enfrentado y se seguirá enfrentando permanentemente a todo lo que signifique hipocresía o formulismo en el seno de la Iglesia cristiana. Siempre que la vida cristiana, tanto individual como comunitaria, se sienta amenazada por actitudes legalistas capaces de esterilizarla totalmente, será bueno volver, por parte de todos, a la lectura y meditación serias, sin condicionamientos ni prejuicios históricos, de ese singular escrito que es Ga.


6. Estructura de la carta


— Introducción (Gál 1:1-10)


I. — AUTORIDAD APOSTÓLICA DE PABLO (Gál 1:11Gál 2:21)


II. — SALVADOS POR LA GRACIA Y LA FE (Gál 3:1-29Gál 4:1-31)


III. — LA VERDADERA LIBERTAD CRISTIANA (Gál 5:1Gál 6:10)


— Conclusión (Gál 6:11-18)


Fuente:

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Notas

Gálatas 3,1Gál 6:14; 1Co 1:18-23; 1Co 2:2.


Gálatas 3,2Gál 4:6; 1Co 2:12.
Gálatas 3,3— en lo humano: Lit. en la carne. Ver nota a Rom 7:5. Es posible que Pablo aluda a la práctica de la circuncisión propugnada por los judaizantes.
Gálatas 3,6Gén 15:6; (ver Rom 4:3).
Gálatas 3,6— le concediera su amistad: Ver nota a Gál 2:16 y Rom 1:16. Habida cuenta de que el protagonista es Abrahán, parece correcto traducir aquí le concediera en lugar de lo restableciera en.
Gálatas 3,8Gén 12:13; Gén 18:18; (ver Sir 44:21; Hch 3:25).
Gálatas 3,9Rom 4:16-17.
Gálatas 3,10Deu 27:26.
Gálatas 3,11— alcanzará la vida: Ver nota a Rom 1:17.
Gálatas 3,11Hab 2:4 (ver Rom 1:17; Heb 10:38).
Gálatas 3,12Lev 18:5 (ver Rom 10:5).
Gálatas 3,13Gál 4:5; Deu 21:23; Rom 5:8; Rom 8:3; 2Co 5:21.
Gálatas 3,16Gén 12:7; Gén 13:15; Rom 4:13-16 (ver Gén 12:2-3; Gén 22:15-18).
Gálatas 3,16— descendencia: Nombre colectivo susceptible de ser aplicado a un solo individuo.
Gálatas 3,17— cuatrocientos treinta años: Para precisar esta cifra tan concreta, que señala el tiempo transcurrido entre Abrahán y Moisés, Pablo se apoya, sin duda, en Éxo 12:40-41 y no pretende hacer hincapié en la exactitud cronológica.
Gálatas 3,19— por medio de ángeles: Del mismo modo que el autor de Hechos en el discurso de Esteban (ver Hch 7:38; Hch 7:53), Pablo alude aquí a una tradición judía según la cual los ángeles intervinieron de algún modo en el momento de promulgarse la ley en el Sinaí.
Gálatas 3,19Hch 7:38; Hch 7:53; Heb 2:2; Rom 5:13; Rom 5:20-21; Rom 7:7-13.
Gálatas 3,21Hch 13:38-39.
Gálatas 3,22— de la fe en Jesucristo: Lit. de la fe de Jesucristo. Ver segunda nota a Gál 2:16.
Gálatas 3,24Gál 4:2.
Gálatas 3,24— nos condujo: Lit. fue nuestro pedagogo. El término “pedagogo” ha de entenderse de acuerdo con el ambiente cultural de aquel tiempo; más que de un educador, se trataba de un esclavo encargado de mantener al niño sujeto a disciplina, y sobre todo de acompañarlo a la escuela (ver Gál 3:25).
Gálatas 3,26Gál 4:5; Jua 1:12-14; Rom 8:15-16.
Gálatas 3,27Rom 6:3-4; Rom 13:14; Efe 4:24.
Gálatas 3,28Rom 10:12; 1Co 13:12; (ver Col 3:11).
Gálatas 3,28— no judío: Lit. griego. Ver nota a Gál 2:3.