I Juan 3 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 24 versitos |
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II.— COMPORTARNOS COMO HIJOS DE DIOS (3:1—4:6)

Somos hijos de Dios

¡Miren qué amor tan inmenso el del Padre, que nos proclama y nos hace ser hijos suyos! Si el mundo nos ignora, es porque no conoce a Dios. º
2 Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste º, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. º
3 Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto.
4

Jesucristo borra nuestros pecados

Todo el que peca quebranta la ley, pues el pecado consiste en conculcar la ley. º
5 Y saben que Jesucristo, en quien no hay pecado, vino a borrar nuestros pecados.
6 Quien permanece unido a él no comete pecado; quien sigue pecando, es que no lo ha visto ni conocido.
7 Hijos míos, que nadie los engañe; el que practica el bien * es justo º, como Jesús es justo.
8 Pero el que sigue pecando pertenece al diablo, porque el diablo es pecador desde el principio del mundo. El Hijo de Dios vino para aniquilar la obra del diablo, º
9 y ninguno que sea hijo de Dios puede seguir pecando, porque Dios es su Padre, y la vida misma de Dios alienta en él. º
10 En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: quien no practica el bien ni ama al hermano, no es hijo de Dios.
11

El amor fraterno

Desde el principio han escuchado ustedes el anuncio de amarse unos a otros. º
12 No como Caín, quien, por ser del maligno º, asesinó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Pues porque sus acciones eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran buenas. º
13 No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece. º
14 Sabemos que por amar a nuestros hermanos hemos pasado de la muerte a la vida, mientras que quien no ama º sigue muerto. º
15 Odiar al hermano es como darle muerte, y deben saber que ningún asesino tiene dentro de sí vida eterna.
16 Nosotros hemos conocido lo que es el amor en que Cristo dio su vida por nosotros; demos también nosotros la vida por los hermanos. º
17 Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios? º
18 Hijos míos, ¡obras son amores y no buenas razones º!
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Confianza en Dios

Esta será la señal de que pertenecemos a la verdad y podemos sentirnos seguros en presencia de Dios:
20 que si alguna vez nos acusa la conciencia, Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas. º
21 Pero si la conciencia no nos acusa, queridos, crece nuestra confianza en Dios º
22 y él nos concederá todo lo que le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos cuanto le agrada. º
23 Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros conforme al precepto que él nos dio. º
24 Quien cumple sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en él; así nos lo hace saber el Espíritu que nos dio. º

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Introducción a I Juan

LAS CARTAS DE JUAN


INTRODUCCIÓN


1. Marco histórico


Los tres escritos del NT conocidos como cartas de Juan (en adelante se utilizará preferentemente las abreviaturas 1 Jn; 2 Jn; 3 Jn) integran, junto con el cuarto evangelio y el libro del Apocalipsis, la llamada tradición joánica. Desde antiguo se ha venido atribuyendo la composición de todos estos escritos al apóstol Juan, el hijo de Zebedeo. La verdad es que no existen demasiadas probabilidades de que sea correcta tal atribución. Sí parece cierto, en cambio, que su origen está ligado a los avatares por los que pasaron a finales del siglo I una serie de iglesias cristianas estrechamente relacionadas con la persona y la actividad evangelizadora de Juan apóstol.


En concreto, hay razones para pensar que una lectura radicalizada del cuarto evangelio condujo a determinados miembros de estas comunidades joánicas a conclusiones inaceptables en relación con la persona de Cristo, con la moral cristiana y con la doctrina sobre el Espíritu Santo. Para hacer frente a tales interpretaciones radicalizadas, un miembro de la comunidad, de reconocido prestigio dentro de ella — en 2Jn 1:1 y 3Jn 1:1 recibe el título de “anciano”, lit. “presbítero” — , escribió estas tres cartas que la tradición cristiana no tardó en colocar a la sombra del apóstol Juan. No fue igual, sin embargo, para las tres cartas el nivel de aceptación como Escritura inspirada; de hecho la segunda y tercera carta encontraron ciertas dificultades para entrar en la lista de libros sagrados.


Aunque los destinatarios de las tres cartas no sean exactamente los mismos, sí es probable que lo sea al autor que, además, las debió escribir y enviar en un orden inverso al de su actual colocación en la Biblia. Se trata de un autor que conoce perfectamente el cuarto evangelio (ver 1Jn 4:16 y Jua 14:21; 1Jn 3:24 y Jua 14:20; 1Jn 1:9 y Jua 15:3; 1Jn 2:29 y Jua 17:2; etc.), pero que no tiene por qué ser necesariamente la misma persona. Bastantes estudiosos modernos del tema sugieren que el autor de las cartas bien pudo ser el redactor final del cuarto evangelio (ver Introducción al evangelio de Juan). El lugar desde donde escribe es prácticamente imposible de precisar.


2. Género y características literarias


El carácter epistolar de 2 Jn y 3 Jn es evidente: remitente y destinatarios concretos, abundantes referencias personales en ambas cartas, saludos finales personalizados. No es tan evidente en la primera carta, cuyo encabezamiento y conclusión están desprovistos de rasgos epistolares y en la que no se menciona ningún nombre concreto. Sin embargo, el autor se dirige por escrito a un círculo de lectores bien conocidos cuya fe está pasando por un grave peligro (1Jn 2:21; 1Jn 4:16). Unos lectores a los que llama cariñosamente “hijos míos” (1Jn 2:1) haciendo memoria de la fe común y exhortándolos a permanecer fieles. Puede hablarse, por tanto, de una especie de carta pastoral dirigida a las comunidades joánicas aludidas en el apartado anterior. Las tres cartas, pero sobre todo la primera, dejan traslucir un claro planteamiento polémico. Han hecho acto de presencia unos peligrosos enemigos de la fe y es preciso combatirlos sin miramientos. Se ha querido ver en esos enemigos a los precursores del movimiento gnóstico que habría de conocer un amplio desarrollo a lo largo del siglo II. En todo caso, el autor de las cartas trata a estos adversarios con extrema dureza llamándolos anticristos, falsos profetas, mentirosos, mundanos, seductores, hijos de Caín e hijos del diablo.


Aunque, propiamente hablando, sólo encontramos en las cartas una única referencia expresa al AT (1Jn 3:12), las alusiones más o menos veladas a las Escrituras hebreas son numerosas: por ejemplo las expresiones “fiel y justo” (1Jn 1:9), “víctima de expiación por los pecados” (1Jn 2:2; 1Jn 4:10), “conocer a Dios” (1Jn 2:3; 1Jn 4:6-8); y sobre todo el tema central de 1 Jn — comunión y conocimiento de Dios — remite a lo que el profeta Jeremías presenta como signo distintivo de la nueva alianza (ver Jer 31:31-34 y 1Jn 2:3-13; 1Jn 3:9; 1Jn 5:20-21). Subrayemos, finalmente, la semejanza entre el vocabulario de las cartas y el de la literatura extrabíblica del judaísmo contemporáneo, particularmente la literatura de Qumrán. Pueden citarse, a modo de ejemplo, las expresiones “practicar (caminar en) la verdad” (1Jn 1:6; 3Jn 1:4), “el espíritu de la verdad y el del error” (1Jn 4:6), o el uso de antítesis tales como “luz-tinieblas” (1Jn 1:5-7; 1Jn 2:10-11), “verdad-mentira” (1Jn 2:21; 1Jn 2:27), “Dios-mundo” (1Jn 2:15-16; 1Jn 3:1; 1Jn 4:4-6), “hijos de Dios-hijos del diablo” (1Jn 3:10).


3. Mensaje doctrinal de las cartas


No debe extrañar que, habida cuenta de su respectiva extensión, la primera carta recoja y amplíe los elementos doctrinales de las otras dos. En realidad la tercera carta apenas contiene doctrina propiamente tal; se limita a elogiar la fidelidad a la verdad y la hospitalidad para con los hermanos creyentes (probablemente se refiera el autor a miembros de la comunidad joánica que no compartían las posturas radicales de los secesionistas y actuaban como predicadores itinerantes tratando de combatirlas: 3Jn 1:3-4; 3Jn 1:6-8; 3Jn 1:10). La segunda carta, a pesar de su brevedad, ofrece un contenido más denso. Un contenido del que la primera carta se hace eco en su totalidad explicitándolo y subrayando los siguientes puntos:


— La vida del verdadero creyente debe girar en torno a la comunión-conocimiento de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo (1Jn 1:3; 1Jn 2:3-6; 1Jn 2:14; 1Jn 3:24; 1Jn 4:6-8; 1Jn 4:15-16; 1Jn 5:12-13; 1Jn 5:20).


— Esta comunión-conocimiento implica conocer y experimentar a Dios como lo que verdaderamente es, como luz y amor eterno que se comunican a los seres humanos a través de su Hijo Jesucristo (1Jn 1:5-7; 1Jn 3:1; 1Jn 3:16; 1Jn 4:7-10; 1Jn 4:16; 1Jn 4:19).


— El amor de Dios a sus criaturas humanas debe ser correspondido por el amor de estas a Dios (1Jn 4:19) a través de la observancia de los mandamientos (1Jn 2:3-5; 1Jn 3:22; 1Jn 3:24; 1Jn 5:3; ver 2Jn 1:6) y sobre todo a través de la práctica del amor fraterno (1Jn 2:7-10; 1Jn 3:11-18; 1Jn 3:23; 1Jn 4:7; 1Jn 4:11-12; 1Jn 4:20-21; 1Jn 5:1-2; ver 2Jn 1:3; 2Jn 1:5-6).


— Creer en Cristo como verdadero Hijo de Dios (1Jn 1:3; 1Jn 3:8; 1Jn 4:15; 1Jn 5:10-12; 1Jn 5:20) no debe hacer olvidar su también verdadera dimensión humana (1Jn 1:1-3; 1Jn 2:22; 1Jn 4:2-3; 1Jn 5:1; ver 2Jn 1:7), que le permite ofrecerse en sacrificio por nuestros pecados (1Jn 2:1-2; 1Jn 3:16; 1Jn 5:6).


— Los creyentes viven bajo la constante amenaza del mal (1Jn 2:13-16; 1Jn 3:12; 1Jn 5:19; ver 3Jn 1:11). No todo en el mundo es luz, amor, vida y verdad. El creyente tiene que habérselas también con las tinieblas, el odio, la muerte y la mentira; tiene que enfrentarse a anticristos y falsos profetas de todo tipo (1Jn 2:18-19; 1Jn 4:1-3; ver 2Jn 1:7); y tiene que contar con la sangrante realidad del pecado (1Jn 1:8-10; 1Jn 2:1; 1Jn 2:12; 1Jn 2:15-16; 1Jn 3:4-10; 1Jn 5:16-17).


— Y todo ello deben aceptarlo y vivirlo los creyentes porque esa es la enseñanza recibida desde el principio (1Jn 1:5; 1Jn 2:7; 1Jn 2:24; 1Jn 3:11). Frente a interpretaciones radicalizadas y aparentemente progresistas del mensaje, es preciso regresar a las fuentes, no perder jamás de vista los orígenes.


4. Estructura


Cae de su peso que la brevedad de 2-3 Jn impide hablar en ellas ni siquiera de una mínima estructura literaria. En cuanto a la primera carta, podría decirse que no avanza en forma rectilínea, sino más bien siguiendo un movimiento en espiral. Los principales temas de la carta reaparecen una y otra vez en el curso de la exposición, girando siempre en torno al dato central de la “unión” (comunión) con el Padre y con su Hijo Jesucristo (1Jn 1:4; 1Jn 5:20). Con las reservas del caso, podrían distinguirse estas partes:


— Introducción (1Jn 1:1-4)


I. — LUZ EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS (1Jn 1:51Jn 2:29)


II. — COMPORTARNOS COMO HIJOS DE DIOS (1Jn 3:11Jn 4:6)


III. — EL AMOR Y LA FE (1Jn 4:71Jn 5:12)


— Conclusión (1Jn 5:13-21)


Fuente:

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Notas

I Juan 3,11Jn 4:7-8; Jua 1:12-13; Rom 8:16; Gál 4:4-5; Jua 15:21; Jua 16:3; Jua 17:25; 1Co 1:21.


I Juan 3,21Jn 2:28.
I Juan 3,2— el día en que se manifieste: El texto griego resulta un tanto ambiguo y puede entenderse de dos maneras distintas: ya sea: cuando se manifieste Jesucristo (así lo avalaría el contexto precedente: 1Jn 2:28); o: cuando se manifieste lo que seremos (más en consonancia con la construcción sintáctica). Según esto, el objeto de nuestra visión será, o Jesucristo (primer caso), o Dios mismo (segundo caso).
I Juan 3,41Jn 2:2; 1Jn 4:10; Jua 1:29; Jua 8:46 (ver también Jua 9:16; Jua 9:24; Jua 9:31); 2Co 5:21; Heb 4:15; Heb 7:26; 1Pe 1:19; 1Pe 2:22; 1Pe 2:24; 1Pe 3:18.
I Juan 3,7— el que practica el bien: O también: el que se comporta rectamente. Ver segunda nota a 1Jn 2:29.

— justo: Ver segunda nota a 1Jn 2:1.
I Juan 3,8Gén 3:15; Jua 8:44; Jua 12:31; Jua 16:11; Apo 12:9-11.
I Juan 3,91Jn 5:18; Rom 6:11.
I Juan 3,111Jn 2:7-8; 1Jn 3:23; Jua 13:34; Jua 15:12; Jua 15:17; 2Jn 1:5-6.
I Juan 3,12Gén 4:1-8; Heb 11:4.
I Juan 3,12— por ser del maligno: Es decir, por vivir bajo la influencia del diablo.
I Juan 3,13Luc 6:22; Jua 15:18-21; Jua 17:14.
I Juan 3,141Jn 2:11; Jua 5:24.
I Juan 3,14— quien no ama: bastantes mss. añaden: al hermano.
I Juan 3,16Jua 10:11; Jua 15:17-18; Jua 15:13; Gál 2:20; 1Ti 2:6; 1Ts 2:8; Tit 2:14.
I Juan 3,17Deu 15:7-8; (ver Luc 10:30-32); Gál 5:6; Stg 2:14-17.
I Juan 3,18— ... y no buenas razones: Lit. no amemos de palabra y con la lengua, sino con hechos y de verdad.
I Juan 3,20Sal 139:1-6; Hch 15:8.
I Juan 3,211Jn 5:14; Heb 4:16.
I Juan 3,221Jn 5:14-15; Jer 29:12-14; Mat 7:7-8; Mat 21:22; Mar 11:24; Jua 14:13; Jua 15:7; Jua 16:23-24; Rom 8:26-27; Stg 1:5.
I Juan 3,231Jn 3:11; 1Jn 4:21; 1Jn 5:1-5; Jua 6:29; Jua 13:34.
I Juan 3,241Jn 4:13; Jua 14:23; Rom 8:9.