Numeros  31 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 54 versitos |
1

Guerra contra los madianitas

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 — Haz primero que los israelitas se venguen de los madianitas; después irás a reunirte con tus antepasados º. º
3 Así que Moisés se dirigió al pueblo con estas palabras: — Escojan de entre ustedes hombres que vayan a la guerra contra Madián y ejecuten así la venganza decretada por el Señor contra Madián.
4 Pondrán en pie de guerra a mil varones de cada una de las tribus de Israel.
5 Se alistaron, en efecto, entre los batallones de Israel, mil de cada tribu: un total de doce mil movilizados para la guerra.
6 Y Moisés envió a la guerra a esos mil de cada tribu, con Finés, hijo del sacerdote Eleazar, como sacerdote de campaña, encargado de llevar los objetos sagrados y de hacer sonar las trompetas º. º
7 Presentaron batalla contra los madianitas, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés, y dieron muerte a todos los varones.
8 Entre los muertos estaban también los cinco reyes de Madián: Eví, Requén, Zur, Jur y Rebá. También pasaron a espada a Balaán º, hijo de Beor. º
9 Los israelitas hicieron prisioneras a las mujeres madianitas junto con sus hijos y se apoderaron de todo su ganado, de sus rebaños y de toda su riqueza,
10 incendiando todas las ciudades y aldeas en que habitaban.
11 Juntaron luego todos los despojos y todo el botín, tanto de personas como de animales,
12 y lo pusieron todo —prisioneros y botín— a disposición de Moisés, del sacerdote Eleazar y de la comunidad israelita que se encontraba acampada en los llanos de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó.
13 Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad, salieron a recibirlos fuera del campamento.
14 Y Moisés se enojó contra los comandantes º del ejército y contra los jefes de millar y de cien que volvían de la guerra,
15 diciéndoles: — ¿Cómo es que han dejado con vida a todas las mujeres?
16 Fueron precisamente ellas las que, por consejo de Balaán, incitaron a los israelitas a rebelarse contra el Señor dando culto a Baal-Peor º, lo que provocó que el castigo se abatiera sobre la comunidad del Señor.
17 Maten, pues, ahora a todos los niños varones y a toda mujer que haya tenido relaciones sexuales con un hombre.
18 Pero dejen con vida para ustedes a todas las mujeres jóvenes que no hayan tenido relaciones sexuales con hombres.
19 En cuanto a ustedes, permanezcan fuera del campamento durante siete días; y cualquiera de ustedes o de sus prisioneros que haya dado muerte a una persona o tocado un cadáver, deberá purificarse al tercer y al séptimo día. º
20 Asimismo purificarán todo vestido y toda prenda fabricada con piel o con pelo de cabra y también todo utensilio de madera.
21 El sacerdote Eleazar dijo a las tropas que habían tomado parte en la batalla: — Esta es la disposición legal º que el Señor ha prescrito a Moisés:
22 todo objeto de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo,
23 capaz de resistir el calor, lo harán pasar por el fuego y quedará purificado, aunque deberá ser purificado también con el agua de purificación. En cuanto a lo que no resista el fuego, deberán pasarlo por el agua de purificación. º
24 El séptimo día lavarán sus vestidos, quedarán así purificados y podrán ya entrar en el campamento.
25 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
26 — Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de familia de la comunidad hagan un inventario del botín que se ha capturado, tanto de personas como de animales;
27 y dividan por igual el botín entre los combatientes que participaron directamente en la guerra y el resto de la comunidad. º
28 Reservarás un tributo para el Señor: para los combatientes que participaron directamente en la batalla, reservarás una parte de cada quinientos, tanto de las personas como de los bueyes, asnos y ovejas;
29 lo tomarás de la parte que les corresponde y se lo darás al sacerdote Eleazar como contribución al Señor.
30 De lo que corresponde al resto de los israelitas, tomarás una parte de cada cincuenta, tanto de las personas como de los bueyes, asnos, ovejas y demás animales; se lo darás todo a los levitas que tienen encomendado el servicio de la Morada del Señor.
31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés.
32 Lo que quedaba del botín capturado por los combatientes ascendía a seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
33 setenta y dos mil bueyes,
34 y sesenta y un mil asnos,
35 además de un total de treinta y dos mil personas, es decir, de mujeres que no habían tenido relaciones sexuales con hombres.
36 La porción º de los que habían participado directamente en la batalla fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas,
37 de las que se reservaron seiscientas setenta y cinco como tributo para el Señor;
38 treinta y seis mil bueyes, de los que se reservaron setenta y dos como tributo para el Señor;
39 treinta mil quinientos asnos, de los que se reservaron sesenta y uno como tributo para el Señor;
40 y dieciséis mil personas, de las que se reservaron treinta y dos como tributo para el Señor.
41 Moisés entregó el tributo al sacerdote Eleazar para que fuera presentado como ofrenda al Señor mediante el rito de la elevación, º tal como el Señor lo había mandado a Moisés.
42 La porción correspondiente a la comunidad israelita —es decir, la que Moisés separó de la que pertenecía a los que habían participado directamente en la batalla—
43 fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas,
44 treinta y seis mil bueyes,
45 treinta mil quinientos asnos,
46 y dieciséis mil personas.
47 De esta porción de los israelitas, Moisés tomó una parte de cada cincuenta, tanto de personas como de animales, y lo entregó todo a los levitas, que tenían encomendado el servicio de la Morada del Señor, cumpliendo así lo que el Señor había mandado a Moisés.
48

Ofrenda voluntaria

Los comandantes de las tropas israelitas, junto con los jefes de millar y de cien, se presentaron a Moisés
49 y le dijeron: — Tus siervos han contado a los combatientes a nuestro cargo y no falta ninguno.
50 Por lo cual traemos como ofrenda al Señor artículos de oro de lo que nos ha tocado a cada uno: brazaletes, pulseras, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nosotros delante del Señor.
51 Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron los objetos de oro que les traían, así como todo tipo de joyas.
52 El total de oro aportado por los jefes de millar y de cien, y ofrecido al Señor mediante el rito de la elevación *, fue de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos º.
53 Pero la tropa regular del ejército se quedó con el botín que había tomado cada uno para sí.
54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron el oro de los jefes de millar y de cien y lo llevaron a la Tienda del encuentro como memorial de los israelitas ante el Señor.

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Introducción a Numeros 

INTRODUCCIÓN


El libro de Números se centra sobre todo en narrar la marcha de los israelitas a través del desierto, camino de la tierra prometida. Fue esta una vivencia histórica que dejó una profunda huella en la memoria colectiva de Israel. Los profetas Oseas y Jeremías describen esta época con rasgos netamente positivos, como el tiempo de las relaciones ideales entre Dios y su pueblo (Jer 2:2-3; Ose 2:14-21). Para la escuela deuteronomista es el tiempo y el lugar en que Dios pone a prueba a su pueblo (Deu 8:2-6), una prueba de la que no siempre los israelitas salieron bien parados, como lo hace notar el profeta Ezequiel (Eze 20:1-49) y también el salmista que invita a su generación a no comportarse como lo hizo la generación del desierto, generación terca y rebelde que no fue fiel a Dios (Sal 78:8).


Llegados los tiempos de la Nueva Alianza, Juan Bautista y Jesús de Nazaret buscarán repetir esta experiencia del desierto (Mat 3:1; Mat 4:1; Luc 1:80) tratando de encontrarse allí con Dios, de ser plenamente fieles a los planes divinos y de introducir al nuevo pueblo de Dios en la verdadera “tierra prometida”, una tierra que de veras mane leche y miel.


1. Título y texto


Siguiendo la costumbre semita de referirse a los libros bíblicos por sus primeras palabras, los judíos designaban a este libro —que hoy denominamos de NÚMEROS— con el título de “y él habló” y más comúnmente con el de bemidbar, es decir “en el desierto”, que es el que mejor corresponde al contenido y el que actualmente lleva en la Biblia hebrea.


El título castellano actual —libro de Números— procede de la versión griega de los LXX y se debe al interés del autor o autores del mismo por los censos, y a las abundantes cifras que se consignan en él.


En cuanto al texto hebreo que ha llegado hasta nosotros, hay que decir que el de Números presenta un excelente estado de conservación; sólo hay que exceptuar algún que otro versículo en pasajes poéticos (ver Núm 21:14; Núm 21:30 y Núm 24:22-24). Como testigos cualificados del texto primitivo disponemos del Texto Masorético, de la traducción griega de los LXX, del Pentateuco Samaritano y de algunos manuscritos de Qumrán (4QNm). Entre las traducciones antiguas merecen también mencionarse el targum arameo de Ónkelos, la Peshita siriaca y la Vulgata latina.


2. Contexto histórico


El libro de Números se sitúa históricamente en la época de formación del pueblo israelita, concretamente abarca el tramo que va desde la teofanía del Sinaí (Éxo 19:1-25Éxo 20:1-26; Éxo 32:1-35Éxo 34:1-35) hasta su llegada a las llanuras de Moab, en la ribera oriental del Jordán (Núm 22:1-41Núm 33:1-56). En este sentido podemos decir que Números continúa la trama narrativa de Éxodo y enmarca geográficamente los discursos parenéticos del Deuteronomio.


Es difícil para el historiador precisar el contorno exacto de los acontecimientos que tuvieron lugar en este período y que podrían fecharse en el último cuarto del segundo milenio a. C. Parece que diversos clanes seminómadas, unos procedentes de Egipto y otros oriundos de Canaán, pero étnicamente afines, se fusionaron para dar origen a una nación fuertemente aglutinada por lazos sobre todo religiosos. Ni los restos arqueológicos ni los textos extrabíblicos de la época nos proporcionan noticias sobre ello; se limitan a constatar movimientos de diversos grupos tribales en el marco de las migraciones de distintos clanes seminómadas en dirección a Palestina. Pero los avatares vividos por los clanes israelitas en esta marcha hacia Palestina dejaron un recuerdo perdurable en su memoria: incidentes de todo tipo, conflictos entre los componentes de las distintas tribus, derrotas sufridas, victorias obtenidas, itinerarios recorridos. El libro de Números es una evocación teológico-literaria de todas estas vivencias; ello hace que bastantes datos resulten poco verosímiles históricamente hablando. A la hora de organizar los materiales que integran el libro de Números, el autor tiene ante todo un interés religioso que relega a un segundo plano la precisión histórica.


3. Proceso de composición


Como el resto de los libros que integran el Pentateuco, el libro de Números es el resultado de un largo y complejo proceso redaccional. Remitimos sobre el particular a lo dicho en la introducción general al Pentateuco. Así pues, también en Números están presentes los grandes estratos literarios que conocemos con el nombre de tradición yavista (J), tradición elohista (E) y tradición sacerdotal (P). Los textos yavistas, más vinculados a las tribus del sur, resaltan sobre todo los aspectos humanos de los orígenes históricos del pueblo israelita e insisten en su destino universal (Núm 22:1-41; Núm 24:1-25); los elohistas, por su parte, ponen énfasis en la unidad de la nación que se está gestando, condenan cualquier tendencia separatista (Núm 16:12-34) y alumbran el despertar de la institución profética (Núm 11:25-29).


Pero es sobre todo la tradición sacerdotal la que vertebra de principio a fin el libro de Números. Podemos decir al respecto que autores de la escuela sacerdotal han reelaborado profundamente las antiguas tradiciones yavistas y elohistas, aportando al mismo tiempo una gran cantidad de materiales nuevos; con ello han dado origen a una obra que podemos considerar nueva, tanto en la forma como en el fondo. Por lo demás, lo mismo que en Éxodo y Deuteronomio, en el libro de Números alternan secciones narrativas y legales, de forma que los pasajes narrativos son como el marco de los textos legales y cultuales.


4. Contenido teológico y claves de lectura


Se ha dicho más arriba que el contenido teológico fundamental de Números está sobre todo inspirado por la tradición sacerdotal que considera a Israel no tanto como una nación más, implicada en la vida política internacional y preocupada por tanto de su organización militar, cuanto como una comunidad dedicada a rendir culto al Señor, su Dios. Así las cosas, todo en esta comunidad está perfectamente regulado, hasta en sus más mínimos detalles, por la voluntad divina. Aunque aparentemente es Moisés el que preside y guía a la comunidad, quien realmente la gobierna es la palabra del Señor.


Al ser un pueblo en marcha —la larga marcha a través del desierto—, Israel no dispone de un santuario asentado de manera estable en un lugar concreto, sino que Dios se hace presente, es decir mora (de donde el nombre peculiar del santuario: la Morada) en una Tienda movible y transportable; nadie puede monopolizar la presencia del Señor al mismo tiempo protectora y temible. Por su parte, la institución de los sacerdotes y levitas actúa de pararrayos para que el pueblo, tantas veces infiel y pecador, no sea fulminado por la cólera divina (Núm 8:19; Núm 16:47-48). Cabría, pues, decir que la marcha de los israelitas a través del desierto tiene más de procesión litúrgica y de camino teológico que de organización y marcha cívico-militar. En esta marcha teológica es posible reconocer una secuencia de momentos que se repiten una y otra vez: gracia, pecado, castigo, conversión y de nuevo gracia. Dicha secuencia —en la que la gracia es el momento clave— constituye uno de los principales ejes teológicos del libro. Con ello la comunidad del desierto se convierte en punto de referencia para el pueblo de Dios de todos los tiempos: al verse reflejada en el libro de Números, la comunidad eclesial comprenderá que es un pueblo en marcha, un pueblo de profetas, un pueblo dirigido por la palabra divina y dedicado a servir al Señor.


Digamos finalmente que, dentro del libro de Números, los textos de mayor calado y densidad teológica son los cuatro poemas que el autor pone en boca de Balaán, el singular protagonista de los cps. Núm 22:1-41Núm 24:1-25, y que pertenecen a las antiguas tradiciones yavista y elohista. En ellos se enfatizan los temas de la elección y la bendición divina que a través de Israel alcanzan al resto de la humanidad, temas cuya presencia mitiga en cierta manera la escasa presencia en Números de temas tan capitales como la creación, la promesa, la alianza o la ley.


5. Estructura


Según sean los criterios —geográficos, literarios o temáticos— que con preferencia se utilicen, así será la estructura que se aplique a Números. Si utilizamos criterios geográficos, cabría distinguir tres partes: a) Núm 1:1Núm 10:10 : estancia en el Sinaí; b) Núm 10:11Núm 21:35 : marcha desde el Sinaí hasta Transjordania; y c) Núm 22:1-41Núm 36:1-13 : acampada en las llanuras de Moab.


Pero cabe también utilizar criterios literario-temáticos como son los dos censos de Núm 1:1 ss y Núm 26:1 ss y como es el hecho de que Núm 1:1-54Núm 25:1-18 tenga como protagonista a la generación que salió de Egipto, mientras que en Núm 26:1-65Núm 36:1-13 lo es la generación que, totalmente renovada, se encamina hacia la tierra prometida. En la presente traducción seguimos este segundo modelo que articulamos como sigue:


I.— LA GENERACIÓN DEL ÉXODO (Núm 1:1-54 Núm 25:1-18)


EN SINAÍ (Núm 1:1Núm 10:10)


- Organización del campamento (Núm 1:1-54Núm 4:1-49)


- Leyes diversas y bendición sacerdotal (Núm 5:1-31Núm 6:1-27)


- Ofrendas de los jefes y normas para los levitas (Núm 7:1-89Núm 8:1-26)


- Celebración de la Pascua y partida (Núm 9:1Núm 10:10)


DESDE SINAÍ HASTA TRANSJORDANIA (Núm 10:11Núm 25:18)


- De Sinaí a Cadés (o Parán) (Núm 10:11Núm 12:16)


- En Cadés y su entorno (Núm 13:1Núm 20:13)


- De Cadés a Moab (Núm 20:14Núm 21:35)


- En la estepa de Moab (Núm 22:1-41Núm 25:1-18)


II.— LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA (Núm 26:1-65Núm 36:1-13)


- Normas sobre la ocupación de la tierra (Núm 26:1-65Núm 31:1-54)


- Ocupación de Transjordania y últimas disposiciones (Núm 32:1-42Núm 36:1-13)


Fuente:

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Notas

Numeros  31,2— reunirte con tus antepasados: Ver nota a Núm 20:24.


Numeros  31,2Núm 25:17-18; (ver Jue 7:1-25, Jue 8:28).
Numeros  31,6— trompetas: Ver 2Cr 13:2.
Numeros  31,6Núm 25:6-8+.
Numeros  31,8Jos 13:22; 2Pe 2:15; Jud 1:11; Apo 2:14.
Numeros  31,8— pasaron a espada a Balaán: Aquí y en Núm 31:16 el libro de Números se hace eco de una tradición abiertamente negativa sobre Balaán; se trata, por tanto, de una tradición distinta a la de los cps. Núm 22:1-41; Núm 23:1-30; Núm 24:1-25, que es más bien positiva.
Numeros  31,14Núm 31:48 : — comandantes del ejército: En esta etapa no hay todavía en Israel un liderazgo unificado de las tropas (ver 2Re 11:15).
Numeros  31,16— dando culto a Baal— Peor: Ver Núm 25:1-9 y nota a Núm 31:8.
Numeros  31,19Núm 19:11-22.
Numeros  31,21— disposición legal: Ver Núm 19:2.
Numeros  31,23Núm 19:9.
Numeros  31,27Ver 1Sa 30:24.
Numeros  31,36— porción: El correspondiente término hebreo es el utilizado regularmente en el reparto y distribución de tierras, sobre todo de la tierra prometida (ver Jos 13:7; Jos 18:10; Jos 19:51; Sal 60:6; Sal 108:7).
Numeros  31,41Núm 31:52 : — rito de la elevación: Ver nota a Lev 7:30.
Numeros  31,52— dieciséis mil setecientos cincuenta siclos: Para la equivalencia actual, ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS.