Eclesiástico 40 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 30 versitos |
1

Preocupaciones y ansiedades

Una dura tarea ha reservado el Señor a los humanos, un pesado yugo ha impuesto a los mortales: º desde el día en que salen del seno materno hasta el día que vuelven a la tierra, madre de todos, º
2 todo son preocupaciones y temores, ansiedades y espera de la muerte.
3 Desde el que ocupa un trono glorioso hasta el que yace humillado en polvo y ceniza,
4 desde el que viste de púrpura y ciñe corona º hasta el que utiliza túnica del más pobre lino, todos sienten furor y envidia, turbación y angustia, miedo a morir, resentimientos y discordias.
5 Incluso cuando se toma un descanso en la cama, pesadillas nocturnas agitan su mente;
6 apenas si ha descansado un instante, cuando de repente, como si estuviera despierto, se siente inmerso en pesadillas y aterrorizado por sus propias visiones: º
7 se ve como uno que escapa del campo de batalla y que se despierta justo en el momento de apuro maravillándose de su infundado temor.
8 Esto vale para todo viviente, sea animal o persona, pero a los pecadores se les multiplica por siete. º
9

Destino de los impíos

Muertes, homicidios, contiendas y guerras; calamidades, hambres, quebrantos y plagas:
10 todas estas cosas han sido creadas para los impíos, por causa suya sobrevino el diluvio.
11 Lo que de la tierra viene, a la tierra vuelve; lo que de arriba procede, arriba retorna º.
12 Desaparecerá el soborno y la injusticia; la fidelidad, en cambio, permanecerá para siempre.
13 Riqueza mal adquirida es como torrente que se seca, como trueno que retumba entre la lluvia, pero pasa º;
14 el torrente, al crecer, arrastra las rocas, pero muy pronto desaparece por completo º.
15 La estirpe de los impíos no echará muchas ramas, los malvados no enraizarán en la peña desnuda º;
16 son cañas que crecen en charcas o a la orilla del río y que serán arrancadas antes que cualquier otra planta.
17

Cosas buenas y cosas mejores

La generosidad es como un jardín de bendiciones, el que socorre al necesitado permanece para siempre.
18 Agradable vida la de aquel a quien basta su trabajo º, pero más agradable la de quien encuentra un tesoro.
19 Tener hijos y fundar una ciudad dan fama duradera º, mejor que ambas cosas es tener una esposa intachable.
20 El vino y la música alegran el corazón, pero mejor que ambas cosas es amar la sabiduría º.
21 La flauta y el arpa embellecen el canto, pero más aún lo embellece una voz agradable.
22 La gracia y la hermosura encandilan la mirada, pero más la encandila el verdor de la campiña.
23 Amigo y compañero se apoyan en el momento preciso, pero más y mejor apoya la esposa al marido º.
24 Fraternidad y ayuda mutua libran de la adversidad, pero más que las dos libra la limosna. º
25 Oro y plata proporcionan seguridad º, pero un buen consejo la proporciona mayor.
26 Riqueza y poder confortan el corazón, pero más aún lo conforta el honrar al Señor; quien honra al Señor de nada carece, no necesita buscar ninguna ayuda. º
27 Honrar al Señor es vivir en jardín de bendiciones, es gozar de la más grandiosa protección.
28

No vivir a costa ajena

Hijo mío, no lleves vida de mendigo º, pues es preferible morir a mendigar.
29 El que sólo piensa en vivir a costa ajena, lleva una vida que no merece tal nombre; se deshonra al alimentarse de manjares ajenos, cosa que evita el inteligente y el educado.
30 Al que no tiene vergüenza, no le importa mendigar, pero en su interior todo son resquemores. º

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Introducción a Eclesiástico

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


El libro de Eclesiástico es una de las obras más representativas de la literatura sapiencial israelita. En este aspecto, no desmerece en nada al lado de Job, Eclesiastés y Proverbios, libro este último con el que presenta estrechas semejanzas. El judaísmo palestinense — dominado a partir del siglo I d. C. por el grupo de los fariseos — no reconoció su carácter de libro sagrado. Sin embargo sí le reconoció tal carácter el judaísmo alejandrino; además, los rabinos le dispensaron siempre un gran aprecio hasta el punto de ser citado con frecuencia en el Talmud.


La literatura rabínica se refiere a este libro como “Proverbios de Ben Sira”, los manuscritos griegos lo denominan “Sabiduría de Jesús, hijo de Sira” y en la tradición latina ha prevalecido desde antiguo el nombre de “Eclesiástico” debido al amplio uso que hizo de él la Iglesia primitiva, sobre todo para instruir a los que se preparaban a recibir el Bautismo. En realidad se trata prácticamente del único libro, dentro de la antigua literatura israelita, del que conocemos con certeza el nombre del autor: Jesús Ben (hijo de) Sira. De ahí que modernamente — sobre todo en ambientes especializados — sea frecuente dar también a esta obra el nombre de Libro de Ben Sira, o bien el Sirácida.


Escrito en lengua semita, si bien el original hebreo (del que Jerónimo, el traductor de la Vulgata, llegó a conocer una copia) se perdió muy pronto, el texto completo ha llegado a nosotros — al menos por el momento — sólo en las traducciones griega, siriaca y latina. Pero a finales del siglo XIX — exactamente a partir del año 1896 — se fueron descubriendo en las excavaciones de una antigua sinagoga de El Cairo una serie de manuscritos con buena parte del texto hebreo original de Eclo. A estos manuscritos de El Cairo hay que añadir dos pequeños fragmentos procedentes de las cuevas 2 y 11 de Qumrán, descubiertos en 1956, y un rollo de mayor entidad encontrado en el año 1964 en las ruinas de la antigua fortaleza de Masada, junto al Mar Muerto. Un total de nueve manuscritos que nos han permitido recuperar dos terceras partes aproximadamente del texto hebreo de Eclo.


2. Marco histórico


Ben Sira, el autor de Eclo, fue sin duda un experto maestro de sabiduría que vivió y enseñó en Jerusalén a caballo entre los siglos III y II a. C. Son los últimos años de la hegemonía de los Tolomeos egipcios sobre Palestina y los primeros del dominio de los Seleúcidas sirios. Ben Sira tiene reciente el recuerdo personal del sumo sacerdote Simón II (ver Sir 50:1-24) que estaba en funciones cuando Antíoco III conquista Jerusalén en el año 198 a. C. Por otra parte no encontramos ninguna alusión en Eclo a los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar a raíz de la muerte del sumo sacerdote Simón II y de su hijo Onías III (años 180-175 a. C.), de la encarnizada persecución de Antíoco IV Epífanes contra el judaísmo (años 175-168 a. C.) y del consiguiente levantamiento de los Macabeos (años 167-166 a. C.). Por tanto, Ben Sira debió escribir su obra no más tarde del año 180 a. C. Esta fecha queda más o menos confirmada por el hecho de que el nieto del autor traduce en Egipto la obra del abuelo hacia el año 130 a. C., como se deduce de los datos aportados por el traductor en el prólogo de la obra. Un período de unos cincuenta años entre el original hebreo y la traducción al griego parece más que correcto.


Son los años en que el helenismo amenaza con invadirlo todo, y Ben Sira, espíritu abierto por lo demás a ciertos aspectos de la nueva cultura, quiere poner en guardia a sus lectores contra los peligros que esta cultura entraña para la religiosidad judía. Los israelitas van a tener que elegir entre aceptar indiscriminadamente el helenismo o bien mantenerse fieles a las exigencias fundamentales de la ley y de la tradición de sus antepasados.


3. Características literarias


Son las propias de la literatura sapiencial, si bien Ben Sira, a diferencia del autor de Proverbios, no compone habitualmente por refranes o sentencias aisladas, sino a base de temas que dan lugar a un amplio abanico de subgéneros literarios: himnos, plegarias, reflexiones moralizantes, notas autobiográficas, poemas didácticos, salmo de acción de gracias, etc.


Sin que lo podamos calificar de brillante, Ben Sira posee un aceptable talento literario capaz de combinar lo lírico y lo didáctico. Escribe en hebreo clásico tardío, sin que su vocabulario y estilo desmerezcan del resto de la literatura sapiencial; en más de una ocasión imita el tono devocional de algunos salmos. No se descarta en ciertos momentos la influencia de autores griegos, pero no es en absoluto determinante. Nos encontramos ante un semita que compone con criterios diferentes a los que son propios de la literatura griega y que lleva a cabo una especie de traslado de la enseñanza moral a la instrucción por escrito con numerosos temas sobre los que vuelve una y otra vez con frecuentes digresiones.


Como no escribe con la intención de elaborar un tratado sistemático sobre ningún tema concreto, no debemos buscar una estructura rigurosa o un orden muy estudiado. Lo cual no quiere decir que la obra de Ben Sira carezca de una estructura elemental que podríamos determinar como sigue:


Prólogo (del traductor griego)


I. — LA SABIDURÍA: NATURALEZA Y CAMINO HACIA ELLA (Sir 1:1-30Sir 23:1-27)


II. — EXCELENCIAS DE LA SABIDURÍA (Sir 24:1Sir 42:14)


III. — LA SABIDURÍA EN LA NATURALEZA (Sir 42:15Sir 43:33)


IV. — LA SABIDURÍA EN LA HISTORIA (Sir 44:1-23Sir 50:1-29)


Epílogo (Sir 51:1-30)


4. Finalidad y contenido fundamental


Como se ha indicado más arriba, Ben Sira escribe para defender el patrimonio cultural y religioso del judaísmo frente a la avalancha de un helenismo que amenazaba con absorberlo todo. Se siente orgulloso de ser israelita y está convencido de que en la ley revelada radica la auténtica sabiduría. El pensamiento y la civilización griega tienen, sin duda, sus valores; pero nunca como para suplantar los valores de la tradición y la sabiduría israelitas, valores que Ben Sira ha heredado y que ha ido haciendo suyos a través de la reflexión, la plegaria y la propia experiencia; ahora los quiere transmitir a sus compatriotas.


A primera vista puede dar la impresión — y así se ha sugerido en ocasiones — que el tema central de Eclo es el del “temor de Dios”, en el sentido bíblico del término “temor” que no es el de sentir miedo o terror, sino el de venerar, respetar, tributar honor, en última instancia el de ser fieles al Señor; de hecho en la presente traducción las expresiones literales “temor de Dios” o “temor del Señor” y “temer a Dios” o “temer al Señor” se han traducido por “honrar o respetar a Dios o al Señor”. Pero en realidad, todo el libro está articulado en torno a la verdadera sabiduría y, más en concreto, en torno a la vinculación sabiduría-ley en cuanto la ley es la expresión más adecuada de la sabiduría. En este sentido, se ha escrito que Ben Sira sería el último de los sabios y el primero de los rabinos. Nadie piense, sin embargo, que el autor de Eclo es un legalista a quien sólo preocupa el simple cumplimiento de la ley en sus más mínimos detalles. Leyendo Sir 24:1-34 constatamos que es sobre todo el corazón y la buena disposición interior lo que importa.


Ben Sira está interesado por el culto, pero lo está mucho más por la conducta moral y social. Por lo demás, habla poco del futuro, sea de la nación, sea del individuo. Sobre un eventual futuro mesiánico, apenas hay una ligera alusión en Sir 36:1-10. Y no deja de sorprender que, encontrándose tan cercano cronológicamente a los libros de Daniel, 2 Macabeos y Sabiduría, no encontremos en Eclo ninguna referencia a una existencia ultra terrena, sea para bien o para mal (ver Sir 14:16; Sir 17:27-28); si acaso, un ligero atisbo en Sir 7:17 y Sir 48:11.


Finalmente, hay que valorar de forma muy positiva la habilidad con que Ben Sira integra en su enseñanza la historia del pueblo israelita, sirviéndose de las figuras más representativas de la misma (Sir 44:1-23Sir 50:1-29).


5. El texto traducido


El hecho de que sólo parcialmente haya llegado hasta nosotros el texto hebreo de Eclo, hace que, por el momento, parezca más oportuno tomar como base la traducción del texto griego de los LXX. Así lo hacemos en la presente traducción interconfesional ateniéndonos a las siguientes directrices: a) Seguimos la edición crítica griega de los LXX publicada por Alfred Rahlfs (primera edición, Stuttgart 1935) en la que se ponen en nota una serie de versículos que no figuran en los manuscritos griegos más representativos. b) Del texto hebreo, sólo incorporamos a la traducción las aportaciones que juzgamos manifiestamente preferibles a la lectura del texto griego, consignando en nota tal incorporación. c) Las restantes variantes hebreas consideradas de cierta importancia son también consignadas en nota.


Téngase en cuenta que tanto los diversos manuscritos hebreos descubiertos, como el texto griego de los LXX, son tributarios del texto hebreo original, para cuya reconstrucción fidedigna son válidos, en mayor o menor medida, todos los materiales manuscritos que poseemos.


Fuente:

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Notas

Eclesiástico 40,1— a los mortales: Lit. a los hijos de Adán.


Eclesiástico 40,1Gén 3:16-19; Job 7:1-7; Job 14:1-2.
Eclesiástico 40,4— púrpura y corona: El texto hebreo dice: turbante y diadema.
Eclesiástico 40,6Deu 28:65-67; Job 7:13-14; Ecl 2:23; Ecl 8:16.
Eclesiástico 40,8Sir 39:25-30; Sir 41:10.
Eclesiástico 40,11— ... arriba retorna: Así según el texto hebreo; la versión griega probablemente dice lo mismo, aunque de forma más oscura y complicada, a saber: cuanto procede de las aguas, retorna a (las aguas del) mar.
Eclesiástico 40,13— como trueno... pero pasa: El texto hebreo dice: como torrente crecido por lluvia de tormenta.
Eclesiástico 40,14— al crecer... por completo: Traducción conjetural de un texto que tanto en hebreo como sobre todo en griego resulta oscuro. La traducción adoptada se inspira en el texto hebreo. La versión griega dice lit. al abrir sus manos se alegrará; del mismo modo los transgresores desaparecerán hasta el fin.
Eclesiástico 40,15— los malvados... en la peña desnuda: Lit. las raíces impuras sobre rocas abruptas. En paralelismo con el verso anterior parece referirse a la gran dificultad que van a tener los impíos para perdurar.
Eclesiástico 40,18— a quien basta su trabajo: El texto hebreo dice: el vino y los licores endulzan la vida.
Eclesiástico 40,19— fama duradera: El texto hebreo continúa: pero mejor que los dos es encontrar sabiduría. Descendencia (o bien: ganado) y posesiones hacen prosperar a una persona.
Eclesiástico 40,20— es amar la sabiduría: El texto hebreo dice: es el amor de los enamorados.
Eclesiástico 40,23— la esposa al marido: El texto hebreo dice: la esposa inteligente.
Eclesiástico 40,24Sir 29:8-13+; Pro 17:17.
Eclesiástico 40,25— proporcionan seguridad: Lit. consolidan los pies.
Eclesiástico 40,26Pro 10:27; Pro 14:26-27; Ecl 7:18; Ecl 8:12.
Eclesiástico 40,28— no lleves vida de mendigo: O bien: no vivas de limosna, como dice expresamente el texto hebreo.
Eclesiástico 40,30Ver Job 20:12-14.