Romanos  5 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 21 versitos |
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II.— NUEVA VIDA EN CRISTO (5—8)

Paz con Dios por medio de Cristo

Restablecidos, pues, en la amistad divina por medio de la fe, Jesucristo nuestro Señor nos mantiene º en paz con Dios. º
2 Ha sido, en efecto, Cristo quien nos ha facilitado, mediante la fe º, esta apertura a la gracia en la que estamos firmemente instalados a la vez que nos sentimos orgullosos abrigando la esperanza de participar en la gloria de Dios.
3 Es más, hasta de las dificultades º nos sentimos orgullosos, porque sabemos que la dificultad produce constancia, º
4 la constancia produce una virtud a toda prueba, y una virtud así es fuente de esperanza.
5 Una esperanza que no decepciona, porque al darnos el Espíritu Santo, Dios nos ha inundado con su amor º el corazón. º
6 Carecíamos de fuerzas, pero Cristo murió por los culpables en el momento señalado. º
7 Difícil cosa es afrontar la muerte, aunque sea en favor de una persona buena; no obstante, por una buena causa, tal vez alguien estaría dispuesto a morir.
8 Pues bien, Dios nos ha dado la mayor prueba de su amor haciendo morir a Cristo por nosotros cuando aún éramos pecadores.
9 Pues ahora que, por la muerte de Cristo, Dios nos ha restablecido en su amistad, con mayor razón por el mismo Cristo nos librará del castigo.
10 Y si, siendo enemigos, Dios nos reconcilió consigo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón, ya reconciliados, nos liberará y nos hará participar de su vida. º
11 Más aún: el mismo Jesucristo, Señor nuestro, artífice de la obra reconciliadora en el momento presente, hace que nos sintamos orgullosos de Dios.
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Adán y Cristo

Fue el ser humano * el que introdujo el pecado * en el mundo, y con el pecado la muerte. Y como todos pecaron º, de todos se adueñó la muerte. º
13 Antes que se promulgara la ley, ya existía el pecado en el mundo, pero al no haber ley, tampoco el pecado podía ser sancionado.
14 Y, sin embargo, la muerte * ejerció su imperio desde Adán hasta Moisés, incluso sobre quienes no pecaron con una transgresión como la de Adán, que es figura del que había de venir º.
15 Por más que no hay comparación entre el delito y el don. Porque si el pecado de uno solo acarreó a todos la muerte, la gracia de Dios, es decir, el don gratuito de otro hombre, Jesucristo, se volcó mucho más abundantemente sobre todos.
16 Y existe otra diferencia entre el pecado del uno y el don del otro, ya que el juicio a partir de un solo delito terminó en sentencia condenatoria, mientras que el don, a partir de muchos delitos, terminó en sentencia absolutoria.
17 Si, pues, por el delito de uno, de solamente uno, la muerte implantó su reinado, con mucha mayor razón vivirán y reinarán a causa de uno solo, Jesucristo, los que han recibido con tanta abundancia el don gratuito de la amistad de Dios.
18 En resumen º, si el delito de uno acarreó a todos la condena, así también la fidelidad de uno es para todos fuente de salvación y de vida.
19 Y si la desobediencia de uno solo hizo a todos pecadores, también la obediencia de uno solo ha recuperado para todos la amistad de Dios. º
20 En cuanto a la ley, únicamente sirvió para que el delito se multiplicara º. Pero cuanto más se multiplicó el pecado, tanto más abundante fue la gracia.
21 Así que, lo mismo que el pecado implantó el reinado de la muerte, ahora será la gracia la que reine restableciéndonos en la amistad divina º y conduciéndonos a la vida eterna por medio de Jesucristo, Señor nuestro.

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Introducción a Romanos 

INTRODUCCIÓN


1. La carta y sus peculiaridades


La carta de Pablo a los Romanos es la más extensa de las que se le atribuyen y tanto en los manuscritos más antiguos como en las más recientes ediciones de la Biblia ocupa siempre el primer lugar dentro del epistolario paulino. Esto no significa que, cronológicamente, sea la primera carta de Pablo. Al contrario, según el parecer de numerosos biblistas modernos, sería la última de las cartas denominadas “protopaulinas”, es decir, de las escritas directa y personalmente por Pablo, bien de puño y letra, bien utilizando un amanuense.


Es, sin duda, la carta a los Romanos (en adelante utilizaremos preferentemente la abreviatura Rm) el escrito más profundo y ambicioso del Apóstol y en cierto modo puede considerarse como su testamento teológico. De hecho, Pablo escribió esta carta en uno de los momentos más críticos y significativos de su actividad misionera. Ha proclamado el evangelio por todo el Mediterráneo oriental (Rom 15:19). Está a punto de llevar a Jerusalén (donde no sabe cómo va a ser recibido) la colecta recogida entre los cristianos europeos en favor de las iglesias necesitadas de Palestina (Rom 15:25-27). A renglón seguido se propone dirigirse a España, en los confines de occidente, para anunciar también allí a Jesucristo (Rom 15:28). Magnífica ocasión para hacer escala en Roma, la capital del Imperio, y realizar un proyecto largamente acariciado: visitar la comunidad cristiana allí establecida y compartir con ella una misma vivencia de fe (Rom 1:10-13).


Con esta carta Pablo, siempre cortés, quiere anunciar a los hermanos de Roma su próxima visita, al tiempo que hace balance y resumen de lo que ha sido su actividad y su enseñanza cristiana hasta el momento. La escribe, con toda probabilidad, desde Corinto; pero es más difícil de precisar la fecha exacta de su composición, que está en función de la cronología general que se acepte como más probable para la vida y actividad literaria de Pablo; de ahí que unos autores sitúen la composición de Rm a finales del año 57 d. C. y otros la adelanten al año 55 d. C.


2. Los destinatarios de la carta


El cristianismo debió llegar a Roma muy pronto, incluso antes de que Pablo iniciara su actividad apostólica en Asia Menor y Grecia. Las excelentes comunicaciones entre Palestina y la capital del Imperio facilitaron el que judíos palestinenses convertidos al cristianismo viajasen a Roma y pusieran allí en marcha el movimiento cristiano en la década de los años cuarenta.


La colonia judía en Roma era muy numerosa — algún historiador la cifra en unos cincuenta mil miembros — y de ella debieron surgir los primeros cristianos que no tardaron en formar una comunidad relativamente numerosa. De hecho, cuando el emperador Claudio expulsa de Roma a todos los judíos en el año 49 d. C., lo hace probablemente debido a los conflictos surgidos entre judíos ortodoxos y judíos convertidos al cristianismo. A raíz del edicto de expulsión quedaron, pues, en Roma únicamente cristianos de origen pagano. Pero al cabo de unos cinco años, el decreto imperial dejó de aplicarse y muchos de los expulsados regresaron a Roma. Cuando Pablo escribe Rm, podemos pensar que la comunidad estaba relativamente equilibrada entre los cristianos procedentes del judaísmo y los procedentes del paganismo. ¿A quiénes en concreto se dirige preferentemente el Apóstol?


En primer lugar, Pablo es plenamente consciente de no ser el fundador de la iglesia de Roma y, por tanto, en modo alguno desea interferir en la labor apostólica de otros misioneros cristianos (Rom 15:20-21). Pero al mismo tiempo, no renuncia a cosechar también entre los romanos algún fruto... enteramente dispuesto a proclamar, también entre ellos, el mensaje de salvación (Rom 1:13-14). Los destinatarios de la carta parecen ser todos los cristianos sin distinción de origen, aunque tal vez Pablo tenga especialmente presentes a los cristianos procedentes del paganismo. ¿O más bien Pablo elabora sus reflexiones pensando no tanto en la iglesia de Roma, que le era bastante desconocida, cuanto en la experiencia y conocimientos que tenía de otras iglesias? No debe descartarse esta posibilidad. En efecto, es evidente, por ejemplo, la relación que existe entre Rm y la carta a los Gálatas. Y aunque no falta algún autor que quisiera hacer de Gálatas una especie de resumen de Rm, la opinión, con mucho mayoritaria, es que Rm ha sido escrita después de Gálatas a la que utiliza como claro punto de referencia.


3. Autenticidad y características literarias


Nadie ha puesto en duda que Pablo sea el autor de Rm. Lo que no impide que para su redacción material se haya servido de un ayudante llamado Tercio, que no se resigna a pasar inadvertido, por lo que en el capítulo de saludos se hace nominalmente presente (ver Rom 16:22). Precisamente este capítulo final de Rm presenta algún interrogante. ¿Formó desde el principio parte de la carta de Pablo a la iglesia de Roma? Así lo siguen sosteniendo numerosos autores. Muchos otros, sin embargo, piensan que Rom 16:1-23 es, en su origen, una carta independiente dirigida por Pablo, no a la iglesia de Roma, sino a la de Éfeso; sería una carta de recomendación en favor de Febe que era una mujer al servicio de la comunidad cristiana de Céncreas, uno de los puertos de Corinto (Rom 16:1). La cuestión está sin resolver.


En cuanto a la solemne doxología final (Rom 16:25-27), hay serias razones para pensar que no es originariamente paulina, sino que ha sido añadida posteriormente como conclusión de todas las cartas del Apóstol. Es significativo, al respecto, que, por una parte, los manuscritos colocan esta doxología en distintos lugares de la carta y, por otra, hay testigos — el Documento de Muratori, por ejemplo — de que antiguamente Rm estaba colocada al final del epistolario paulino.


En cuanto a la calidad literaria, Rm ofrece un estilo enérgico, vigoroso, rápido e incisivo. Es verdad que la belleza estilística de algunos de sus pasajes no es tanto la puramente literaria, cuanto la que brota de un espíritu totalmente entregado a su ideal religioso. Pero toda la carta está escrita en un tono digno y, aunque utiliza expresiones familiares, lo hace siempre con mucha sobriedad.


4. Contenido e importancia de la carta


Sin constituir una síntesis completa de la doctrina paulina, Rm es el escrito más denso y mejor elaborado de Pablo, con una incomparable riqueza teológica. En Rom 1:16-17 se enuncia el tema central de la carta: el mensaje de Jesús proclamado por Pablo tiene poder para salvar a todos, tanto judíos como no judíos, siempre que lo acojan con fe. Dios, pues, y sólo Dios, es quien restablece en su amistad al ser humano, y lo hace por medio de la fe en Jesucristo y no en virtud de las obras derivadas de un puntual cumplimiento de la ley de Moisés. Una vez enunciado el tema central, que había sido ya abordado de forma polémica en la carta a los Gálatas, Pablo lo desarrolla ahora de forma serena y sistemática en los once primeros capítulos de la carta.


Todos la humanidad ha caído bajo la esclavitud del pecado (Rom 1:18Rom 3:20); toda ella está necesitada de una salvación que solamente Dios puede ofrecer (Rom 3:21Rom 4:25); toda ella ha sido liberada por Cristo y llamada a participar de la nueva vida en el Espíritu (Rom 5:1Rom 8:39). Toda la humanidad, incluido el pueblo de Israel cuyo destino, al haber rechazado a Jesucristo, preocupa tan profundamente a Pablo que dedica al mismo tres intensos capítulos de la carta (Rom 9:1Rom 11:36).


Los capítulos finales de la carta (Rom 12:1Rom 15:13) están dedicados a reflexionar sobre la conducta cristiana. El que cree en Jesús, el Hijo de Dios, ha sido llamado a una vida nueva que ha de manifestarse claramente en la manera de actuar, de hablar y aun de pensar. Ha de manifestarse sobre todo en las relaciones con los demás, tanto si se trata de hermanos en la fe como de no creyentes, tanto si estas relaciones se producen en el ámbito de la iglesia cristiana como en el de la sociedad civil en medio de la cual vivían entonces los cristianos de Roma y han de vivir los cristianos de todos los tiempos.


Digamos, finalmente, que Rm ha ejercido una enorme influencia en la vida y en la historia del cristianismo. En ella sobre todo se inspiró Agustín de Hipona para hacer frente a las doctrinas pelagianas, y ella, junto con Gálatas, ha sido el centro máximo de atención en las discusiones teológicas interconfesionales. Afortunadamente hoy se la considera no como un texto que divida a las distintas confesiones — tal como sucedió en épocas pasadas — sino como la palabra capaz de unir a los creyentes en Cristo.


5. Estructura de la carta


— Introducción (Rom 1:1-17)


I. — SALVADOS POR DIOS MEDIANTE LA FE (Rom 1:18Rom 4:25)


II. — NUEVA VIDA EN CRISTO (Rom 5:1-21Rom 8:1-39)


III. — ISRAEL EN EL PLAN SALVADOR DE DIOS (Rom 9:1-33Rom 11:1-36)


IV. — LA CONDUCTA CRISTIANA (Rom 12:1Rom 15:13)


— Conclusión (Rom 5:14Rom 16:27)


Fuente:

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Notas

Romanos  5,1— nos mantiene: Algunos importantes mss. dicen: mantengámonos en paz con Dios por medio de Jesucristo.


Romanos  5,1Isa 53:5; Efe 2:14-17.
Romanos  5,2— mediante la fe: En algunos importantes mss. no aparecen estas palabras.
Romanos  5,3— dificultades: O bien, tribulaciones, sufrimientos. Es un término muy utilizado en los Salmos para referirse a los padecimientos de quienes se mantienen fieles al Señor (Sal 37:39; Sal 50:15).
Romanos  5,3Mat 24:21; 2Co 1:4-5; Flp 4:14; Apo 1:9; Apo 7:14.
Romanos  5,4Stg 1:2-4; Heb 6:18-19.
Romanos  5,5— Espíritu Santo... amor: Este es probablemente el pasaje del NT que más claramente afirma la relación entre el Espíritu Santo y el amor.
Romanos  5,6Rom 4:25; Rom 8:32; Jua 3:16-17; Jua 15:13; Gál 1:4; Gál 2:20; 1Ti 2:6; Tit 2:4-7; 1Pe 3:18; 1Jn 3:16.
Romanos  5,102Co 5:18-19; Efe 2:16; Col 1:20-22.
Romanos  5,12Rom 6:23; Gén 2:17; Gén 3:19; Sab 2:24; 1Co 15:21-22; 1Co 15:45; Gál 6:7-9; Stg 1:15.
Romanos  5,12— el ser humano: Pablo se hace aquí eco de la tradición judía que ponía el origen de la humanidad y del pecado en un solo individuo, o mejor, en una sola pareja: Adán y Eva. Pero el énfasis del pasaje está en la repercusión universal de la obra de Cristo.

— el pecado: Pablo utiliza aquí, y en toda la sección de forma casi sistemática, el singular. Presenta, pues, al pecado (y también a la muerte) de forma personificada, como si se tratara no de actos más o menos aislados del ser humano, sino de una potencia maléfica, una fuerza hostil a Dios y a su reinado, que ha hecho irrupción en la vida de los seres humanos y los ha sometido a esclavitud (Rom 6:12-16; 1Co 15:56).

— todos pecaron: La traducción adoptada está bien respaldada por textos como 2Co 5:4; Flp 3:12; Flp 4:10 y por los Padres griegos. No obstante, podría también traducirse: y por causa de quien todos pecaron, la muerte se hizo dueña de todos. Así lo interpretaron los Padres latinos y ciertos teólogos de la Reforma que vieron aquí afirmada una misteriosa inclusión de todo el género humano en el pecado de Adán. En cualquier caso, el contexto no descarta, en absoluto, una misteriosa relación de solidaridad entre el pecado del cabeza del género humano y el resto de la humanidad.
Romanos  5,14— la muerte: Lo mismo que el pecado, aparece también personificada como una especie de fuerza cósmica que trata de separar al ser humano de Dios (Rom 8:38; 1Co 3:22) y que tiene que ser definitivamente vencida por Jesucristo (1Co 15:26; 1Co 15:54-57).

— del que había de venir: Sin duda Jesucristo. Aunque Adán, en cuanto cabeza del género humano, es figura de Cristo, el primogénito de todo lo creado (ver Col 1:15), la tipología aquí sugerida por Pablo es más bien por contraposición: Adán fuente de pecado y de muerte, Cristo fuente de gracia y de vida.
Romanos  5,18— En resumen: Según muchos intérpretes, en este momento continuaría Pablo la frase Deu 5:12, dejada allí sin concluir; pero no necesariamente debe considerarse el original griego Deu 5:12 como un “anacoluto” (= frase sin concluir).
Romanos  5,19Flp 2:8; Heb 5:8.
Romanos  5,20— se multiplicara: El pensamiento de Pablo sobre la ley y su función será más ampliamente desarrollado en el cp. Rom 7:1-25.
Romanos  5,21— la amistad divina: ver nota a Rom 1:16.