I Crónicas 17 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 27 versitos |
1 Cuando David estaba ya instalado en su palacio, dijo al profeta Natán: Mira: yo habito en un palacio de cedro, mientras el arca de la alianza de Yahvéh está bajo una tienda.
2 Respondió Natán a David: Haz cuanto piensas en tu corazón, pues Dios está contigo.
3 Pero en aquella misma noche le fue dirigida a Natán la palabra de Dios, que le dijo:
4 Ve y di a David, mi siervo: Así habla Yahvéh: No serás tú quien me edifique la casa en que yo habite.
5 No he habitado en casa alguna desde el día en que hice subir a Israel hasta el día de hoy, sino que he andado de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.
6 Durante todo el tiempo en que peregriné con todo Israel, ¿acaso dije a alguno de los jueces de Israel a quienes establecí para apacentar a mi pueblo: Por qué no me edificáis una casa de cedro?
7 Ahora, pues, así hablarás a mi siervo David: Esto dice Yahvéh Sebaot: Yo te tomé del pastizal, de detrás de los rebaños, para hacerte príncipe de mi pueblo Israel.
8 He estado contigo dondequiera que has ido, y he exterminado a todos tus enemigos delante de ti. Además quiero hacerte tan famoso como los más famosos de la tierra.
9 Yo asignaré un lugar para mi pueblo Israel, y allí lo fijaré y en él permanecerá sin que nadie lo turbe, pues los malvados no volverán a oprimirlo como antes,
10 desde los días en que establecí jueces sobre mi pueblo Israel. Humillaré a todos tus enemigos. Y te anuncio que Yahvéh te edificará una casa.
11 Y cuando se hayan cumplido tus días para ir a reunirte con tus padres, suscitaré después de ti a un descendiente tuyo, a uno de tus hijos, y confirmaré su reino.
12 El me edificará una casa y yo afirmaré su trono para siempre.
13 Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo. Y no retiraré de él mi favor como lo retiré de tu antecesor.
14 Lo estableceré para siempre en mi casa y en mi reino, y su trono será firme eternamente.
15 Natán comunicó a David todas estas palabras y toda esta revelación.
16 Entonces fue el rey David, se puso ante Yahvéh y exclamó: ¿Quién soy yo, Yahvéh Dios, y qué es mi casa, para que me hayas traído hasta aquí?
17 Y como si esto fuera poco a tus ojos, oh Dios, aún hablas de la casa de tu siervo para tiempos lejanos, y me consideras como si yo fuera un hombre excelso, oh Yahvéh Dios.
18 ¿Qué más podría añadirte David por la gloria que concedes a tu siervo? Tú conoces a tu siervo.
19 Oh Yahvéh, por amor de tu siervo y según tu corazón, has llevado a cabo toda esta magna obra, para dar a conocer todas tus grandezas.
20 Oh Yahvéh, nadie hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, según todo lo que hemos escuchado con nuestros oídos.
21 ¿Qué otro pueblo hay como tu pueblo Israel, la única nación de la tierra a la que Dios ha ido a rescatar para hacerla su pueblo y darle fama con tantas grandezas y prodigios, arrojando a las gentes de delante de este pueblo tuyo, al que rescataste de Egipto?
22 Has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Yahvéh, te has hecho su Dios.
23 Ahora, pues, oh Yahvéh, manténgase firme para siempre la palabra que has pronunciado acerca de tu siervo y de su casa, y haz según lo que has hablado.
24 Sí, que permanezca firme; y que sea engrandecido tu nombre por siempre, de manera que se diga: Yahvéh Sebaot, Dios de Israel, es el Dios de Israel. Y que la casa de tu siervo David permanezca estable ante ti.
25 Pues que tú, Dios mío, has revelado a tu siervo que le edificarás una casa, por esto tu siervo se ha atrevido a presentar esta súplica ante ti.
26 Ahora, oh Yahvéh, tú que eres Dios, has prometido a tu siervo tal bien.
27 Dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca por siempre en tu presencia, porque lo que tú, oh Yahvéh, has bendecido, bendecido será para siempre.

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Introducción a I Crónicas

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas