Jeremías  20 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 18 versitos |
1 El sacerdote Pasjur, hijo de Immer, inspector jefe del templo de Yahvéh, oyó a Jeremías cuando profetizaba estas cosas.
2 Y Pasjur mandó azotar al profeta Jeremías y lo puso en el cepo que había en la puerta superior de Benjamín, en el templo de Yahvéh.
3 A la mañana siguiente, cuando Pasjur sacó del cepo a Jeremías, Jeremías le dijo: Yahvéh no te ha puesto el nombre de Pasjur, sino el de Terror en derredor.
4 Pues así dice Yahvéh: Mirad: voy a entregarte al terror, a ti y a todos tus amigos, que caerán bajo la espada de sus enemigos. Lo verán tus propios ojos. Y entregaré a todo Judá en mano del rey de Babilonia, que los deportará a Babilonia y los pasará a cuchillo.
5 Entregaré, además, toda la riqueza de esta ciudad, toda su fortuna y todos sus objetos preciosos. Y entregaré también todos los tesoros de los reyes de Judá en mano de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y los llevarán a Babilonia.
6 Y tú, Pasjur, y todos los inquilinos de tu casa, iréis al cautiverio. Llegarás a Babilonia; allí morirás y allí serás enterrado, tú y todos tus amigos, a quienes has profetizado mentira. El corazón de Jeremías: sus dificultades interiores, su oración y sus quejas
7 Tú me sedujiste, Yahvéh, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo y contra mí prevaleciste. Sirvo de irrisión todo el día; todos ellos se burlan de mí.
8 Siempre que hablo, tengo que gritar: ¡Violencia y opresión! Esto es lo que proclamo. La palabra de Yahvéh me resulta oprobio y escarnio todo el día.
9 Pensé: No me acordaré más de él, no hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos; me esforzaba en contenerlo, pero no podía.
10 Yo oía el cuchicheo de la gente: ¡Terror en derredor! ¡Denunciadlo! ¡Denunciémoslo! Todos mis amigos están espiando un desliz mío: A ver si se deja seducir; prevaleceremos contra él y tomaremos de él nuestra venganza.
11 Pero Yahvéh está conmigo como guerrero potente, por eso mis perseguidores tropezarán y nada podrán; están totalmente avergonzados porque nada consiguen: ignominia eterna que no podrá olvidarse.
12 Yahvéh Sebaot, que pruebas al justo, que ves el corazón y las entrañas: ¡Vea yo tu venganza de ellos, pues a ti encomiendo mi causa!
13 Cantad a Yahvéh, alabad a Yahvéh, porque libró la vida del pobre de la mano de los malvados.
14 ¡Maldito el día en que nací! ¡El día en que me alumbró mi madre no sea bendito!
15 ¡Maldito el hombre que anunció a mi padre: Te ha nacido un hijo varón, llenándole de gozo!
16 Sea este hombre como las ciudades que subvirtió Yahvéh sin compasión; oiga un grito por la mañana, un alarido al mediodía,
17 porque no me hizo morir en el seno, y mi madre hubiera sido mi sepulcro y yo en su seno su eterna preñez.
18 ¿Por qué salí del seno, para ver dolor y pena y para que mis días se vayan consumiendo en la vergüenza?

Patrocinio

 
 

Introducción a Jeremías 

No hay comentario

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

Patrocinio

Notas