II Crónicas  10 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 19 versitos |
1 Roboam se fue a Sikem, porque allí se había congregado todo Israel para proclamarlo rey.
2 Pero, apenas lo supo Yeroboam, hijo de Nebat - que estaba en Egipto, adonde había huido del rey Salomón -, regresó de Egipto.
3 Habían mandado a llamarle. Y se presentó con todo Israel a hablar a Roboam, diciéndole:
4 Tu padre nos puso un yugo muy pesado. Alivia tú ahora la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que nos impuso, y te serviremos.
5 Respondióles él: Volved a mí dentro de tres días. Y el pueblo se fue.
6 El rey Roboam pidió entonces consejo a los ancianos que habían estado junto a Salomón, su padre, cuando aún vivía, y les preguntó: ¿Qué me aconsejáis que responda a este pueblo?
7 Ellos le contestaron: Si te muestras benévolo con este pueblo, les haces caso y les dices buenas palabras, ellos serán para siempre servidores tuyos.
8 Pero él desechó el consejo que le dieron los ancianos, y fue a consultar a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.
9 Y les preguntó: ¿Qué me aconsejáis vosotros que responda a este pueblo que me ha dicho: Aligera tú el yugo que nos impuso tu padre?
10 Respondiéronle los jóvenes que se habían criado con él: Así debes responder a este pueblo que te ha dicho: Tu padre nos puso un yugo muy pesado, procura tú aliviárnoslo; así les has de responder: Mi dedo meñique es más grueso que el dorso de mi padre.
11 Si mi padre os impuso un yugo pesado, yo os lo agravaré. Mi padre os azotó con látigos, pero yo os azotaré con escorpiones.
12 Volvió Yeroboam con todo el pueblo ante Roboam al tercer día, como les había indicado el rey, cuando les dijo: Volved a mí al tercer día.
13 Pero el rey les respondió con dureza, desechando Roboam el consejo de los ancianos.
14 Les habló como le habían aconsejado los jóvenes y les dijo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo lo agravaré aún más. Mi padre os azotó con látigos, pero yo os azotaré con escorpiones.
15 Y el rey no escuchó al pueblo, pues así estaba dispuesto por Dios, para que se cumpliese la palabra que Yahvéh había anunciado, por medio de Ajiyyá de Silo, a Yeroboam, hijo de Nebat.
16 Cuando todo Israel vio que el rey no los había escuchado, respondió el pueblo al rey con estas palabras: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos heredad con el hijo de Jesé! ¡Cada cual a sus tiendas, Israel! ¡Mira ahora por tu casa, David! Y todo Israel se fue a sus tiendas.
17 No obstante, Roboam reinó sobre los israelitas que moraban en las ciudades de Judá.
18 Envió luego el rey Roboam a Hadoram, que estaba encargado de las levas, pero los hijos de Israel lo lapidaron y murió. Entonces el rey, a toda prisa, montó en su carro y huyó a Jerusalén.
19 Así se separó Israel de la casa de David hasta el día de hoy.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas