Eclesiástico 1 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 30 versitos |
1 Muchas y grandes han sido las cosas que nos han trasmitido la ley y los profetas y los otros libros que los han seguido, y por ellas merece Israel el elogio de instruido y sabio. Ahora bien, como conviene no sólo que los lectores se hagan sabios, sino que también puedan ser útiles a los extra os, tanto de palabra como por escrito, mi abuelo Jesús, que se había dado muchísimo a la lectura de la ley y de los profetas y de los otros libros patrios, y había adquirido en ellos gran competencia, se decidió también él a escribir alguna cosa de asuntos concernientes a instrucción y sabiduría. Así, aplicándose a ellos los deseosos de aprender, progresarán mucho más por la vida ajustada a la ley. Se os invita, pues, a que hagáis esta lectura con benevolencia y atención y a que seáis indulgentes donde parezca que, a pesar de los esfuerzos de interpretación, no hemos atinado con una solución afortunada para ciertas frases. Pues no tienen la misma fuerza las cosas dichas en hebreo en este libro cuando son traducidas a otra lengua. Y no sólo este volumen, sino que también la misma ley y los profetas y los demás libros ofrecen no peque a diferencia con respecto al original. En el año treinta y ocho del rey Evergetes, llegué a Egipto y me detuve algún tiempo; y encontrando una obra de no escasa instrucción, juzgué cosa muy necesaria poner yo mismo alguna diligencia y esfuerzo en traducirla. Muchas vigilias y todo mi saber empleé en este intervalo de tiempo para llevar a término el libro y publicarlo para uso también de los que en el extranjero quieran instruirse y, ajustando sus costumbres, vivir según la ley. Toda sabiduría viene del Señor y con Él está para siempre.
2 La arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días de la eternidad, ¿quién los contará?
3 La altura de los cielos y la anchura de la tierra y el abismo y la sabiduría, ¿quién los alcanzará?
4 Antes que todas las cosas fue creada la sabiduría, y la inteligencia prudente existe desde la eternidad.
5
6 La raíz de la sabiduría, ¿a quién fue revelada? Y sus secretos designios, ¿quién los conoció?
7
8 Sólo uno es el sabio, terrible sobremanera: el que está sentado en su trono.
9 El Señor mismo la creó, la vio y la midió; la derramó sobre todas sus obras,
10 en toda carne según su medida, y la prodigó en quienes lo aman.
11 El temor del Señor es gloria y honor, gozo y corona de júbilo.
12 El temor del Señor regocijará el corazón, y dará gozo, alegría y larga vida.
13 Al que teme al Señor le irá bien al final; en el día de su muerte será bendecido.
14 El principio de la sabiduría es temer al Señor, se crea con los fieles desde el seno materno.
15 Puso entre los hombres su fundamento eterno, y permanecerá fiel con su descendencia.
16 La plenitud de la sabiduría es temer al Señor; los embriaga con sus frutos.
17 De bienes apetecibles les llenará toda la casa, y los graneros con sus productos.
18 Corona de la sabiduría es el temor del Señor; hace florecer la paz y la salud.
19 Dios hizo llover ciencia y conocimiento y exaltó la gloria de quienes la poseen.
20 La raíz de la sabiduría es temer al Señor, y sus ramas son longevidad.
21
22 No tiene justificación la violencia injusta, pues el peso de su violencia provoca su ruina.
23 Hasta el momento justo aguantará el hombre constante y al final la alegría dará su fruto.
24 Hasta el momento justo ocultará sus palabras; por eso la gente alabará su inteligencia.
25 Entre los tesoros de la sabiduría se encuentran las máximas sabias; pero el pecador aborrece la adoración de Dios.
26 ¿Anhelaste sabiduría? Guarda los mandamientos y el Señor te la prodigará.
27 Pues sabiduría e instrucción es el temor del Señor y le complacen la fidelidad y la dulzura.
28 No seas infiel al temor del Señor; y no te allegues a él con doblez de corazón.
29 No seas hipócrita ante los hombres, y pon atención en tus labios.
30 No te ensalces, no sea que caigas y te encuentres cubierto de vergüenza. El Señor descubrirá tus secretos y en medio de la asamblea te derribará, por no haberte allegado al temor del Señor y por estar tu corazón lleno de falsedad.

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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas