Salmos 9 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 20 versitos |
1 Del director; 'al mút labben. Salmo, de David.

Yo te alabo, Señor, con todo el corazón, refiriendo tus numerosas maravillas.
2 En ti gozo y exulto y canto salmos a tu nombre, Altísimo.
3 Cuando mis enemigos retroceden, tropiezan y perecen ante tu presencia,
4 pues tú llevas mi causa y mi litigio, sentado en tribunal de juez recto.
5 Tú repruebas las gentes, extirpas al impío y borras sus nombres para siempre:
6 perece el enemigo en ruina sempiterna, arrasas sus ciudades, se pierde su recuerdo.
7 Pero el Señor se sienta para siempre, apresta el tribunal para juicio.
8 El va a gobernar el orbe con justicia y a juzgar las naciones rectamente.
9 El Señor es el torreón del oprimido, su refugio en los momentos del aprieto.
10 En ti esperan los que saben de tu nombre, pues tú no abandonas, Señor, al que te busca.
11 Celebrad al Señor, que mora en Sión, referid entre las gentes sus acciones.
12 El recuerda el delito y pide cuentas, y no olvida el clamor del afligido.
13 Ten, Señor, piedad de mí, observa mi pesar ante los que me aborrecen, elévame de las entradas de la muerte.
14 Así podré cantar tus alabanzas a las puertas de la hija de Sión, y celebrar en júbilo tu auxilio.
15 Los gentiles naufragan en la fosa que hicieron, en la red que ocultaron se enmarañan sus pies.
16 Yahvéh se manifiesta, lleva a cabo el proceso, en las obras de sus manos cae preso el impío. Higgayon. Selah
17 Los malvados retornan al seol, y así todas las gentes que se olvidan de Dios.
18 El, cierto, no se olvida del pobre para siempre, ni se malogra por los siglos la esperanza del humilde.
19 Levántate, Yahvéh, no se engría el humano: a juicio las naciones ante ti.
20 Impónles tu temor, y que sepan las gentes que no son sino hombres. Selah

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Introducción a Salmos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas