Ezequiel  24 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 27 versitos |
1 La palabra de Yahvéh me fue dirigida en el año noveno, el día diez del décimo mes, en estos términos:
2 Hijo de hombre, escribe la fecha de este día, del día de hoy. El rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén hoy mismo.
3 Propón, pues, una parábola a la casa de Israel y diles: Así dice el Señor Yahvéh: Arrima la olla al fuego, arrímala y échale agua también.
4 Llénala de trozos de carne, de todos los trozos mejores, pemil y espaldilla; llénala también de huesos selectos.
5 Toma lo mejor del rebaño. Apila luego la leña debajo. Hazla hervir a borbotones hasta que los huesos se cuezan en ella.
6 Porque así dice el Señor Yahvéh: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla que tiene cardenillo, cardenillo que no se le va! Saca afuera trozo a trozo, sin echarlos a suertes.
7 Porque la sangre está dentro de ella, sobre una roca desnuda la puso sin derramarla en tierra, para que la cubriera el polvo.
8 Para provocar mi ira, para tomar venganza, puse su sangre sobre roca desnuda que no pueda cubrirse.
9 Por eso así dice el Señor Yahvéh: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! También yo haré una grande hoguera.
10 Echa más leña, enciende el fuego, cuece la carne, echa el condimento y que los huesos se quemen.
11 Colócala vacía sobre las brasas, para que se caliente, se ponga al rojo el cobre, se funda dentro de ella la roña, se le consuma el cardenillo.
12 ¡Trabajo agotador! Ni aun con el fuego le sale su espesa roña. Su roña
13 es tu inmunda impureza. Puesto que he querido limpiarte y no te has dejado limpiar de tu inmundicia, no quedarás ya limpia hasta que desahogue en ti mi furor.
14 Yo, Yahvéh, he hablado; está para llegar y lo haré. No cejaré, no sentiré pena ni me arrepentiré. Te juzgarán según tu conducta y según tus acciones - oráculo del Señor Yahvéh -.
15 La palabra de Yahvéh me fue dirigida en estos términos:
16 Hijo de hombre, mira: voy a quitarte el encanto de tus ojos; pero no te lamentes ni llores ni corran tus lágrimas.
17 Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos; cúbrete con el turbante y ponte las sandalias; no te tapes la barba ni comas pan ordinario.
18 Hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi mujer. A la mañana siguiente hice como se me había mandado.
19 Entonces el pueblo me dijo: ¿No quieres explicarnos qué significan para nosotros estas cosas que están haciendo?
20 Yo les contesté: La palabra de Yahvéh me ha sido dirigida en estos términos.
21 Di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahvéh: Mirad: voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra potencia, encanto de vuestros ojos, y anhelo de vuestras almas; y vuestros hijos y vuestras hijas, los que habéis dejado, caerán a espada.
22 Haréis como yo hice: no os taparéis la barba ni comeréis pan ordinario.
23 Llevaréis los turbantes en la cabeza y las sandalias en los pies; no os lamentaréis ni lloraréis; pero os consumiréis por vuestras iniquidades y gemiréis los unos con los otros.
24 Ezequiel será para vosotros un símbolo; haréis en todo como él ha hecho. Cuando esto llegue, sabréis que yo soy el Señor Yahvéh.
25 En cuanto a ti, hijo de hombre, el día en que yo les quite su baluarte, la alegría de su gloria, el encanto de sus ojos, el anhelo de sus almas, a sus hijos y a sus hijas,
26 en ese día llegará a ti un fugitivo para darte una noticia.
27 En ese día se te abrirá la boca para hablar con el fugitivo; hablarás y ya no volverás a estar mudo. Así serás para ellos un símbolo, y sabrán que yo soy Yahvéh.

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Introducción a Ezequiel 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas