Judith 10 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 Cuando cesó de clamar al Dios de Israel y de pronunciar todas estas palabras,
2 se levantó del suelo, llamó a su sirvienta y bajó a la casa donde pasaba los sábados y las fiestas.
3 Se quitó el sayal que se había puesto, se despojó de los vestidos de viuda, se lavó el cuerpo con agua, se ungió con exquisitos perfumes, se peinó los cabellos, se puso una diadema en la cabeza y se vistió las ropas alegres con que solía ataviarse los días en que vivía su marido Manasés.
4 Se calzó las sandalias, se puso collares, brazaletes, anillos, pendientes y todos sus aderezos y quedó bellísima, capaz de seducir los ojos de cuantos hombres la vieran.
5 Entregó a su sirvienta un odre de vino y una alcuza de aceite, llenó la alforja con tortas de harina de cebada, higos secos y panes puros; lo envolvió todo en paquetes y se lo entregó a la sirvienta.
6 Salieron luego hacia la puerta de la ciudad de Betulia, donde encontraron apostados a Ozías y a los ancianos de la ciudad, Cabrís y Carmís.
7 Cuando la vieron, transformado el rostro y cambiadas las ropas, se quedaron totalmente admirados de su hermosura y le dijeron:
8 "Que el Dios de nuestros padres te favorezca y dé cumplimiento a tus planes, para gloria de los israelitas y exaltación de Jerusalén".
9 Ella adoró a Dios y les dijo: "Ordenad que me abran la puerta de la ciudad y saldré para cumplir lo que habéis hablado conmigo". Y dieron orden a los jóvenes para que le abrieran, como ella lo había pedido.
10 Así lo hicieron. Salió Judit con su criada. Los hombres de la ciudad la siguieron con la mirada mientras descendía por la ladera. Luego atravesó el valle y la perdieron de vista.
11 Caminaban valle adelante cuando les salió al encuentro una avanzada de los asirios.
12 La detuvieron y le preguntaron: "¿Quién eres? ¿De dónde vienes y adónde vas?". Ella respondió: "Soy hija de hebreos; pero vengo huyendo de ellos, porque están a punto de caer en vuestras manos.
13 Quiero presentarme a Holofernes, general en jefe de vuestro ejército, para darle una buena información. Yo le indicaré un camino por donde podrá ir y apoderarse de toda la región montañosa. No perderá ni uno solo de sus hombres ni perecerá una sola vida".
14 Cuando los hombres oyeron sus palabras y se fijaron en su rostro, de tan maravillosa hermosura, le dijeron:
15 "Has salvado tu vida al decidirte a bajar y presentarte ante nuestro señor. Así que dirígete a su tienda. Algunos de los nuestros te acompañarán hasta que te entreguen en sus manos.
16 Cuando estés en su presencia, no tengas miedo. Explícale tus intenciones y él te tratará bien".
17 Escogieron cien hombres para darles escolta a ella y a su sirvienta y las condujeron a la tienda de Holofernes.
18 Cuando corrió por las tiendas la noticia de su llegada, todo el campamento se agitó. Los soldados las rodeaban mientras ella estaba todavía fuera de la tienda de Holofernes, esperando que la anunciaran.
19 Admirados de su belleza, admiraban también a los israelitas y se decían unos a otros: "¿Quién podrá menospreciar a este pueblo que tiene semejantes mujeres? Por eso no conviene dejar con vida ni uno solo de sus hombres, porque los que quedaran serían capaces de seducir a toda la tierra".
20 Salió, pues, la guardia personal de Holofernes y todos sus servidores y la introdujeron en la tienda.
21 Estaba Holofernes descansando en su lecho, bajo un dosel de púrpura, bordado en oro, esmeraldas y piedras preciosas entrelazadas.
22 En cuanto se la anunciaron, salió a la entrada de la tienda, precedido de lámparas de plata.
23 Apenas llegó Judit a presencia de Holofernes y de sus servidores, todos admiraron la belleza de su rostro. Ella se postró rostro en tierra ante Holofernes, pero sus servidores la levantaron. Judit ante Holofernes

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Introducción a Judith

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas