Isaías 25 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 12 versitos |
1 Yahvéh, tú eres mi Dios; yo te ensalzo y alabo tu nombre, porque has realizado planes admirables desde antiguo con fiel fidelidad;
2 pues hiciste de la ciudad una escombrera, de la villa fortificada un derribo, de la ciudadela de los insolentes una no ciudad, que no será reconstruida jamás.
3 Por eso te glorifica un pueblo fuerte, la villa de gentes poderosas te teme,
4 pues has sido refugio para el pobre, refugio para el indigente en su angustia, reparo contra el aguacero, sombra contra el calor. Porque el soplo de los poderosos es como aguacero contra un muro.
5 Como calor en tierra seca, aplastarás el clamor de los insolentes; como calor a la sombra de una nube, suprimirás la canción de los poderosos.
6 Yahvéh Sebaot dará para todos los pueblos en este monte un banquete de manjares suculentos, un festín de vinos fermentados: manjares suculentos, enjundiosos; vinos fermentados, depurados.
7 Destruirá en este monte el velo de la cara puesto sobre todos los pueblos, el paño que cubre todas las naciones.
8 Destruirá la muerte para siempre. Enjugará el Señor Yahvéh las lágrimas de todos los rostros; el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra. Lo ha dicho Yahvéh.
9 Aquel día se dirá: He aquí nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es Yahvéh en quien esperamos. Exultemos y gocemos en su salvación,
10 porque la mano de Yahvéh descansará sobre este monte. Moab será pisado en su sitio como se pisa la paja en el muladar.
11 Extenderá sus manos en medio de él, como las extiende el nadador al nadar. Pero Yahvéh humillará su orgullo, a pesar de los gestos de sus manos.
12 La ciudadela inaccesible de tus muros la abatió, la abajó, la echó por tierra hasta el polvo.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas