Isaías 40 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios.
2 Hablad al corazón de Jerusalén y proclamadle que se ha cumplido su servicio, que se ha pagado su deuda, que ha recibido de la mano de Yahvéh el doble por todos sus pecados.
3 Una voz proclama: Preparad en el desierto el camino de Yahvéh, trazad en la estepa la calzada para nuestro Dios.
4 Todo valle se alzará, todo monte o collado se rebajará, y lo saliente será una llanura, y lo escarpado una explanada.
5 Se revelará la gloria de Yahvéh y verá todo mortal a la vez que la boca de Yahvéh ha hablado.
6 Una voz dice: ¡Proclama! Y yo dije: ¿Qué proclamo? Todo mortal es hierba y toda su gracia como flor del campo.
7 Se seca la hierba, se marchita la flor cuando el viento de Yahvéh sopla sobre ella. Sí, el pueblo es hierba.
8 Se seca la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.
9 Sube a un monte elevado, mensajera de Sión. Alza con fuerza tu voz, mensajera de Jerusalén. Álzala sin miedo, di a las ciudades de Judá: Mirad a vuestro Dios.
10 Mirad al Señor Yahvéh que viene con poder y su brazo gobierna. Mirad: su recompensa con él viene y su ganancia ante él.
11 Como un pastor apacienta su rebaño él con su brazo recoge los corderos y en su regazo los lleva y conduce las madres.
12 ¿Quién midió con el puño las aguas y los cielos con el palmo mensuró, o metió en un tercio de medida el polvo de la tierra, pesó en la balanza las montañas y las colinas en los platillos?
13 ¿Quién mensuró el espíritu de Yahvéh y fue su consejero que le informara?
14 ¿Con quién se aconsejó que le explicara y le adiestrara en la senda del derecho, le enseñara el conocimiento y la vía del saber le mostrara?
15 Mirad: las naciones son como gota de un cubo y cuentan como polvo en la balanza. Mirad: las islas como tamo pesan,
16 el Líbano no basta para combustible, sus fieras no bastan para el holocausto.
17 Todas las naciones son como nada en su presencia, como nada y vacío son consideradas por él.
18 ¿Con quién compararéis a Dios y qué cosa semejante le opondréis?
19 El ídolo lo funde el artesano, el orfebre con oro lo recubre y con cadenillas de plata lo asegura.
20 Quien tiene poco que ofreceres coge madera incorruptible, se busca un hábil artesano para erigir un ídolo que no se tambalee.
21 ¿No lo sabéis? ¿No lo habéis oído? ¿No se os anunció desde el principio? ¿No lo comprendisteis desde la fundación de la tierra?
22 El habita sobre el globo de la tierra, y sus habitantes son como langostas. Extiende como un toldo los cielos, los despliega como tienda que se habita.
23 Reduce a la nada a los potentados, a los jueces de la tierra en vacío convierte;
24 apenas plantados, apenas sembrados, apenas arraigado en la tierra su tallo, sopla sobre ellos y se secan, y el huracán los lleva como tamo.
25 ¿A quién me compararéis que se me parezca?, dice el Santo.
26 levantad a lo alto vuestros ojos y mirad: ¿Quién creó aquello? Él saca en orden su ejército, llama por su nombre a todos ellos; ante el grande en poder y ante el potente en fuerza ni uno solo falta.
27 ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas, Israel: Está oculto mi camino a Yahvéh y mi derecho escapa ante mi Dios?
28 ¿No lo sabes? ¿No lo has oído? Dios eterno es Yahvéh, creador de los confines de la tierra; no se cansa ni se fatiga, insondable es su inteligencia.
29 El da fuerza al cansado, acrecienta el vigor al impotente.
30 Se cansarán los jóvenes y se fatigarán, los mozos, tropezando, caerán;
31 pero los que esperan en Yahvéh cobrarán nueva fuerza, les crecerán las alas como a las águilas, correrán y no se fatigarán, andarán y no se cansarán.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas