II Macabeos 6 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 No mucho tiempo después, envió el rey al ateniense Geronta para obligar a los judíos a que abandonaran las leyes de sus padres y no vivieran ya según las leyes de Dios.
2 Le mandó profanar el templo de Jerusalén y dedicarlo a Júpiter Olímpico; y el de Garizín, a Júpiter Hospitalario, conforme a la petición de los habitantes del lugar.
3 Esta agravación del mal era dura e insoportable para todos;
4 porque el templo se vio lleno de desenfreno y de orgías por parte de los gentiles, que se solazaban con meretrices y tenían comercio con mujeres en el interior de los atrios sagrados, y además introducían allí cosas prohibidas.
5 El altar mismo estaba lleno de cosas ilícitas, execradas por las leyes.
6 No era posible observar el sábado, ni guardar las fiestas patrias, ni sencillamente declararse judío.
7 Y por amarga necesidad, en el día natalicio del rey, que se celebraba cada mes, los judíos eran llevados al banquete sacrificial; y cuando se celebraban las fiestas dionisiacas, se les obligaba a formar parte del cortejo en honor de Diónisos, llevando coronas de hiedra.
8 Por instigación de Tolomeo, se publicó un decreto en las ciudades griegas del contorno, para que observaran esta misma conducta con los judíos y para que instituyeran banquetes sacrificiales,
9 con orden de matar a quienes no se resolvían a pasarse al helenismo. Estos hechos permitían ya entrever la calamidad que se avecinaba.
10 Hubo una denuncia contra dos mujeres que habían circuncidado a los hijos
11 Otros, que habían concurrido a unas cuevas próximas para celebrar a escondidas el séptimo día, fueron denunciados a Filipo y quemados vivos todos juntos. Tenían escrúpulo en defenderse, por consideración a la dignidad del día más sagrado.
12 Ruego a aquellos que por ventura den con este libro que no se desconcierten por estas calamidades, sino que piensen que estos castigos no son para destrucción, sino para instrucción de nuestra raza.
13 Pues no dejar tranquilos por mucho tiempo a los que pecan, sino hacerles sufrir pronto el castigo, es señal de gran benevolencia.
14 Por lo que se refiere a las otras naciones, el Soberano difiere con toda paciencia el castigo, hasta que llegan al colmo de sus pecados; pero por lo que se refiere a nosotros, no juzgó que debía ser así,
15 para no castigarnos en el último momento, cuando llegan al tope nuestros pecados.
16 Por eso, nunca aparta de nosotros su misericordia, y cuando instruye y corrige con desgracias, no abandona a su pueblo.
17 Quede dicho esto sólo como una advertencia para nosotros. Hechas estas breves consideraciones, volvamos al hilo de la narración.
18 A Eleazar, uno de los principales escribas, varón de edad ya avanzada y de noble presencia, le querían obligar a comer carne de puerco, y lo forzaban para ello a abrir la boca.
19 Pero él, prefiriendo la muerte con gloria a la vida con afrenta, avanzaba espontáneamente hacia el instrumento de suplicio,
20 después de escupir la carne, introducida en la boca, como deben hacer los que tienen valor para rechazar lo que no es lícito gustar por amor a la vida.
21 Los que presidían aquel banquete sacrificial contrario a la ley, en atención a la amistad que desde hacía tiempo tenían con aquel hombre, lo tomaron aparte y le exhortaban a que, trayendo carnes cuyo uso le era permitido y que hubieran sido preparadas por él, fingiera que comía las carnes prescritas por el rey, o sea, las del sacrificio.
22 Obrando así, se vería libre de la muerte y sería tratado con humanidad, en atención a su antigua amistad.
23 Pero él, tomando una noble decisión, digna de su edad, del prestigio de su ancianidad, de sus bien ganadas e ilustres canas, de su dignísima conducta desde niño, y más que nada de la legislación santa por Dios mismo establecida, respondió consecuentemente diciendo que lo enviaran sin tardanza al hades.
24 "No es digno de nuestra edad fingir; no sea que muchos jóvenes, creyendo que Eleazar, a sus noventa años, se ha pasado al paganismo,
25 también ellos, por mi simulación y por lo breve y corto de esta vida, se extravíen por mi culpa, y yo me gane afrenta y deshonra en mi vejez.
26 Pues, aunque al presente evitara el castigo de parte de los hombres, no escaparía, ni en vida ni en muerte, de las manos del todopoderoso.
27 Por lo cual, entregando ahora varonilmente mi vida, me mostraré digno de mi ancianidad,
28 y dejaré a los jóvenes un noble ejemplo de honrosa muerte, muriendo voluntaria y noblemente por nuestras venerables y santas leyes". Dicho esto, se dirigió sin tardanza al instrumento de suplicio.
29 Los que lo conducían cambiaron en crueldad la benevolencia que hacía poco le habían mostrado, porque, a su parecer, eran verdadera locura las palabras que acababa de proferir.
30 Y estando él a punto de morir bajo los golpes, dijo entre gemidos: "Para el Señor, que tiene la ciencia santa, es manifiesto que, pudiendo verme libre de la muerte, soy azotado y soporto crueles sufrimientos en mi cuerpo; pero los sufro con alegría en mi alma por el temor que le tengo".
31 Así entregó él su vida, dejando con su muerte, no sólo a los jóvenes, sino también a la nación entera, un ejemplo de nobleza y un memorial de virtud.

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Introducción a II Macabeos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas