II Crónicas  12 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 16 versitos |
1 Cuando Roboam consolidó su reino y se hizo fuerte, abandonó la ley de Yahvéh, y con él todo Israel.
2 Por eso, en el año quinto del rey Roboam subió SiSaq, rey de Egipto, contra Jerusalén -por haber prevaricado contra Yahvéh -,
3 con mil doscientos carros y sesenta mil jinetes, y con un ejército innumerable que vino con él de Egipto: libios, sukíes y etíopes.
4 Se apoderó de las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.
5 Entonces Semayá, el profeta, se presentó ante Roboam y ante los jefes de Judá, que se habían reunido en Jerusalén huyendo de SiSaq, y les dijo: Así habla Yahvéh: Vosotros me habéis abandonado, y yo, a mi vez, os abandono en manos de SiSaq.
6 Entonces se humillaron los jefes de Israel y el rey, y exclamaron: ¡Justo es Yahvéh!
7 Al ver Yahvéh que se habían humillado, le fue dirigida la palabra de Yahvéh a Semayá y le dijo: Puesto que se han humillado, no los exterminaré, sino que dentro de poco los salvaré, y mi cólera no se derramará sobre Jerusalén por medio de SiSaq.
8 Pero serán sus siervos, para que sepan distinguir entre lo que es servirme a mí y servir a los reinos de los otros países.
9 Subió, pues, SiSaq, rey de Egipto, contra Jerusalén, y se apoderó de los tesoros del templo de Yahvéh y de los del palacio real. De todo se apoderó, incluso de los escudos de oro que había hecho Salomón.
10 Para sustituirlos, el rey Roboam hizo escudos de bronce, que entregó en manos de los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.
11 Y cada vez que el rey iba al templo de Yahvéh, venían los de la guardia y traían los escudos, que luego volvían a poner en la sala de guardia.
12 Por haberse humillado, se apartó de él la cólera de Yahvéh y no lo destruyó totalmente, pues aún había en Judá cosas buenas.
13 El rey Roboam se consolidó en Jerusalén y siguió reinando. Cuarenta y un años tenía Roboam cuando fue proclamado rey, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yahvéh de entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. Su madre se llamaba Naamá y era ammonita.
14 Roboam hizo lo que es malo, porque no dispuso su corazón para ir en busca de Yahvéh.
15 Los hechos de Roboam, desde los primeros a los últimos, ¿no están consignados en las crónicas del profeta Semayá y del vidente Iddó, siguiendo la distribución genealógica? Hubo continuas guerras entre Roboam y Yeroboam.
16 Descansó Roboam con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David. Le sucedió en el trono su hijo Abiyyá.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas