II Crónicas  36 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 La gente del país tomó entonces a Yoajaz, hijo de Yosías, y lo proclamó rey, en Jerusalén en lugar de su padre.
2 Veinticinco años tenía Yoajaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3 El rey de Egipto lo destituyó en Jerusalén, e impuso al país una contribución de cien talentos de plata y un talento de oro.
4 El rey de Egipto proclamó rey de Judá a Elyaquim, hermano de Yoajaz, y le cambió el nombre por el de Yoyaquim. En cuanto a su hermano Yoajaz, Nekó se apoderó de él y se lo llevó a Egipto.
5 Veinticinco años tenía Yoyaquim, cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Hizo lo que es malo a los ojos de Yahvéh, su Dios.
6 Subió contra él Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo ató con cadenas de bronce y se lo llevó a Babilonia.
7 Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó también a Babilonia algunos objetos del templo de Yahvéh y los colocó en su palacio de Babilonia.
8 Los restantes hechos de Yoyaquim, las abominaciones que cometió y lo que hubo contra él, están consignados en el libro de los reyes de Judá y de Israel. Reinó en su lugar su hijo Yoyakín.
9 Dieciocho años tenía Yoyakín cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén. Hizo lo que es malo a los ojos de Yahvéh.
10 A la vuelta del año, el rey Nabucodonosor mandó que lo llevaran a Babilonia, juntamente con objetos preciosos del templo de Yahvéh, y nombró rey de Judá y Jerusalén a Sedecías, hermano de su padre.
11 Veintiún años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
12 Hizo lo que es malo a los ojos de Yahvéh, su Dios, y no se humilló ante el profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Yahvéh.
13 Se rebeló también contra el rey Nabucodonosor, que le había exigido juramento de fidelidad por Dios. Endureció su cerviz y se obstinó en su corazón para no convertirse a Yahvéh, Dios de Israel.
14 Igualmente todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus prevaricaciones, siguiendo todas las abominaciones de las gentes, y contaminaron el templo de Yahvéh, que él se había consagrado en Jerusalén.
15 Yahvéh, Dios de sus padres, les envió mensajeros sin cesar, porque sentía compasión por su pueblo y por su morada.
16 Pero ellos hacían burla de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y se mofaban de sus profetas, hasta que la cólera de Yahvéh contra su pueblo creció tanto, que ya no hubo remedio.
17 En efecto, Dios mandó contra ellos al rey de los caldeos, quien mató al filo de espada a los mejores dentro del recinto del santuario, sin perdonar a jóvenes ni a doncellas, a ancianos ni a encanecidos. Dios los entregó a todos en sus manos.
18 Se llevó a Babilonia todos los objetos del templo de Dios, grandes y pequeños; los tesoros del templo de Yahvéh, y los del rey y de sus jefes.
19 Luego incendiaron el templo de Dios, demolieron las murallas de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos los objetos preciosos.
20 Se llevó cautivos a Babilonia a los que escaparon de la espada, los cuales quedaron como esclavos de él y de sus hijos hasta el advenimiento de la monarquía persa,
21 para que se cumpliera el oráculo de Yahvéh por boca de Jeremías: Hasta que la tierra disfrute de sus sábados, hasta que se cumplan setenta años descansará durante todo el tiempo de su devastación.
22 El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera el oráculo de Yahvéh pronunciado por Jeremías, excitó Yahvéh el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo publicar de viva voz y también por escrito por todo su reino este decreto:
23 Así habla Ciro, rey de Persia: Yahvéh, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado de edificarle un templo en Jerusalén de Judá. Quien de vosotros pertenezca a su pueblo, ¡que Yahvéh, su Dios, sea con él, y suba!

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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