Salmos 38 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 22 versitos |
1 Salmo, de David; para recordar.

Ah Señor, no me acuses en tu ira y en tu furor no me reprendas.
2 Tus flechas han caído sobre mí y se ha bajado contra mí tu mano.
3 No hay en mi carne parte sana, a causa de tu enojo; no hay reposo en mis huesos, debido a mis pecados.
4 Mis delitos dominan mi cabeza; como carga pesada sobrepasan mis fuerzas.
5 Mis heridas están hediondas y ulcerosas, por culpa de mis yerros.
6 Voy apocado, hasta el extremo decaído, ando sombrío todo el día.
7 Mis riñones están enfebrecidos, no hay en mi carne parte sana.
8 Estoy entorpecido, del todo quebrantado, rugiendo de los gemidos de mi pecho.
9 Mis deseos, Señor, te están todos presentes y no se te ocultan mis anhelos.
10 Mi corazón palpita, mis fuerzas me abandonan y la luz misma de mis ojos no cuenta para mí.
11 Amigos y vecinos se apartan de mi plaga, mis parientes se tienen a distancia.
12 Los que acechan mi vida me golpean, los que buscan mi mal hablan de ruina y rumian todo el día fraudulencias.
13 Y así yo, igual al sordo que no oye, como el mudo incapaz de abrir la boca,
14 voy como hombre que no siente, que no tiene en su boca una respuesta.
15 Pero en ti, Señor, espero, y tú me responderás, Señor, mi Dios.
16 Yo me digo: No vayan a gozarse de mi suerte y, si mi pie resbala, dominarme.
17 En verdad, estoy a punto de caer, con mi dolor siempre a la vista.
18 Yo, cierto, reconozco mis delitos, estoy inquieto por razón de mis pecados.
19 Los que atentan contra mi vida son potentes, numerosos los que me odian sin motivo.
20 Los que pagan mal por bien me son hostiles, por buscar yo lo que es bueno.
21 No me abandones tú, Señor, no te alejes, Dios mío.
22 Date prisa a ayudarme, Señor, mi salvación.

Patrocinio

 
 

Introducción a Salmos

No hay comentario

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

Patrocinio

Notas