Salmos 91 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 16 versitos |
1 El que mora al abrigo del Altísimo y a la sombra del Omnipotente se aposenta,
2 puede al Señor decir: ¡Mi refugio y fortaleza, mi Dios, en quien confío!
3 El te libra, en efecto, del lazo del cazador y de la palabra perniciosa.
4 Con sus plumas te protege, bajo sus alas hallas un refugio, por escudo y defensa su antebrazo.
5 No tendrás que temer del terror de la noche, ni de la flecha que vuela por el día,
6 de la peste que anda en las tinieblas, o la epidemia que arrasa al mediodía.
7 Que a tu lado caen mil y diez mil a tu diestra, a ti no alcanzará:
8 con sólo abrir tus ojos, verás la recompensa del impío.
9 Para ti, en efecto, el Señor es un refugio y al Altísimo tienes por defensa.
10 Ningún mal te alcanzará ni plaga alguna tocará tu tienda,
11 pues él manda a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos.
12 Te llevarán en palmas, para que tu pie en la piedra no tropiece;
13 pisarás el león y la serpiente, hollarás el león con el dragón.
14 Ya que en mí se complace, yo le salvo, yo lo pongo en seguro, por conocer mi nombre.
15 El me invoca y yo lo atiendo, en la angustia estoy con él, para librarle y ponerlo en dignidad.
16 De abundancia de días habré yo de saciarle y llevarlo a gustar mi salvación.

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Introducción a Salmos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas