Exodo  33 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 Dijo Yahvéh a Moisés: Ve, sal de aquí, tú y el pueblo que sacaste del país de Egipto, hacia la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la entregaré.
2 Yo enviaré un ángel delante de ti, y expulsaré a los cananeos, a los amorreos, a los hittitas, a los perizeos, a los jivveos y a los yebuseos,
3 y te introduciré en la tierra que mana leche y miel. No subiré yo en medio de ti, porque eres un pueblo de dura cerviz; no sea que acabe contigo por el camino.
4 Al oír ©
5 pueblo esta mala noticia, hizo duelo y nadie se vistió sus galas.
6 Dijo Yahvéh a Moisés: Di a los hijos de Israel: Sois un pueblo de dura cerviz. Si yo subiera, aunque fuera por un momento, en medio de vosotros, os exterminaría. Ahora, pues, quítate las galas de encima y ya sabré yo lo que debo hacer contigo.
7 Y los hijos de Israel se despojaron de sus galas a partir del monte Horeb.
8 Moisés tomó la tienda y la plantó fuera del campamento, lejos del mismo, y la llamó tienda de la reunión. Todo el que buscaba a Yahvéh iba a la tienda de la reunión, situada fuera del campamento.
9 Cuando Moisés se dirigía a ella, todo el pueblo se levantaba y permanecía de pie, cada uno a la entrada de su tienda, siguiendo con la mirada a Moisés hasta que éste entraba en la tienda.
10 En el momento en que entraba Moisés en la tienda, descendía la columna de nube y se posaba a la entrada de la tienda, y Yahvéh conversaba con Moisés.
11 Al ver la columna de nube pararse a la entrada de la tienda, todo el pueblo se levantaba y se postraba, cada cual a la entrada de su propia tienda.
12 Yahvéh hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Después Moisés volvía al campamento, pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del interior de la tienda.
13 Moisés dijo a Yahvéh: Mira, tú me dices: Haz subir a este pueblo. Pero no me has dado a conocer al que enviarás conmigo. Y sin embargo, me dijiste: Yo te conozco por tu nombre, y has hallado gracia a mis ojos.
14 Ahora pues, si he hallado gracia a tus ojos, enséñame tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a tus ojos; pero ten también en cuenta que esta nación es pueblo tuyo.
15 Y respondió él: Iré yo mismo y te daré descanso.
16 Moisés replicó: Si tú mismo no vienes, no nos saques de aquí;
17 pues, ¿en qué se conocerá que he hallado gracia a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú vienes con nosotros? En esto se nos distinguirá, a mí y a tu pueblo, de cuantos pueblos hay sobre la superficie de la tierra.
18 Yahvéh respondió a Moisés: Yo haré también esto que pides, pues has hallado gracia a mis ojos y te conozco por tu nombre.
19 Y dijo Moisés: Muéstrame tu gloria.
20 Respondió Yahvéh: Haré pasar por delante de ti toda mi bondad, y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahvéh, pues hago gracia al que yo quiero hacerla, y tengo misericordia de quien yo quiero tenerla.
21 Y añadió: Pero tú no puedes ver mi rostro, pues el hombre no puede verme y seguir después con vida.
22 Dijo todavía Yahvéh: Mira aquí un lugar junto a mí; tú estarás de pie sobre la roca.
23 Y sucederá que, cuando pase mi gloria, te meteré en la hendidura de la roca y te cubriré con la palma de mi mano hasta que yo haya pasado.

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Introducción a Exodo 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas