Isaías 28 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 29 versitos |
1 ¡Ay de la orgullosa corona de los ebrios de Efraím, y de la flor marchita de su espléndido atavío, que está en la cima del valle ubérrimo de los derribados por el vino!
2 ¡Mirad! Un fuerte y poderoso de parte del Señor, como turbión de granizo, como tempestad devastadora, como tormenta de aguas potentes, desbordantes, los arroja por tierra con violencia.
3 Con los pies será hollada la orgullosa corona de los ebrios de Efraím,
4 la flor marchita de su espléndido atavío, que está en la cima del valle ubérrimo; será como breva antes del verano, que aquel que la ve, apenas la tiene en su mano, se la traga.
5 Aquel día será Yahvéh Sebaot corona gloriosa, diadema espléndida para el resto de su pueblo;
6 espíritu de justicia, para el que preside el tribunal; y fortaleza de los que rechazan el combate en la puerta.
7 Y también éstos por el vino vacilan, por el licor se tambalean; sacerdotes y profetas vacilan por el licor, desvarían por el vino, dan traspiés por el licor, vacilan en la visión, titubean en la sentencia.
8 Pues todas las mesas están llenas de fétido vómito y no queda sitio limpio.
9 ¿A quién enseña la lección? ¿A quién explica la revelación? ¿A los recién destetados? ¿A los retirados de los pechos?
10 Pues: sau lasau, sau lasau; qau laqau, qau laqau; zeer sam, zeer sam.
11 Pues ahora, con labio balbuciente y lengua extranjera hablará al pueblo éste
12 aquél que les dijo: Éste es el reposo: dad reposo al cansado, y éste es el descanso; pero no quisieron escuchar.
13 Y así, la palabra de Yahvéh sonará para ellos como sau lasau, sau lasau; qau laqau, qau laqau; zeer sam, zeer sam, para que anden y caigan hacia atrás, y queden destrozados, apresados, cazados.
14 Por eso, oíd la palabra de Yahvéh, hombres fanfarrones, gobernantes de este pueblo de Jerusalén:
15 Es cierto que habéis dicho: Sellamos una alianza con la muerte, hicimos un pacto con el seol. El azote inundante, cuando pase, no nos alcanzará, pues hicimos de la mentira nuestro refugio y en el engaño nos hemos escondido.
16 Por eso, así dice el Señor Yahvéh: Aquí estoy yo cimentando en Sión una piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental, cimentada; quien crea no se moverá.
17 Haré del derecho plomada y de la justicia balanza. Arrasará el granizo el refugio mentiroso, y el escondite lo inundarán las aguas.
18 Será anulada vuestra alianza con la muerte, vuestro pacto con el seol no se mantendrá. Cuando pase el azote inundante, le serviréis de holladero.
19 Cada vez que pase, os llevará, pues mañana tras mañana pasará, de día y de noche. Entonces resultará espantoso comprender el mensaje.
20 Corta será la cama para estirarse, estrecho el cobertor para envolverse.
21 Porque como en el monte Perasim se alzará Yahvéh, como en el valle de Gabaón se irritará, para hacer su acción, su extraña acción; para realizar su obra, su extraña obra.
22 Ahora, pues, no seáis fanfarrones, no sea que se refuercen vuestras cadenas, porque destrucción decretada he escuchado, de parte de Yahvéh Sebaot, contra toda la tierra.
23 Atended, escuchad mi voz; atended, escuchad mi palabra:
24 ¿Ara todo el día el arador para sembrar abriendo surcos y rastrillando el terreno ?
25 Cuando ha igualado la superficie, ¿no esparce la neguilla y siembra el comino, pone el trigo en las hileras, la cebada en el lugar establecido y la espelta en sus linderos?
26 Lo amaestra en el arte y lo instruye su Dios.
27 No se trilla con trillo la neguilla, ni las ruedas del carro pasan sobre el comino; con el palo se apalea la neguilla y el comino con la vara.
28 ¿Se machaca el trigo? No indefinidamente, sino que se trilla con las ruedas del carro y con las pezuñas de las bestias, pero sin triturarlo.
29 También esto procede de Yahvéh Sebaot, que se muestra admirable en su consejo, y grande en su sabiduría.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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