Isaías 42 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 25 versitos |
1 a mi elegido, en quien se complace mi alma. Puse mi espíritu sobre él; publicará equidad a las naciones.
2 No gritará ni clamará, no hará oír en la calle su voz.
3 La caña quebrada no la romperá, la mecha mortecina no la apagará; de verdad publicará la equidad.
4 No flaqueará ni desmayará, hasta que imponga en la tierra equidad; y en su enseñanza esperarán las islas.
5 Así dice el Señor Yahvéh, que creó el cielo y lo extendió, que dilató la tierra y cuanto en ella brota, que da respiro al pueblo que la habita, y aliento a los que andan por ella:
6 Yo, Yahvéh, te llamé en justicia, te tomo de la mano, te formo y te destino para alianza del pueblo, para luz de las naciones,
7 para abrir los ojos a los ciegos, para sacar del calabozo al prisionero, de la cárcel a los que moran en obscuridad.
8 Yo, Yahvéh, éste es mi nombre: mi gloria a otro no cedo, ni mi honor a los ídolos.
9 Las cosas pasadas, mirad: se cumplieron. Las cosas futuras yo las anuncio; antes que despunten os las declaro. Un cántico nuevo: la grandeza de Dios
10 Cantad a Yahvéh un cántico nuevo, su alabanza desde el confín de la tierra. Brame el mar y cuanto contiene, las islas y sus habitantes.
11 Clame el desierto y sus ciudades, los aduares donde habita Quedar. Jubilen los habitantes de Sela, de la cumbre de los montes aclamen.
12 Rindan gloria a Yahvéh y su alabanza en las islas anuncien.
13 Yahvéh como héroe avanza, como hombre de lides excita el ardor; vocea, sí, vocifera, contra sus enemigos es un campeón.
14 Me callé desde hace tiempo; guardaba silencio, me contenía. Como parturienta suspiro, resuello y resoplo a la vez.
15 »Desecaré montañas y colinas y agostaré todo su verdor; haré de los ríos islotes y agotaré los pantanos.
16 Guiaré a los ciegos por camino que ignoran, por senderos desconocidos los encaminaré. Cambiaré ante ellos la oscuridad en luz, y lo escabroso en llanura. Éstas son las cosas que haré y no las abandonaré.
17 Se volverán atrás, se confundirán de vergüenza los que confían en ídolos y dicen a las estatuas: ¡Sois nuestros dioses!
18 ¡Sordos, escuchad! ¡Ciegos, mirad para ver!
19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, sino el mensajero que envío? ¿Quién es ciego como el rescatado, y sordo como el siervo de Yahvéh?
20 Has visto muchas cosas y no atiendes, tienes abiertos los oídos y no escuchas.
21 Yahvéh quería, por amor de su justicia, hacer grande y gloriosa la ley.
22 Pero éste es un pueblo robado y saqueado, apresados en trampas todos ellos, en cárceles están encerrados. Son un botín que nadie salva, un saqueo del que nadie dice: ¡Devuelve!
23 ¿Quién de vosotros oye esto, atiende y escucha para el futuro?
24 ¿Quién entregó a Jacob al saqueo, y a Israel a los ladrones? ¿No fue Yahvéh contra quien pecamos? Pues no quisieron ir por sus caminos ni prestaron atención a su ley.
25 Y volcó sobre él su ardiente ira y la violencia de la guerra, que lo abrasó por todas partes, y no lo supo; le consumió, y no lo toma a pecho.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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