Isaías 60 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 22 versitos |
1 ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia- dice Yahvéh -, desde ahora y para siempre.
2 ¡Levántate, ilumínate, que viene ya tu luz y la gloria de Yahvéh se alza sobre ti!
3 Mira: la oscuridad cubre la tierra, las tinieblas a los pueblos, pero sobre ti amanece Yahvéh y su gloria aparece sobre ti.
4 Caminarán las naciones hacia tu luz, los reyes hacia el fulgor de tu aurora.
5 Levanta tus ojos en torno y mira: todos se reúnen, vienen a ti. Tus hijos vienen de lejos, tus hijas son llevadas en brazos.
6 Entonces lo verás y estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, pues se volcará sobre ti la riqueza del mar, los tesoros de las naciones vendrán a ti.
7 Un sin fin de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán de Sabá, oro e incienso transportarán y pregonarán las alabanzas de Yahvéh.
8 Todas las ovejas de Quedar se reunirán junto a ti, los carneros de Nebayot te servirán de sacrificio, subirán para mi complacencia sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
9 ¿Quiénes son ésos que vuelan como nube, y como palomas a sus palomares?
10 Es que a mí me esperan las islas, y las naves de Tarsis las primeras, para traer a tus hijos de lejos, y con ellos su plata y su oro, para el nombre de Yahvéh, tu Dios, y para el Santo de Israel, que te glorifica.
11 Extranjeros construirán tus murallas, y sus reyes te servirán en el culto; pues en mi furor te golpeé, pero en mi clemencia me apiado de ti.
12 Tus puertas estarán siempre abiertas, ni de día ni de noche se cerrarán, para traerte los tesoros de los pueblos, conducidos por sus reyes.
13 Pues la nación o el reino que no te sirvan, perecerán; esas naciones serán exterminadas por completo.
14 La gloria del Líbano vendrá a ti, junípero, olmo y ciprés a la vez, para embellecer el lugar de mi santuario, y así honraré el escabel de mis pies.
15 Caminarán hacia ti encorvados los hijos de tus opresores, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán ciudad de Yahvéh, Sión del Santo de Israel.
16 En lugar de ser tú la abandonada, la odiada y sin transeúntes, haré de ti un orgullo eterno, una alegría de edad en edad.
17 Mamarás la leche de las naciones, al pecho de los reyes mamarás, y sabrás que yo, Yahvéh, soy tu salvador, y el fuerte de Jacob tu redentor.
18 En lugar de bronce traeré oro, en lugar de hierro traeré plata, en lugar de madera bronce y en lugar de piedras hierro. Pondré por gobernante la paz, y por tus magistrados la justicia.
19 No se oirá hablar más de violencia en tu país, ni de devastación y de ruina en tus fronteras, pues llamarás a tus murallas salvación y a tus puertas alabanza.
20 Ya el sol no será para ti luz de día, y el brillo de la luna de noche no te iluminará; pues Yahvéh será para ti luz eterna, y tu Dios será tu esplendor.
21 No se pondrá más tu sol, ni tu luna menguará; pues Yahvéh será para ti luz eterna, y acabarán tus días de luto.
22 En tu pueblo todos serán justos, para siempre poseerán la tierra: brote de las plantaciones de Yahvéh, obra de sus manos para glorificarse.

Patrocinio

 
 

Introducción a Isaías

No hay comentario

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

Patrocinio

Notas