Levítico 27 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 34 versitos |
1 Habló Yahvéh a Moisés diciéndole:
2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando uno haga un voto, toca a ti valorar, según Yahvéh, las personas.
3 Tu estimación será la siguiente: Un hombre de veinte a sesenta años será estimado en cincuenta siclos de plata, según el peso del siclo del santuario.
4 Si se trata de una mujer, tu estimación será de treinta siclos.
5 Si se trata de una persona de cinco a veinte años, tu estimación será de veinte siclos para el varón, y de diez siclos para la mujer.
6 Si fuere de un mes a cinco años, estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la hembra en tres.
7 Si se trata de una persona de sesenta años en adelante, al varón lo estimarás en quince siclos y a la mujer en diez.
8 Si el que ha hecho el voto es demasiado pobre para pagar ese valor, será presentado al sacerdote, el cual estimará el valor en proporción a los recursos del que hizo el voto.
9 En cuanto a los animales que son presentados como ofrenda a Yahvéh, todo lo que se da así a Yahvéh será cosa sagrada.
10 No será sustituido ni trocado, bueno por malo o malo por bueno. Si alguien reemplaza un animal por otro, el uno y el otro serán cosa sagrada.
11 Si se trata de un animal impuro, de los que no se hace ofrenda a Yahvéh, el animal será presentado ante el sacerdote,
12 y el sacerdote lo estimará, juzgándolo bueno o malo; y habrá que atenerse a la estimación del sacerdote.
13 Si lo quiere rescatar, se añadirá un quinto al valor de su tasación.
14 Si un hombre consagra su casa a Yahvéh como cosa sagrada, el sacerdote la valorará, juzgándola buena o mala; y habrá que atenerse a la estimación del sacerdote.
15 Pero si el hombre quiere rescatar su casa, añadirá un quinto al valor de su tasación, y la casa será suya.
16 Si uno consagra a Yahvéh un campo de su patrimonio, tu estimación se hará conforme a la medida de su sembradura, a razón de cincuenta siclos de plata por ómer de cebada.
17 Si consagra su campo durante el año del jubileo, quedará establecido su valor según tu estimación;
18 pero si consagra su campo después del año jubilar, entonces el sacerdote computará su precio según los años que quedan hasta otro año jubilar, y se hará la correspondiente rebaja de tu estimación.
19 Si el que lo ha consagrado quiere rescatar el campo, añadirá el quinto al valor de tu tasación, y quedará para él.
20 Si no lo rescata, sino que lo vende a otro hombre, el campo no podrá ya ser rescatado en adelante.
21 Cuando ese campo quede libre en el año jubilar, será consagrado a Yahvéh como campo de anatema, y su propiedad pasará al sacerdote.
22 Si uno consagra a Yahvéh un campo que ha comprado, y que no formaba parte de su herencia,
23 el sacerdote calculará el importe de la estimación por el tiempo que falta hasta el año jubilar; y el hombre pagará aquel mismo día el importe como cosa consagrada a Yahvéh.
24 En el año del jubileo, el campo volverá a aquel de quien lo había comprado y lo poseía en propiedad por herencia.
25 Toda estimación se hará en siclos del santuario; el siclo tiene veinte gerá.
26 Pero el primogénito del ganado, sea buey o carnero, que en calidad de primogénito pertenece a Yahvéh, nadie los podrá consagrar; ya pertenecen a Yahvéh.
27 Si fuere de los animales impuros, se le rescatará según el precio de tu estimación, añadiéndosele a éste un quinto. Si no se le rescata, se venderá según tu estimación.
28 Sin embargo, nada de lo que un hombre posee; hombres, animales o campos de su propiedad, y que lo ha consagrado como anatema a Yahvéh, podrá ser vendido o rescatado. Todo anatema es cosa muy sagrada para Yahvéh.
29 Ningún ser humano que haya sido consagrado por anatema, podrá ser rescatado; morirá sin remisión.
30 Todo diezmo de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como del fruto de los árboles, pertenece a Yahvéh ; es cosa consagrada a Yahvéh.
31 Si alguno quiere rescatar parte de su diezmo, añadirá la quinta parte de su valor.
32 Todo diezmo de ganado mayor o menor, a saber, la décima parte de todo lo que pasa bajo el cayado, será cosa consagrada a Yahvéh.
33 No se mirará si es bueno o malo, no se reemplazará uno por otro; si se hace algún cambio, el animal y su sustituto quedarán consagrados y no podrán ser rescatados.
34 Éstos son los mandamientos que dio Yahvéh a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas