Jonás 4 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 11 versitos |
1 Esto desagradó sobremanera a Jonás y lo encolerizó.
2 Y oró así a Yahvéh, diciendo: ¡Ah Yahvéh! ¿No era esto lo que yo me decía cuando aún estaba en mi país? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, pues sabía que tú eres clemente y misericordioso, lento a la ira y rico en bondad, y que te arrepientes del mal con que amenazas.
3 Ahora, ¡oh Yahvéh! quítame la vida; porque mejor que la vida es para mí la muerte.
4 Yahvéh respondió: ¿Tienes, acaso, razón de enojarte?
5 Jonás salió de la ciudad y acampó al oriente de la misma. Levantó allí una choza y se sentó a la sombra, hasta ver qué sucedía en la ciudad.
6 Yahvéh Dios dispuso que un ricino creciera por encima de Jonás, para que, haciendo sombra sobre su cabeza, le defendiera así del calor. Jonás recibió grandísimo consuelo de aquel ricino.
7 Pero Dios dispuso que, al rayar el alba del día siguiente, un gusano picara el ricino y que éste se secara.
8 Al salir el sol, Dios dispuso que se levantara un viento sofocante; el sol hería la cabeza de Jonás y le hacía desfallecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: Mejor que la vida es para mí la muerte.
9 Pero Dios respondió a Jonás: ¿Tienes, acaso, razón de enojarte por lo del ricino? Él contestó: Tengo razón de enojarme hasta desearme la muerte.
10 Yahvéh le respondió: Tú te lamentas por el ricino, por el cual no trabajaste ni le hiciste crecer; que nació en una noche y en la otra se secó.
11 ¿ Y no habré de tener yo compasión de Nínive, donde hay más de ciento veinte mil hombres que no saben distinguir entre la derecha y la izquierda, y ganados en gran número?

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Introducción a Jonás

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas