Zacarías 1 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 21 versitos |
1 EN el mes octavo del año segundo de Darío le fue dirigida la palabra de Yahvéh al profeta Zacarías, hijo de Berekyá, hijo de Iddó, en estos términos:
2 Yahvéh se enojó mucho contra vuestros padres.
3 Por eso, diles: Así dice Yahvéh Sebaot: Volved a mí- oráculo de Yahvéh Sebaot -, y yo volveré a vosotros- dice Yahvéh Sebaot -.
4 No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas anunciaron: Así dice Yahvéh Sebaot: Convertíos de vuestros malos caminos y de vuestras males acciones. Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahvéh -.
5 Vuestros padres ¿dónde están? Y los profetas ¿viven siempre?
6 Pero mis palabras y mis preceptos, que encomendé a mis siervos los profetas, ¿no llegaron, acaso, a vuestros padres? Por eso se convirtieron y dijeron: Yahvéh Sebaot obró con nosotros según nuestros caminos y nuestras acciones, como había determinado hacerlo.
7 El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, le fue dirigida la palabra de Yahvéh al profeta Zacarías, hijo de Berekyá, hijo de Iddó, en estos términos:
8 Tuve una visión durante la noche: He aquí que un hombre, montado en un caballo alazán, estaba entre los mirtos que hay en la hondonada. Detrás de él había caballos alazanes, castaños y blancos.
9 Yo pregunté: ¿Quiénes son éstos, mi señor? El ángel que hablaba conmigo me contestó: Yo te mostraré quiénes son éstos.
10 El hombre que estaba entre los mirtos respondió diciendo: Éstos son los que ha enviado Yahvéh a recorrer la tierra.
11 Luego respondieron ellos al ángel de Yahvéh que estaba entre los mirtos y le dijeron: Hemos recorrido la tierra, y mira: la tierra entera está tranquila y en paz.
12 El ángel de Yahvéh tomó la palabra y dijo: Yahvéh Sebaot, ¿hasta cuándo seguirás sin apiadarte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás airado desde hace setenta años?
13 Yahvéh dio como respuesta al ángel que hablaba conmigo palabras buenas, palabras de consuelo.
14 Entonces el ángel que hablaba conmigo me dijo: Proclama: Así dice Yahvéh Sebaot: Celoso estoy de Jerusalén y de Sión con gran celo;
15 pero con gran ira estoy airado contra las naciones orgullosas que, cuando estuve un poco airado, cooperaron al desastre.
16 Por eso, así dice Yahvéh: Me vuelvo hacia Jerusalén con piedad, en ella será reedificado mi templo - oráculo de Yahvéh Sebaot -, y se tenderá la cuerda de medir sobre Jerusalén.
17 Proclama además: Así dice Yahvéh Sebaot: Rebosarán aún de bienes mis ciudades, Yahvéh se compadecerá aún de Sión y elegirá otra vez a Jerusalén.
18 Después alcé mis ojos y tuve una visión: Eran cuatro cuernos.
19 Pregunté al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Me contestó: Éstos son los cuernos que dispersaron a Judá, Israel y Jerusalén.
20 Después Yahvéh me mostró cuatro herreros.
21 Yo pregunté: ¿Qué vienen a hacer éstos? Contestó: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, de modo que nadie levantó ya cabeza; pero éstos vienen para espantarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron los cuernos contra el país de Judá para dispersarlo.

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Introducción a Zacarías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas