Numeros  5 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 Habló Yahvéh a Moisés, diciéndole:
2 Manda a los hijos de Israel que hagan salir del campamento a todos los leprosos, a todos los que padezcan flujo y a todos los impuros por el contacto de un cadáver.
3 Tanto si son hombres como si son mujeres, los haréis salir fuera del campamento, para que no contaminen el campamento donde yo habito en medio de ellos.
4 Hiciéronlo así los hijos de Israel, y los arrojaron fuera del campamento; tal como Yahvéh lo había ordenado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.
5 Habló Yahvéh a Moisés, diciéndole:
6 Di a los hijos de Israel: Si un hombre o una mujer comete algún pecado contra otro, prevaricando contra Yahvéh, y haciéndose por ello culpable,
7 confesará el pecado que ha cometido, restituirá por entero lo que haya sustraído, añadirá una quinta parte de su valor y la entregará a aquel contra quien se hizo culpable.
8 Si este hombre no tuviera pariente próximo al que se pueda restituir, la restitución debida a Yahvéh pasará al sacerdote, además del carnero de expiación con el cual el sacerdote hará el rito de la expiación por el culpable.
9 Toda ofrenda de cosas santas que los hijos de Israel presentan al sacerdote, será para éste.
10 Las cosas santas que cada uno ofrezca serán suyas; pero lo que se da al sacerdote, de éste es.
11 Habló Yahvéh a Moisés diciéndole:
12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se desmanda y le es infiel
13 teniendo comercio carnal con otro hombre, aunque el hecho haya quedado oculto a los ojos de su marido, por haberse manchado ella en secreto, y no existen testigos contra ella, por no haber sido sorprendida en el acto;
14 si el marido es invadido por los celos y sospecha de su mujer, ya sea que ella se haya manchado efectivamente o que él, invadido por los celos, sospeche de su mujer sin que ella se haya manchado,
15 la llevará al sacerdote y presentará por ella una ofrenda de una décima parte de efá de harina de cebada. No derramará aceite ni pondrá incienso sobre la ofrenda, pues es oblación de celos, oblación conmemorativa, que trae el recuerdo de una falta.
16 El sacerdote hará que la mujer se acerque y se esté de pie ante Yahvéh.
17 El sacerdote tomará del agua santa en una vasija de barro y tomando también un poco de polvo del suelo del tabernáculo, lo echará en el agua.
18 Luego el sacerdote, haciendo que la mujer se esté de pie en presencia de Yahvéh, le descubrirá la cabeza y le pondrá en las palmas de las manos la oblación conmemorativa, o sea, la oblación de celos, en tanto que el sacerdote tendrá en sus manos las aguas de la amargura que acarrean maldición.
19 El sacerdote conjurará a la mujer, diciéndole: Si ningún hombre ha dormido contigo y si no te has desmandado ni deshonrado desde que te desposaste con tu marido, que no te dañen estas aguas amargas portadoras de maldición.
20 Pero si es que te has desmandado después de estar desposada con tu marido; si es que te has manchado, y algún otro, fuera de tu marido, se ha unido a ti,
21 - aquí el sacerdote conjurará a la mujer con juramento imprecatorio diciéndole -: Yahvéh te entregue a la imprecación y a la execración en medio de tu pueblo, y haga Yahvéh que languidezcan tus caderas y se hinche tu vientre.
22 Que estas aguas portadoras de maldición penetren en tus entrañas, a fin de que hinchen tu vientre y hagan languidecer tus caderas. Entonces dirá la mujer: Amén, amén.
23 El sacerdote escribirá en una hoja estas imprecaciones, las diluirá en las aguas amargas,
24 y hará beber a la mujer las aguas amargas que acarrean maldición; y estas aguas de maldición entrarán en ella para serle amargas.
25 Luego el sacerdote, tomando de mano de la mujer la oblación de los celos, la mecerá delante de Yahvéh y la llevará al altar;
26 y tomando el sacerdote, como memorial, un puñado de la ofrenda, lo hará quemar sobre el altar, y hará beber las aguas a la mujer.
27 Una vez haya ella bebido aguas, sucederá que si se ha manchado y ha sido infiel a su marido, penetrarán en ella las aguas de maldición y le serán amargas; se le hinchará el vientre y languidecerán sus caderas, y se convertirá en objeto de imprecación en medio de su pueblo.
28 Pero si la mujer no se manchó y es pura, quedará lisa, y será fecunda.
29 Ésta es la ley de los celos, para cuando una mujer se haya desmandado, siendo ya casada, y se haya manchado;
30 o para cuando los celos invadan a su marido y éste sospeche de su mujer. Éste llevará a su mujer a la presencia de Yahvéh, y el sacerdote hará con ella todo lo que esta ley prescribe.
31 Así el marido será libre de culpa, en tanto que la mujer cargará con la suya.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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