Deuteronomio  8 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 20 versitos |
1 Guardaréis fielmente todos los mandamientos que os mando hoy, para que viváis, os multipliquéis y lleguéis a tomar posesión del país que Yahvéh prometió con juramento a vuestros padres.
2 Te acordarás de todo el camino que Yahvéh, tu Dios, te ha hecho andar durante estos cuarenta años por el desierto, para humillarte, probarte y saber lo que encierra tu corazón, y para ver si guardabas o no sus mandamientos.
3 Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná, que no conocías ni habían conocido tus padres, para que aprendieras que no sólo de pan vive el hombre, sino que vive también de cuanto sale de la boca de Yahvéh.
4 Tu vestido no se envejeció sobre ti, ni se hinchó tu pie durante esos cuarenta años.
5 Reconoce, pues, en tu corazón que Yahvéh te corrige como un hombre corrige a su hijo.
6 Guardarás los mandamientos de Yahvéh, tu Dios, yendo por sus caminos y temiéndole.
7 Porque Yahvéh, tu Dios, te conduce hacia una tierra buena, tierra de torrentes de agua, de fuentes y manantiales que brotan en la llanura y en la montaña;
8 tierra de trigo, de cebada, de viñedos, de higueras y de granados; tierra de olivares, de aceite y de miel;
9 tierra donde comerás el pan sin restricciones y donde no carecerás de nada; tierra donde las piedras tienen hierro y de cuyas montañas extraerás el bronce.
10 Comerás hasta saciarte, y bendecirás a Yahvéh, tu Dios, por la buena tierra que te dio.
11 Pero guárdate de olvidar a Yahvéh, tu Dios, dejando de observar sus mandamientos, sus normas y sus preceptos que yo te prescribo hoy,
12 no sea que cuando comas hasta saciarte, cuando construyas casas y las habites,
13 cuando se multipliquen tus vacadas y rebaños, cuando tengas mucho oro y plata y se acrecienten todos tus bienes,
14 se ensoberbezca tu corazón y olvides a Yahvéh, tu Dios: el que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de los esclavos;
15 el que te condujo por el vasto y terrible desierto, tierra de serpientes abrasadoras y escorpiones, tierra árida, donde faltaba el agua; el que hizo brotar agua para ti de la piedra dura como el pedernal;
16 el que te dio a comer en el desierto el maná, cosa que no conocieron tus padres, humillándote y poniéndote a prueba para a la postre hacerte bien,
17 y entonces digas en tu corazón: Mi propia fuerza y el poder de mi mano me han proporcionado esta riqueza.
18 Acuérdate de Yahvéh, tu Dios, que fue quien te dio fuerza para procurarte riqueza, a fin de establecer la alianza que bajo juramento prometió a tus padres, como en el presente se ve.
19 Si te olvidas de Yahvé, tu Dios, y vas tras otros dioses, les rindes culto y te postras ante ellos, yo os hago saber hoy que ciertamente pereceréis.
20 Como las naciones que Yahvéh ha ido aniquilando a tu paso, así pereceréis vosotros, por no haber escuchado la voz de Yahvéh, vuestro Dios.

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Introducción a Deuteronomio 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas