Eclesiástico 41 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 27 versitos |
1 ¡Oh muerte, cuán amarga es tu memoria para el que disfruta en paz de sus riquezas, para el hombre feliz que triunfa en todo y todavía disfruta del sabor de los manjares!
2 ¡Oh muerte, qué dulce es tu sentencia para el hombre sin bienes y sin fuerzas, para el anciano achacoso, preocupado por todo, que se rebela y pierde la paciencia!
3 No temas la sentencia de la muerte. Recuerda a los que te precedieron y a los que te seguirán.
4 Es sentencia del Señor sobre todo ser viviente. ¿A qué oponerse a la voluntad del Altísimo? Ni que sean diez ni cien ni mil años: nadie discutirá por ello en el hades.
5 Son detestables los hijos de los pecadores, los que frecuentan las moradas de los impíos.
6 Los hijos de los pecadores heredarán la ruina y el oprobio se perpetuará con su descendencia.
7 Al padre impío reprochan los hijos, porque por él se encuentran en la vergüenza.
8 ¡Ay de vosotros, hombres impíos, que abandonasteis la ley del Dios Altísimo!
9 Si nacéis, para maldición naceréis, si mor s, para maldición moriréis.
10 Todo cuanto viene de la tierra, a la tierra vuelve. Así los impíos irán de la maldición a la ruina.
11 Los hombres hacen duelo por sus cuerpos muertos, pero el nombre perverso de los pecadores será borrado.
12 Cuida de tu nombre, pues te sobrevivirá, más que de mil tesoros de oro.
13 La vida buena tiene contado el número de días; pero el buen nombre permanecerá para siempre.
14 Conservad, hijos, la instrucción en paz. Pero sabiduría oculta y tesoro escondido, ¿qué provecho dan?
15 Más vale el hombre que oculta su necedad, que el hombre que oculta su sabiduría.
16 Escuchad mis palabras sobre la vergüenza; que no de toda vergüenza hay que guardarse, ni todos aprecian unas mismas cosas.
17 Tened vergüenza de la inmoralidad ante el padre y la madre, de la mentira, ante el jefe y el poderoso,
18 de la falta, ante el juez y el magistrado, y de la iniquidad, ante la asamblea y el pueblo,
19 de la injusticia, ante el compa ero y el amigo, y del robo ante tus vecinos;
20 de doblar el codo sobre los panes ante la verdad de Dios y la alianza;
21 del comportamiento indigno cuando das y recibes, de no responder a quienes te saludan;
22 de mirar a mujer cortesana, y de no atender a la mujer legítima;
23 de robar la parte y el don de otros, y de poner los ojos en mujer casada;
24 de trato íntimo con la sirvienta -¡no te acerques a su lecho! -
25 de insultos a los amigos, y reproches cuando das limosna;
26 de repetir y de escuchar palabras, y de revelar secretos.
27 Así demostrarás ser respetuoso y disfrutarás del favor de todos.

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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas