Jeremías  14 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 22 versitos |
1 Palabra de Yahvéh, dirigida a Jeremías con motivo de las sequías:
2 De luto está Judá, y languidecen sus puertas; yacen en tierra desoladas, y el grito de Jerusalén asciende.
3 Sus nobles mandan a sus criados por agua: éstos van a los aljibes, y no encuentran agua; vuelven con sus cántaros vacíos. Están avergonzados y confusos y se cubren la cabeza.
4 Por la tierra, que se ha resquebrajado, pues no ha habido lluvia en el país, los labradores están avergonzados, se cubren la cabeza.
5 Pues hasta la cierva en el campo pare y abandona su cría, porque no hay pasto.
6 Los onagros se paran en las crestas, aspiran como chacales el aire; sus ojos están mortecinos, porque no hay hierba.
7 Aunque nuestras culpas nos acusen, obra, Yahvéh, por causa de tu nombre. De verdad, nuestras rebeldías son muchas, hemos pecado contra ti.
8 Esperanza de Israel, su salvador en tiempo de apuro, ¿por qué eres como extranjero en el país y como huésped que se para a hacer noche?
9 ¿Por qué eres como hombre azorado, como guerrero que no puede salvar? Tú, Yahvéh, estás en medio de nosotros y sobre nosotros se invoca su nombre, ¡No nos abandones!
10 Así dice Yahvéh acerca de este pueblo: Así es, están aficionados a andar de un lado para otro; no dan reposo a sus pies. Pero Yahvéh no se complace en ellos; ahora va a recordar su culpa y a castigar sus pecados.
11 Yahvéh me dijo: No pidas por el bien de este pueblo.
12 Aunque ayunen, no escucho su clamor; aunque ofrezcan holocausto y oblación, no los quiero, sino que voy a acabar con ellos por medio de la espada, del hambre y de la peste.
13 Entonces yo repliqué: ¡Ah Señor, Yahvéh! Mira que los profetas les dicen: No veréis la espada, ni tendréis hambre; sino que os daré la paz segura en este lugar.
14 Yahvéh me dijo: Mentira profetizan los profetas en mi nombre; no los he enviado ni les he dado orden alguna ni les he hablado: visión falsa, adivinación vana y engaño de su corazón, eso es lo que os profetizan.
15 Por eso, así dice Yahvéh con respecto a los profetas que profetizan en mi nombre sin haberlos mandado y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en este país: Esos tales profetas serán consumidos por la espada y por el hambre;
16 y la gente a la que han profetizado yacerá tirada por las calles de Jerusalén a consecuencia del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, ni a ellos ni a sus mujeres, ni a sus hijos ni a sus hijas. Así volcaré sobre ellos su desgracia.
17 Les dirás esta palabra: Vierten lágrimas mis ojos noche y día y no cesan, porque por un gran quebranto está quebrantada la virgen, hija de mi pueblo, por un golpe del todo incurable.
18 Si salgo al campo, allí están los muertos a espada; si entro en la ciudad, ahí están los horrores del hambre. Sí; incluso profetas y sacerdotes vagan por el país sin comprender nada.
19 ¿Has rechazado del todo a Judá, o tu alma está cansada de Sión? ¿Por qué nos has heridosin que tengamos cura? Esperábamos la paz, pero no ha habido bien alguno; el tiempo de la cura, y se presenta el terror.
20 Reconocemos, Yahvéh, nuestra maldad, la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti.
21 No nos desprecies a causa de tu nombre, no deshonres el trono de tu gloria. ¡Acuérdate! ¡No rompas tu alianza con nosotros!
22 ¿Hay entre los ídolos de las naciones quien haga llover, o pueden los cielos dar lluvias? ¿Acaso no eres tú, Yahvéh? ¡Dios nuestro, en ti esperamos, pues tú haces todas estas cosas!

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Introducción a Jeremías 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas