Eclesiástico 44 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 Hagamos el elogio de los varones gloriosos y de nuestros padres de raza.
2 Creó el Señor esta gran gloria, y esta magnificencia desde los siglos.
3 Hubo soberanos que gobernaron sus reinos, hombres famosos por sus haza as, consejeros de notable inteligencia, videntes con don de profecía.
4 Jefes que guiaron a las naciones con sus consejos, educadores sagaces del pueblo - con sabias palabras para su instrucción -.
5 Compositores de cantos melodiosos, autores de escritos proféticos;
6 hombres ricos y poderosos, que vivían en paz en sus moradas.
7 Todos ellos fueron honrados en su tiempo y en sus días motivo de gloria.
8 Hay entre ellos quienes dejaron nombre, para que se narren sus alabanzas;
9 y hay entre ellos de quienes no hay memoria, desaparecieron como si no hubieran existido; fueron como si no hubieran sido, y sus hijos con ellos.
10 Hubo, por el contrario, varones de bien, cuyos actos de justicia no se han olvidado.
11 Con su linaje permanecerá la buena herencia que son sus reto os.
12 Su estirpe es fiel a la alianza y también sus hijos, por amor de ellos.
13 Su descendencia permanecerá por siempre, y su gloria no se borrará.
14 Sus cuerpos fueron sepultados en paz, y su nombre vive por generaciones.
15 Los pueblos cuentan su sabiduría, y la asamblea pregona su alabanza.
16 Henoc agradó al Señor y fue trasladado, ejemplo de religión para las generaciones.
17 Noé fue hallado perfecto justo, en el tiempo de la ira fue instrumento de reconciliación. Por él quedó un resto en la tierra cuando sobrevino el diluvio.
18 Alianzas eternas se establecieron con él, para que el diluvio no exterminara a los vivientes.
19 Abrahán fue padre ilustre de multitud de naciones; nadie ha igualado su gloria.
20 Guardó la ley del Altísimo, y entró en alianza con él. En su carne estableció la alianza, y en la prueba fue hallado fiel.
21 Por eso Dios le aseguró con juramento bendecir a las naciones en su descendencia, multiplicarle como el polvo de la tierra, exaltar su estirpe hasta las estrellas, hacerlos herederos de uno a otro mar, desde el Río hasta los extremos de la tierra.
22 Del mismo modo lo aseguró con Isaac por amor de su padre Abrahán.
23 La bendición de todos los hombres y la alianza hizo reposar sobre la cabeza de Jacob. Le confirmó sus bendiciones, y le dio la herencia; dividió sus porciones, y las repartió entre las doce tribus.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas