Isaías 49 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 26 versitos |
1 ¡Islas, escuchadme! ¡Atended, pueblos lejanos! Yahvéh desde el seno materno me llamó, desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre.
2 Hizo mi boca como espada afilada, a la sombra de su mano me ocultó; hizo de mí una flecha aguzada, me escondió en su aljaba,
3 y me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, en quien manifestaré mi gloria. Así fui estimado a los ojos de Yahvéh y mi Dios era mi fuerza.
4 Pero yo dije: En vano me cansé, por nada, por viento agoté mi fuerza. A la verdad, mi derecho está en Yahvéh y mi recompensa en mi Dios.
5 Pero ahora dice Yahvéh, el que me formó desde el seno materno para siervo suyo, para que lo devuelva a Jacob y para que Israel le sea reunido:
6 Demasiado poco es que seas mi siervo. para levantar a las tribus de Jacob y hacer volver a los preservados de Israel; por eso te hago luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.
7 Así dice Yahvéh, redentor de Israel, su Santo, al despreciado en el alma, al aborrecido de las gentes, al siervo de los tiranos:
8 En el momento favorable te atiendo, en el día saludable te ayudo- te formo y te hago alianza del pueblo -para levantar el país, para heredar heredades desoladas,
9 para decir a los prisioneros: ¡Salid!, a los que están en la oscuridad: ¡Mostraos! Junto a todos los caminos pastarán, en todos los calveros tendrán pasto.
10 No tendrán hambre ni sed, no los herirá el bochorno ni el sol, pues quien se apiada de ellos los guía, y a los manantiales de agua los conduce.
11 Haré de todas mis montañas un camino, y mis calzadas serán allanadas.
12 Mirad a éstos que vienen de lejos, mirad a ésos del norte y del oeste y a aquéllos del país de Sinim. Reyes lo verán y se pondrán de pie; príncipes, y se postrarán, por amor de Yahvéh, que es fiel, del Santo de Israel, que te eligió.
13 Jubila, cielo, exulta, tierra, prorrumpid, montes, en júbilo; porque Yahvéh consuela a su pueblo y de sus pobres se apiada.
14 Sión ha dicho: Yahvéh me abandonó, me olvidó el Señor.
15 ¿01vida una mujer a su niño, una madre al hijo de sus entrañas? Pues aunque ellas lo olvidaran, yo no me olvidaría de ti.
16 Mira: en las palmas de mis manos te llevo grabada, tus murallas están siempre ante mí.
17 Tus constructores se dan prisa, tus destructores y tus demoledores salen de ti.
18 Alza en torno tus ojos y mira: todos ellos se reúnen, vienen a ti. ¡Vivo yo - oráculo de Yahvéh -, que a todos ellos te los vestirás, como adorno, te ceñirás con ellos como una novia!
19 Tus ruinas y estepas, tu destruido país, ahora serán demasiado angostos para tus habitantes, mientras tus devastadores estarán ya lejos.
20 De nuevo dirán a tus oídos los hijos de que fuiste privada: Angosto para mí es este lugar, hazme sitio donde yo pueda habitar.
21 Dirás en tu corazón: ¿Quién me dio a luz a éstos, si yo no tenía hijos y era estéril, estaba desterrada y apartada? A éstos, ¿quién los crió? Mirad: yo me había quedado sola; ¿éstos, pues, dónde estaban?
22 Así dice el Señor Yahvéh: Mira: yo levanto hacia las naciones mi mano, hacia los pueblos alzo mi estandarte: traerán a tus hijos en brazos, tus hijas serán llevadas a hombros.
23 Reyes serán tus ayos y sus princesas tus nodrizas; rostro en tierra te adorarán y lamerán el polvo de tus pies, para que sepas que yo soy Yahvéh y que no se avergüenzan quienes confían en mí.
24 ¿Se le quita a un héroe el botín, o un prisionero se le escapa al tirano?
25 Pues así dice Yahvéh: Aun el prisionero se le quitará al héroe y el botín se le escapará al tirano. Pero yo contenderé con tus contendientes y a tus hijos yo mismo salvaré.
26 A tus opresores daré a comer su propia carne, y como de mosto se embriagarán con su sangre, para que sepan todos los mortales que yo, Yahvéh, soy tu salvador y tu redentor, el fuerte de Jacob.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas