II Crónicas  15 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 19 versitos |
1 Azarías, hijo de Oded, movido del espíritu de Dios,
2 salió al encuentro de Asá y le dijo: ¡Oídme, Asá y todo Judá y Benjamín! Yahvéh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Si lo buscáis, él se dejará hallar de vosotros; pero si lo abandonáis, él os abandonará,
3 durante mucho tiempo, Israel estará sin verdadero Dios, sin sacerdote, que lo enseñe y sin ley.
4 Pero en su angustia se volverá a Yahvéh, Dios de Israel, lo buscará, y él se dejará hallar de ellos.
5 En ese tiempo no habrá paz para nadie, porque grandes tribulaciones pesarán sobre todos los habitantes de los diversos países.
6 Combatirán entre sí gentes contra gentes, ciudades contra ciudades, porque Dios los conturbará con toda suerte de calamidades.
7 Pero sed fuertes vosotros, y no desmayen vuestras manos, porque vuestras obras tendrán recompensa.
8 Al oír Asá estas palabras, esta profecía de Azarías, hijo de Oded, el profeta, cobró ánimos e hizo desaparecer los ídolos de todo el país de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había conquistado en la montaña de Efraím, y restauró el altar de Yahvéh que estaba delante del vestíbulo de Yahvéh.
9 Reunió luego a todo Judá, a Benjamín y a los de Efraím, de Manases y de Simeón que vivían con ellos; pues se habían pasado a él muchos israelitas al ver que Yahvéh, su Dios, estaba con él.
10 Se reunieron, pues, en Jerusalén el mes tercero del año quince del reinado de Asá.
11 Aquel día sacrificaron a Yahvéh, del botín que habían traído, setecientas reses de ganado mayor y siete mil de ganado menor.
12 Y convinieron en hacer el pacto de buscar a Yahvéh, Dios de sus padres, con todo su corazón y toda su alma,
13 de modo que quienquiera que no buscase a Yahvéh, Dios de Israel, había de morir, fuese pequeño o grande, hombre o mujer.
14 Prestaron juramento a Yahvéh en voz alta, clamorosamente, al son de trompetas y cuernos.
15 Todo Judá se alegró del juramento, porque habían jurado con todo su corazón, y con toda su buena voluntad habían buscado a Yahvéh, y él se había dejado hallar de ellos. Y Yahvéh les dio paz en todo alrededor.
16 Incluso a Maaká, madre de Asá, la despojó el rey de su dignidad de reina, porque había fabricado un ídolo abominable a Alera. Asá taló el ídolo, lo hizo pedazos y lo quemó en el torrente Cedrón.
17 No obstante, no fueron removidos los lugares altos en Israel, aunque el corazón de Asá fue perfecto durante toda su vida.
18 Llevó al templo de Dios las ofrendas que había consagrado su padre y las suyas propias: oro, plata y diversos objetos.
19 No hubo guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas