Salmos 90 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 17 versitos |
1 Oración, de Moisés, hombre de Dios. Tú te has hecho, Señor, para nosotros el refugio por las generaciones.
2 Antes de que nacieran las montañas y la tierra y el orbe se formaran, de una a otra eternidad eres tú Dios.
3 Tú puedes reducir el hombre al polvo, con decirle: Volved, hijos de hombre.
4 Mil años a tus ojos son igual que el ayer, que ya pasó, o como una vigilia de la noche.
5 Tú los haces pasar y son un sueño, o como la hierba que nace a la mañana,
6 florece y verdea a la mañana, y a la tarde está ya marchita y seca.
7 Nosotros perecemos en tu enojo, en tu furor nos consumimos,
8 al poner tú nuestras culpas a la vista, nuestros secretos, a la luz de tu presencia.
9 Nuestros días se van todos, en tu enojo fenecemos. nuestros años son lo mismo que un suspiro.
10 Nuestra vida es setenta años, ochenta años la vida de los fuertes: la gloria de los mismos, afanes y miseria, pues corriendo se van y nosotros nos volamos.
11 ¡Quién pudiera entender la fuerza de tu ira, para temer la violencia de tu enojo!
12 Enséñanos exacta la medida de los días, para que demos atención a la sabiduría.
13 Retorna hacia nosotros, ¿hasta cuándo?, y ten misericordia de tus siervos.
14 Sácianos de tus favores a la aurora, que podamos cantar y ser dichosos en todos nuestros días.
15 Danos gozo a la medida de los días de aflicción y de los años que vimos infortunio.
16 Que se vea tu obra con tus siervos y tu esplendor ante sus hijos.
17 Sobre nosotros vengan las dulzuras del Señor, de nuestro Dios. Consolida en nosotros la acción de nuestras manos, la acción de nuestras manos fortalece.

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Introducción a Salmos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas