I Samuel 10 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 27 versitos |
1 Tomó Samuel el frasco del aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; después lo besó y le dijo: ¿No es Yahvéh quien te ha ungido por príncipe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahvéh y lo librarás del poder de los enemigos que le rodean. Y ésta será la señal de que Yahvéh te ha ungido por jefe de su heredad:
2 Cuando hoy te alejes de mí, encontrarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en los confines de Benjamín, en Selsaj, los cuales te dirán: Ya han aparecido las asnas que fuiste a buscar. Tu padre ya no se preocupa del asunto de las asnas; pero está intranquilo por vosotros, y se pregunta: ¿Qué haré yo por saber de mi hijo?
3 Y siguiendo adelante, cuando llegues a la encina del Tabor, te saldrán al paso tres hombres que suben hacia Dios, a Betel: uno llevará tres cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero un odre de vino.
4 Te saludarán y te darán dos panes, que tú aceptarás de sus manos.
5 Después llegarás a Guibá de Dios, donde hay una guarnición de filisteos; y al entrar en la ciudad, te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del lugar alto, precedidos de arpas, tambores, flautas y cítaras y arrebatados de entusiasmo profetice.
6 Entonces te invadirá el espíritu de Yahvéh, y entrarás con ellos en arrebato profético, de suerte que te transformarás en otro hombre.
7 Y cuando se cumplan estas señales, haz lo que se te presente a mano, porque Dios está contigo.
8 Luego bajarás delante de mí a Guilgal, adonde yo bajaré a reunirme contigo, para ofrecer holocaustos y sacrificios pacíficos. Me esperarás durante siete días hasta que yo llegue y te dé a conocer lo que has de hacer.
9 Y acaeció que apenas volvió las espaldas para separarse de Samuel, Dios le transformó el corazón, y se cumplieron aquel mismo día todas estas señales.
10 En efecto, al llegar allí, a Guibá, le salió al encuentro un grupo de profetas; y el espíritu de Dios se apoderó de él y entró en medio de ellos en arrebato profetice
11 Y todos los que lo conocían de antes, al verlo arrebatado de entusiasmo en medio de los profetas, se preguntaban unos a otros: ¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿También Saúl entre los profetas?
12 Y respondió uno de los presentes: ¿ Y quién es el padre de ellos? Por eso quedó como proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?
13 Cuando cesó en su arrebato profético, se fue a casa.
14 Un tío de Saúl preguntó a éste y a su criado: ¿Adonde habéis ido? Respondió: A buscar las asnas. Pero, al no hallarlas, nos fuimos a Samuel.
15 Dijo entonces el tío de Saúl: Cuéntame, por favor, lo que os dijo Samuel.
16 Saúl contestó a su tío: Nos indicó que ciertamente habían aparecido las asnas. Pero del asunto del reino no le manifestó lo que le había dicho Samuel.
17 Samuel convocó al pueblo ante Yahvéh en Mispá,
18 y dijo a los hijos de Israel: Así habla Yahvéh, Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto y os libré del poder de los egipcios y de todos los reinos que os oprimían.
19 Pero vosotros habéis rechazado hoy a vuestro Dios, que es quien os salvó de todos vuestros males y tribulaciones, al decir: ¡No! Sino pon sobre nosotros un rey. Ahora, pues, presentaos ante Yahvéh por tribus y por familias.
20 Hizo Samuel que comparecieran todas las tribus de Israel, y fue designada por la suerte la tribu de Benjamín.
21 Hizo que se presentara la tribu de Benjamín por clanes, y fue designado por la suerte el clan de Matrí; hizo que comparecieran el clan de Matrí por individuos, y fue designado por la suerte Saúl, hijo de Quis. Lo buscaron, pero no lo hallaron.
22 Consultaron entonces de nuevo a Yahvéh: ¿Ha llegado ya aquí ese hombre? Respondió Yahvéh: Está escondido entre los bagajes.
23 Fueron en seguida a sacarlo de allí. Y cuando estuvo en medio del pueblo, sobresalía por su estatura sobre toda la gente del hombro para arriba.
24 Samuel dijo entonces a todo el pueblo: ¿Veis al que ha elegido Yahvéh? No hay otro como él en todo el pueblo. Y todo el pueblo gritó: ¡Viva el rey!
25 Luego Samuel proclamó ante el pueblo los derechos de la realeza y los consignó por escrito en un libro que puso delante de Yahvéh. Después despidió Samuel a todo el pueblo, cada uno a su casa.
26 También Saúl se fue a su casa, a Guibá, y lo acompañaron algunos guerreros, a quienes Dios les había tocado el corazón.
27 Pero algunos hombres perversos dijeron: ¿Cómo nos va a salvar éste? Y lo despreciaron, y no le ofrecieron presente alguno. Pero él no se dio por enterado.

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Introducción a I Samuel

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas