Eclesiástico 17 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 32 versitos |
1 El Señor creó al hombre de la tierra, y de nuevo le hizo volver a ella.
2 Les dio días contados y tiempo fijo; y les concedió el dominio de las cosas de la tierra.
3 Los revistió de un poder como el suyo mismo, y los hizo a su propia imagen.
4 A todo ser viviente le infundió su temor, para que él dominara a aves y bestias.
5
6 Les dio consejo y lengua, ojos y oídos y un corazón para entender.
7 Los llenó de saber y de inteligencia; y les dio a conocer el bien y el mal.
8 Puso su mirada en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras.
9
10 Por eso alabarán su nombre santo, para pregonar las grandezas de sus obras.
11 Les a adió el saber, y los hizo herederos de la ley que da vida.
12 Estableció con ellos alianza eterna, y les enseñó sus mandamientos.
13 Vieron con sus ojos la grandeza de su gloria; sus oídos escucharon su majestuosa voz.
14 Les dijo: "Guardaos de todo lo injusto". Y les dio preceptos respecto de su prójimo.
15 Los caminos humanos están siempre ante Él; nada se escapa a sus miradas.
16
17
18
19 Tiene todas sus obras presentes como el sol; sus ojos observan siempre sus caminos.
20 No se le ocultan sus injusticias; todos sus pecados están ante el Señor.
21
22 Guarda como un sello las limosnas del hombre; y su generosidad como la pupila de sus ojos.
23 Al final se levantará y les retribuirá; les pondrá en la cabeza su recompensa.
24 A los que se arrepienten les permitió retorno, y confortó a los que habían perdido la esperanza.
25 Conviértete al Señor y abandona los pecados; ora ante su faz y aminora el obstáculo.
26 Retorna al Altísimo, abandona la injusticia y detesta de corazón la idolatría.
27 ¿Quién alabará en el hades al Altísimo en vez de los vivientes que deben darle gracias?
28 La acción de gracias que profiere un muerto, como ser que no es se disipa; el vivo y el sano alabarán al Señor.
29 ¡Qué grande es la misericordia del Señor; su perdón para los que vuelven a Él!
30 No todo puede estar en manos de los hombres, porque el hijo de hombre no es inmortal.
31 ¿Qué más brillante que el sol? Con todo, se eclipsa. Y carne y sangre meditan el mal.
32 Dios pasa revista al ejército celeste, mientras polvo y ceniza son todos los hombres.

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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas