Nehemías 13 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 En aquel tiempo se leyó el libro de Moisés al pueblo, y se halló escrito en él que los ammonitas y moabitas no habían de entrar jamás en la comunidad de Dios,
2 porque no habían salido al encuentro de los hijos de Israel con pan y agua; y porque sobornaron a Balaam para que los maldijese, si bien nuestro Dios cambió la maldición en bendición.
3 Al enterarse de tal ley, excluyeron de Israel a todos los extranjeros.
4 Antes de esto, Elyasib, sacerdote, encargado de las cámaras del templo de nuestro Dios y pariente de Tobías,
5 le había preparado una gran cámara, en la que antes se depositaban las oblaciones, el incienso, los enseres, los diezmos del trigo, del mosto y del aceite, o sea, cuanto estaba mandado que se diera a los levitas, los cantores y los porteros, así como la contribución debida a los sacerdotes.
6 Cuando sucedió todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, había ido yo a presentarme al rey. Pero al cabo de algún tiempo, pedí permiso al rey
7 y volví a Jerusalén. Entonces me enteré de lo mal que había procedido Elyasib al prepararle a Tobías un aposento en los atrios del templo de Dios.
8 Esto me disgustó tanto, que arrojé todos los enseres de la casa de Tobías fuera del aposento,
9 ordené purificar la habitación y que se volvieran a poner allí los utensilios del templo de Dios, las oblaciones y el incienso.
10 Supe también que las porciones debidas a los levitas no les habían sido entregadas, y que los levitas y cantores encargados del servicio habían huido, cada uno a sus campos.
11 Reprendí a los consejeros y les dije: ¿Por qué está abandonada la casa de Dios? Luego los reuní y los restablecí en sus funciones.
12 Y todo Judá trajo a los almacenes el diezmo del trigo, del mosto y del aceite.
13 Nombré encargados de los almacenes al sacerdote Selemyá, al escriba Sadoq, y al levita Pedayá, y como adjunto de ellos, a Janán, hijo de Zakkur, hijo de Mattanyá, pues eran considerados como personas fieles. Éstos tenían la misión de hacer el reparto entre sus hermanos.
14 ¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, por estas cosas, y no borres las obras piadosas que he hecho por el templo de Yahvéh y por su servicio!
15 Por aquellos días vi que había en Judá quienes pisaban los lagares en sábado, que acarreaban las mieses, que cargaban sobre los asnos vino, uvas, higos y toda clase de fardos, y los traían a Jerusalén en día de sábado; y se lo reproché cuando vendían estos víveres.
16 También los de Tiro que vivían en la ciudad traían pescado y toda clase de mercancías, y, las vendían en sábado a los hijos de Judá, en Jerusalén.
17 Reprendí, pues, a los principales de Judá y les dije: ¿Cómo hacéis cosa tan reprochable, profanando el día del sábado?
18 ¿No es eso lo que hicieron vuestros padres, por lo que nuestro Dios descargó todas estas desgracias sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Queréis aumentar la cólera divina contra Israel, profanando el sábado?
19 Ordené, pues, que, cuando cayera la sombra sobre las puertas de Jerusalén, antes del sábado, cerraran las puertas y no las abrieran hasta después del sábado. Y puse junto a las puertas a algunos servidores míos, para que no entrase carga alguna durante el día del sábado.
20 Así los mercaderes y vendedores de toda clase de mercancías tuvieron que pernoctar fuera de Jerusalén una o dos veces.
21 Yo les hice este reproche: ¿Por qué pasáis la noche delante de la muralla? Si lo volvéis a repetir, os mandaré prender. Desde entonces no volvieron a venir en sábado.
22 También ordené a los levitas que se purificasen y viniesen a vigilar las puertas para santificar el día del sábado. ¡También por esto, oh Dios mío, acuérdate de mí, y ten piedad de mí según tu gran misericordia!
23 Vi también por aquellos días que algunos judíos tomaban mujeres de Asdod, de Ammón y de Moab.
24 La mitad de sus hijos hablaban asdodeo, o la lengua de este o de aquel pueblo, pero no sabían hablar judío.
25 Yo les reprendí y los maldije, y aun hice azotar a algunos de ellos y arrancarles los cabellos. Les hice jurar por el nombre de Dios: No deis vuestros hijos a sus hijas, ni toméis sus hijas para vuestros hijos o para vosotros.
26 ¿Acaso no fue por esto por lo que pecó Salomón, rey de Israel? Entre tantas naciones, no hubo rey como él. Fue amado de su Dios, y Dios lo constituyó rey de todo Israel. Pero también a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.
27 ¿Se va a oír de vosotros que cometéis tan gran maldad: la de prevaricar contra nuestro Dios, por tomar mujeres extranjeras?
28 Uno de los hijos de Yoyadá, hijo del sumo sacerdote ElyaSib, era yerno de Sanbalat, el joronita, y lo arrojé de mi lado.
29 ¡Acuérdate de ellos, oh Dios mío, por haber profanado el sacerdocio y el pacto de los sacerdotes y de los levitas!
30 Los purifiqué de todo lo extranjero, y para los sacerdotes y levitas establecí reglamentos que señalaran a cada uno su ministerio.
31 Y lo mismo hice para las ofrendas de leña a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, para mi bien!

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Introducción a Nehemías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas