Salmos 55 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 Del director; con instrumentos de cuerda. Maskil, de David.

Escucha, oh Dios, mis ruegos, y no te desentiendas de mi súplica:
2 dame oídas, respóndeme. Yo me agito en mi lamento, me confundo
3 ante la voz del enemigo, ante el apremio del malvado. Sobre mí hacen caer el maleficio, me persiguen con saña.
4 Mi corazón trepida en mi interior y terrores de muerte se abaten sobre mí:
5 el temor y el temblor me han penetrado y el espanto me envuelve.
6 Y digo: ¡Quién me diera plumaje de paloma para poder volar y hallar reposo!
7 Marcharía muy lejos, me alojaría en el desierto; Selah
8 hallaría en seguida un escondrijo del viento tormentoso y la borrasca.
9 Confúndelos, Señor, y divide sus lenguas, que veo en la ciudad la violencia y la discordia,
10 girando día y noche en sus murallas, y en su interior el crimen y la intriga:
11 en su seno está la ruina, la opresión y fraudulencia no se ausentan de sus plazas.
12 Si fuera el enemigo el que me ultraja, sabría soportarlo; si fuese mi adversario el que me oprime, me escondería de él.
13 ¡Pero tú, un hombre de mi igual, mi amigo y familiar,
14 con el que he compartido la dulce confidencia, con el que iba entusiasmado a la casa del Señor!
15 Que la muerte los sorprenda, o que desciendan vivos al seol, ya que en su seno como en morada propia habita el mal.
16 Por mi parte, yo clamo hacia el Señor, y el Señor me librará.
17 A la tarde, a la mañana, al mediodía, me lamento y suspiro, y él oirá mi voz.
18 El rescata con bien mi vida del combate, aun siendo muchos contra mí.
19 Dios habrá de escuchar y de humillarlos- el que domina desde siempre -, Selah ya que no hay mudanza en ellos ni tienen temor de Dios.
20 Ponen su mano en los amigos y violan la alianza;
21 hacen suave su boca, de manteca, y en su seno es la guerra; lenifican sus labios, más que el óleo, y son sables desnudos.
22 Abandona tu suerte en el Señor y él te sustentará: él no deja jamás al justo perecer.
23 Porque tú, Dios, terminarás por arrojarlos en el pozo infernal. Los hombres sanguinarios y dolosos no podrán mediar sus días. Cuanto a mí, yo confío en ti, Señor.

Patrocinio

 
 

Introducción a Salmos

No hay comentario

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

Patrocinio

Notas