Eclesiástico 21 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 28 versitos |
1 Hijo, ¿has pecado? No lo vuelvas a hacer más. Y ora por los pecados anteriores.
2 Huye del pecado como de serpiente; pues si te acercas, te morderá. Dientes de león son sus dientes, que quitan la vida a los hombres.
3 Toda maldad es como espada de dos filos; no hay curación para su herida.
4 Crueldad y violencia devastan la riqueza; así será devastada la casa del soberbio.
5 La oración del pobre va de su boca a los oídos del Señor; la sentencia divina viene con toda rapidez.
6 Quien aborrece la corrección sigue las huellas del pecador; quien teme al Señor se convierte de corazón.
7 De lejos se conoce al charlatán; el sensato reconoce sus deslices.
8 Quien edifica su casa con bienes ajenos es como quien amontona piedras para su tumba.
9 Estopa amontonada es la asamblea de los impíos; su final será llama de fuego.
10 El camino de los pecadores está bien empedrado; pero conduce a la sima del hades.
11 Quien guarda la ley es dueño de sus pensamientos; el temor del Señor es la cumbre de la sabiduría.
12 No será instruido quien no es hábil; pero hay habilidad que multiplica la amargura.
13 El conocimiento del sabio es torrente que crece; su consejo es fuente de vida.
14 La mente del necio es como vaso hecho añicos; no retendrá ningún conocimiento.
15 Si el inteligente oye una palabra sabia, la alabará y le añadirá otra más. Si la oye el libertino, se disgustará y la echará a sus espaldas.
16 El discurso del necio es como carga en el camino; los labios del inteligente producen agrado.
17 La asamblea pide la opinión del sensato y medita sus palabras.
18 Como casa en ruinas es la sabiduría del necio; a palabras incoherentes se reduce el saber del insensato.
19 Grillos en los pies es la instrucción para el necio; y como esposas en su mano derecha.
20 El necio tiene una risa estridente; el cauto apenas sonríe en silencio.
21 Como adorno de oro es la instrucción para el sensato; y como brazalete en su brazo derecho.
22 El pie del necio entra presto en la casa; pero el hombre experimentado se detiene ante la fachada.
23 El insensato desde la puerta se inclina a mirar la casa; pero el hombre bien instruido se queda fuera.
24 Es falta de instrucción escuchar a la puerta; para el sensato ser a insoportable deshonor.
25 Los labios de los charlatanes hablan de todo; pero las palabras de los sensatos se pesan en la balanza.
26 Los necios tienen la mente en los labios; los sabios tienen los labios en la mente.
27 Cuando el impío maldice a su adversario, se maldice a s mismo.
28 Mancha su alma el murmurador, y es detestado en la vecindad.

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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas