Jeremías  18 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 Palabra que le fue dirigida a Jeremías de parte de Yahvéh:
2 Levántate y baja a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.
3 Bajé, pues, a la casa del alfarero, el cual estaba realizando un trabajo con las dos ruedas.
4 Pero la vasija que estaba haciendo con la arcilla se estropeó en las manos del alfarero, y entonces volvió a hacer con ella otra vasija, como le pareció mejor al alfarero.
5 Entonces Yahvéh me dirigió estas palabras:
6 ¿No puedo yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel? - oráculo de Yahvéh -. Mirad: como la arcilla en mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel.
7 Unas veces determino, con respecto a una nación o a un reino, arrancar, arrasar y destruir;
8 pero si esta nación contra la cual yo había hablado se convierte de su maldad, entonces me arrepiento del mal que había planeado hacerle.
9 Otras veces determino, con respecto a una nación o a un reino, edificar y plantar;
10 pero si hace lo que es malo a mis ojos, no escuchando mi voz, entonces me arrepiento del bien que había decretado hacerle.
11 Ahora, pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén en estos términos: Así dice Yahvéh: Mirad: estoy preparando contra vosotros un mal y planeando contra vosotros un plan. Convertíos, pues, cada uno de su mala conducta, y enmendad vuestro proceder y vuestras obras.
12 Pero ellos dijeron: ¡Es inútil! Porque tras nuestros planes iremos, y cada uno, según la obstinación de su perverso corazón, obrará.
13 Por eso, así dice Yahvéh: Preguntad, pues, en las naciones quién oyó cosa semejante: horrible maldad cometió la virgen de Israel.
14 ¿Desaparece de la roca de Sadday la nieve del Líbano? ¿Se secan las aguas abundantes que corren frescas?
15 Pues a mí me olvidó mi pueblo, incensaron a la nada. Los han hecho tropezar en sus caminos, en los antiguos senderos, para que anduvieran por veredas, por caminos no trazados;
16 para hacer de su país un horror, una rechifla perdurable. Todo el que pasa por él se asombra y menea la cabeza.
17 Como viento solano los dispersaré ante el enemigo. La espalda y no la cara les mostraré el día de su desastre.
18 Entonces dijeron ellos: ¡Ea! Tracemos planes contra Jeremías, pues no perecerá la ley por falta de sacerdotes, ni el consejo por falta de sabios, ni la palabra por falta de profetas. ¡Ea! Rebatámosle por su propia lengua, y prestemos atención a todas sus palabras.
19 Atiéndeme, Yahvéh, escucha el acento de mi queja.
20 ¿Se devuelve mal por bien, y por eso cavaron una fosa para mí ? Recuerda cómo estuve ante ti intercediendo por ellos, para apartar de ellos tu furor.
21 Por eso, entrega sus hijos al hambre, y vuélcalos en manos de la espada. ¡Sean sus mujeres privadas de hijos y viudas! ¡Sean sus maridos muertos por la peste! ¡Sean sus jóvenes heridos por la espada en la batalla!
22 ¡Que se oiga un clamor desde sus casas cuando les traigas bandidos de repente! Pues cavaron una fosa para cazarme y escondieron lazos para mis pies.
23 Yahvéh, tú bien conoces todo su plan contra mí para matarme. No perdones su iniquidad, no borres de tu presencia su pecado. ¡Sean derribados ante ti! Al tiempo de tu ira actúa contra ellos.

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Introducción a Jeremías 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas